Dilema entre el Odio y el Amor novela completa

Capítulo 38 

Cuando Estefania volvió a casa, se encontró otra vez con ganas de dormir. En los últimos dos días cada 

vez que le llegaba la regla sufria como si no hubiera un mañana. 

Si no fuera por Joaquin, habria planeado quedarse encerrada todos esos días. 

Se preparó agua de limón y se tumbó en el sofá con tanto dolor que se quedó medio dormida. 

“… No se puede si no viene los padres”. Entre sueños, parecía haber vuelto a los quince años. 

El profe le insistia una y otra vez que alguien de su casa tenia que venir sí o si 

“Yo no iré a esa reunión, tú ya ni siquiera eres parte de los López, dile a tu mamá que vaya”. Antonio respondió por teléfono, estaba claramente molesto. 

Estefanía se quedó agarrando el auricular en silencio por unos segundos: “Mi mamá se fue al extranjero hace un par de dias, tampoco me parece bien llamar al señor Mendoza”. 

¿Tu mamá no está con un tal Mendoza ahora? Ahora él es tu papá, ¿por qué me vienes a molestar at mi?”. Después de decir eso, Antonio colgó, 

Al escuchar el tono de ocupado, Estefania no pudo evitar suspirar en silencio. 

Se dio la vuelta y salió de la cabina telefónica. 

“¿En qué época estamos para que todavia haya gente usando cabinas telefónicas?”. Unas compañeras de clase que pasaban por alli se burlaron de ella entre risas. 

Estefanía las miró y no dijo nada. 

Su silencio incomodó a las chicas y pensaron que Estefania las despreciaba. 

“Si su mamá es tan genial, ¿por qué no le compró un celular a su hija?”. 

“Exacto”. 

“Llevan juntos diez años y ni se han casado, ¿de qué se las da?”. 

“Su mamá no la quiere, su papá tampoco, ni siquiera tiene a alguien que venga a la reunión de p 

Ese dia era la reunión de padres de mitad de semestre y habian salido a las cuatro. Todos los estudiantes habían salido acompañados de sus padres excepto Estefanía, que estaba completam sola. 

Con la cabeza gacha, Estefanía se dirigió hacia la salida de la escuela. 

Las chicas la siguieron y continuaron con sus comentarios hirientes. 

Era viernes y, como estudiante interna, sólo volvía a casa una vez por semana. El peso de su bolso le marcó la piel y sus dedos estaban hinchados y brillantes. 

Estefania cruzó la puerta de la escuela y se dirigió hacia la parada de autobús al otro lado de la calle. Estaba a punto de cruzar cuando se detuvo en seco, 

Un Rolls-Royce con la matricula “001” se frenó frente a ella. 

El hombre en el asiento trasero miró a las chicas que estaban siguiendo a Estefanía y luego le preguntó con voz grave: “¿Por qué no dijiste nada de la reunión de padres?”. 

Estefanía agarró su bolso y tardó unos segundos antes de llamar con voz suave a Carlos: “Hermano”. 

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Capitulo 38 

“Sube”. 

Estefanía sabía perfectamente cuál era su lugar y el de Sofía en la familia Mendoza, para ser francos, ni siquiera eran como los sirvientes, que al menos recibían un sueldo por su trabajo, mientras que Sofía… bueno, ella vivía de otra manera. 

Por eso siempre era cautelosa, excepto con Carlos, ese hombre que parecia muy frio, con el resto no se atrevía a cruzar la linea. 

“No vuelvas a pedirle nada a Antonio, si necesitas algo, diselo a tu mamá o a mi”. Carlos tomó la bolsa de las manos de Estefanía y colocó sus manos hinchadas en las suyas para examinarlas 

detenidamente. 

“No sabia que mama habia salido del pais, me entere esta mañana cuando le llamé”, Estefania respondió en voz baja: “Pensé que tú y el señor Mendoza también estaban de viaje”. 

“De ahora en adelante, usa este celular”. Carlos sacó un celular de última generación del bolsillo de su traje y lo metió en la mochila de Estefanía. 

13.05