Chapter Capítulo 383
Capitulo 383
Valerio, con destreza, abrió la botella y se sirvió un trago sin decir palabra.
Evrie recogió una botella del suelo, la destapó y chocó su botella con la de él.
-Ya estoy bien del estómago, una copa de vez en cuando no hace daño, te acompaño.-
Tras decirlo, dio el primer sorbo.
Valerio la miró confundido, con una expresión atontada.
-Pensé que no te gustaba beber, ¿por qué te unes a mi?–
-Porque somos amigos.- Evrie se volvió hacia él, -Es normal querer ayudar a un amigo a sentirse mejor. Cuando yo estaba triste, tú también bebiste conmigo.-
Los ojos hermosos de Valerio parpadearon y de repente se tornaron rojos.
Tomó un gran trago de su bebida.
De pronto escondió su rostro entre los brazos, y las lágrimas comenzaron a caer silenciosamente.
Su cabello rizado se mecía con el viento frío, desordenado y vacilante, como un perrito callejero abandonado.
-Evi, ya no tengo hogar.-
Habló con voz apagada y congestiva: -Ese viejo no hacía nada productivo, cometió errores y al final perdimos la
casa.-
-Era el lugar favorito de mi madre, donde crecí, lleno de sus recuerdos y presencia, y ahora se ha ido, todo confiscado, no queda nada. –
Su voz sonaba desesperada.
Evrie sintió una punzada de dolor en el corazón.
La casa de Valerio había sido asignada y no era propiedad privada.
Solo pudo llevarse algunos muebles y ropa de cama, lo demás se quedó.
La puerta fue cerrada con llave y todo fue devuelto al estado original.
Él no tenía derecho a comprar esa casa.
-Aún queda futuro.-
Evrie lo miró fijamente y dijo con seriedad: -Tu madre todavía está en el hospital, tu empresa y tus proyectos siguen en pie. Ella despertará, y podrás comprar una casa. En el futuro tendrás todo lo que desees.-
Valerio levantó la mirada, sus ojos húmedos se fijaron en ella.
-¿De verdad?–
-Claro.- Evrie le respondió: -Nuestro proyecto de escape room es un éxito, mucha gente viene por él y se ha convertido en un lugar de moda, eso demuestra que tus planes son excelentes y lo serán aún más. Cuando tu madre despierte, estará orgullosa de ti. La casa se ha ido, pero donde esté ella, estará tu hogar.-
Valerio se quedó quieto un momento.
Luego murmuró para sí mismo: -Donde esté ella, estará mi hogar.-
-Exacto, así que ahora tienes que recuperarte y trabajar duro en tu carrera, para que en el futuro tu madre se sienta orgullosa de ti.-
Evrie chocó su botella con la dé él y tomó un sorbo largo.
¿Cómo no vas a tener nadá? Aún tienes el futuro.-
-El futuro…-
Capitulo 38Z
Valerio tomó otro trago, sus ojos seguían rojos.
-Gracias, me siento mucho mejor por dentro.-
Evrie sonrio ligeramente y continuó bebiendo con él.
-¡A beber!–
Valerio recuperó el ánimo y siguió bebiendo.
Ambos se quedaron un largo rato junto al río, hasta
hasta que incluso Evrie empezó a sentir los efectos del alcohol.
-Buzzz… Buzzz…-
Sonó la vibración del teléfono.
Evrie sacó su celular y al ver el nombre en la pantalla contestó la llamada.
-¿Dónde estás?–
La voz clara y firme de Farel le llegó desde el otro lado.
-¿Farel, terminaste con tus cosas?–
Evrie sonaba un poco pastosa, su voz sonaba tonta.
Farel notó algo raro en su tono y preguntó: -¿Has estado bebiendo?–
-Sí, solo una botella, no mucho. Tengo buena tolerancia al alcohol…-
-¿Con quién y dónde has estado bebiendo?– Farel fue directo.
-En la orilla del río, ¡compitiendo en bebida con Valerio!– Evrie, temiendo que se enojara, explicó con su lengua pesada: -Estaba deprimido, se emborrachó y vine a verlo. No me regañes, es mi amigo, no podía dejarlo solo…-
¿Bebiendo con Valerio?
La expresión de Farel no era muy buena, pero contuvo su irritación y con voz calmada dio instrucciones.
-Está bien, no te muevas de ahí, voy a buscarte.-
-Vale, ¡no me muevo!–
Evrie se sentó obedientemente en los escalones y asintió con la cabeza.
Parecía un estudiante ejemplar muy obediente.
Al lado, Valerio ya no estaba consciente y se aferraba a Evrie, cantando sin cesar.
En el otro extremo del teléfono, Farel…
-¿Estás enojada? -preguntó Evrie.
-¿Qué crees? -Farel la miró de reojo-. Por un niño de papi venido a menos, te compadeciste tanto que lo acompañaste a beber y lo llevaste a casa, ¿qué eres, su salvadora?
Evrie frunció el ceño-. Él no es un niño de papi, es un corredor de carreras, un jugador profesional de e–Sports, un magnate de los escape rooms…
Él tiene muchos títulos.
Pero no puede ser etiquetado como el hijo de un político.
Farel giró su cabeza para mirarla, su voz sonaba melancólica-. Parece que han hablado mucho, te confió hasta sus secretos. Vaya, Evrie, nunca te has interesado tanto en mí.
-¿Estás celoso? -preguntó Evrie.
¿Celoso?
Farel soltó una risa mordaz-. Estoy a punto de explotar.
Evrie inmediatamente se calló.
Aprovechando el semáforo en rojo, tocó la mano larga y definida del hombre con un gesto suave, su voz era baja y
tierna.
-Lo siento, ¿vale? Yo también me preocuparé por ti, ¿está bien, Farel?
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-Siéntate bien, estoy conduciendo.
Farel dio la orden.
Evrie tuvo que sentarse correctamente en el asiento del copiloto.
Él estaba realmente enojado.
Del tipo que no es fácil de calmar.
Durante todo el camino condujo en silencio, sin hablarle.
La cabeza de Evrie estaba pesada y confusa, y reflexionó durante todo el trayecto.
Había bebido un poco de más esta noche, ahora el alcohol le subía a la cabeza, haciéndola más atrevida.
Esperando a que Farel terminara de aparcar, en el ascensor,
Evrie se puso de puntillas y besó a Farel.
Él era demasiado alto, no cooperaba a propósito y ella no podía alcanzar sus labios.
Evrie cambió de objetivo y tocó su nuez.
Los labios frescos se posaron en su cuello, con un ligero olor a alcohol, exhalando un aliento cálido.
Logró tocar su punto sensible.
Farel inhaló un suspiro frío, tomó su mejilla entre sus manos, su respiración se volvió un poco inestable.
-¿A dónde intentas besar? -preguntó él.
Evrie alzó la vista hacia él-. A donde pueda llegar, ahí beso.
Farel no la soltó, su voz era ronca’y contenida-. No permitiré más besos, compórtate.
-Eres muy mezquino si ni siquiera permites un beso.
El alcohol envalentona al tímido.
Estimulada por el alcohol, Evrie se volvió aún más audaz Y
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