Chapter Capítulo 38
Capítulo 38
El pequeñin pudo comerlo sólo mientras que Anastasia también tomó una porción justa del helado. El hombre frente a ellos miró
sus interacciones y no pudo evitar encontrar la escena interesante. De pronto, sintió una gran curiosidad sobre la identidad del
padre del niño. ¿Con que tipo de hombre durmió esta mujer para dar a luz a este niño?
En ese momento, el teléfono de Elías sono. Sacó el aparato y se le dio un vistazo antes de contestar la llamada.
–Hola, Helen.
–Elías, ¿Dónde estás? ¿Puedes cenar conmigo esta noche?
–Estoy en la compañía.
–No tienes que trabajar horas extras, ¿verdad?
–Hay algo importante que tengo que atender.
–P...pero te quiero conmigo.
–Te llamaré cuando termine, ide acuerdo?– Elias la convenció con su gentil voz.
Anastasia inmediatamente supo que era Helen. Levantó la vista hacia el hombre frente a ella y notó sú expresión gentil mientras
convencia a Helen justo como lo haría un amante. «Parece que Helen nunca mintió después de todo». Era verdad que era algu
ien importante para Elias.
–Presidente Palomares, ¿Helen es tu novia?–la mirada de Anastasia era filosa mientras miraba al hombre frente a ella.
–Sólo somos amigos–explico Elías en voz baja.
–El señor galán está soltero. No tiene novia –dijo de pronto el pequeñin.
Se giró para mirar a su hijo. –¿Y cómo lo sabes?
–
Me lo dijo él mismo. También dijo que siempre y cuando estés dispuesta a casarte con él, él está dispuesto a casarse contigo ta
mbién. Mami, no seamos exigentes, ¿de acuerdo? iSólo cásense! Este niño de cuatro años estaba preocupado por su madre. A
nastasia estaba estupefacta. Después, entrecerró sus ojos mientras le dirigió una mirada de advertencia al hombre frente a ella.
«Qué le dijo a Alejandro?»
Sin embargo, se encontró con una mirada complicada y profunda.
– Puedes considerar la propuesta –añadió Elías en voz baja.
Respondió sin dudarlo. –No lo haré.
––– Realmente me agrada Alejandro y estoy dispuesto a cuidar de ambos toda mi vida ––
miró al pequeño y se dio cuenta que la resistencia había desaparecido sin dejar rastro. Realmente está dispuesto a cuidar de ell
os.
Anastasia tenía otras ideas. Sabía que el hombre había dicho esas palabras sin quererlo del todo. Sólo quería devolver la amabi
lidad y compensar el hecho de que su madre se había sacrificado para salvarlo. Y quería que este hombre recordara que lo gra
nde
que fue el sacrificio de su madre, no era algo que podías compensar con amabilidad. Además, ella aún estaba realmente molest
a por el hecho de que este hombre allá dormido con Helen antes. Sólo lo había besado esa noche, pero ya estaba asqueada po
r el desde antes de enterarse sobre la relación que tenían Helen y Elías. En ese
caso, ¿Cuáles eran las posibilidades de casarse con él? Ninguna. Nunca.
–No lo necesito, gracias. – Anastasia lo rechazó amablemente.
Elías también la vio y sus miradas se encontraron; una complicada y desordenada mientras que la otra calmada y clara.
Después del almuerzo, anastasia rápidamente se fue con su hijo. El pequenin no olvidó mirar hacia atrás y despedirse del hombr
Adiós, Presidente Palomares.
–Adiós. –Elías se despidió del pequeñin.
Anastasia se había tomado la tarde libre, ya que quería llevar a su hijo de visita al museo de la ciudad. Ya era
tarde para cuando terminaron und ronda en el musco. Anastasia compró algunos víveres y regresaron a su departamento. Alejan
«iClaro! Te veo mañana en el aeropuerto».«No puedo esperar a verlos».«Nos verás cuando regreses mañana»,«Espérame, lleva
Anastasia sonrió mientras contestaba: «Será mejor que no sean exuberantes o no los aceptare».
Esa misma noche le informó a su hijo sobre ello. El pequeñín también estaba encantado con la idea de reunirse con Miguel. Des
cuándo vivían en el extranjero, justo como lo haria un tio real.