Se Volvió Loco Tras Mi Muerte ( Violeta and Maurino )

Chapter Capítulo 59



Capítulo 59 

Rosalia era la prima de Lucrecia y en su vida pasada, ambas eran como el agua y el aceite. Rosalia no soportaba a Violeta porque, siendo de origen humilde siempre rondaba a Maurino, la veia como una espina en su costado, deseando echarla de la vida de Maurino. 

Solo de pensar en ella, a Violeta le dolia la cabeza, sabia que no necesitaba más problemas. 

Probablemente era Rosalia quien estaba con Lucrecia en el centro comercial la última vez. En ese momento. Violeta solo tenia ojos para ella y no prestó atención a quién acompañaba a Lucrecia. 

Cuando Lucrecia le lanzó una mirada insinuante, como esperando que Violeta se uniera a ellas, asintio, “¡Claro! Mientras no cause más problemas, todo bien.” 

Era sábado y aunque Violeta tenia el dia libre, parecia que no podria evitar el encuentro. 

Lo inevitable siempre llega y si era necesario, esta vez se mantendria alejada de Rosalía. 

Maurino pareció haber notado algo, “Si no quieres ir, puedes quedarte en casa descansando.” 

Violeta esbozó una sonrisa, “No te preocupes, es un placer que tu futura esposa me reciba.” 

Al salir del restaurante y caminar hacia la puerta principal, Lucrecia soltó el brazo de Maurino y girándose con una sonrisa, le dijo a Violeta. “Ya que vas a volver a la Villa del Sol, ¿por qué no te vienes en mi coche? Asi aprovechamos para charlar un rato y conocernos mejor.” 

Maurino ni siquiera miro a Lucrecia y dijo secamente, “Déjala elegir.” Con esas pocas palabras, subió 

a su auto. 

Para Violeta, las intenciones de Lucrecia eran claras, queria distanciarla de Maurino. 

A fin de cuentas, no habia lazos de sangre entre ellos y pese a la diferencia de edad, la gente siempre especula, imaginando una relación compleja entre Maurino y ella. 

Violeta no queria ofender a Lucrecia, ni darle motivos para pensar que había algo más entre ellos. 

Asintió. “Si, acompañaré a mi cuñada.” 

Una vez en el coche, el chofer cerró la puerta y siguieron detrás del auto de Maurino. 

De repente, Lucrecia tomo su mano. “No te pongas nerviosa, no voy a devorarte. Ayer por la noche. ¿estuviste todo el tiempo con Maurino? ¿No te trató mal? Escuché que discutian, si Maurino te regañó, cuéntamelo y yo le darė su merecido.” 

En su vida pasada, Violeta no soportaba ese teatro de Lucrecia, fingiendo ser una inocente flor del campo, pero ahora se veía obligada a tolerarla y aceptar su situación actual. 

Bajo la mirada y dijo, “Mi hermano solo estaba enojado por lo de ayer. No fui a la escuela para la reunión de padres y los hice esperar todo el dia. Me regañó, me obligó a comer un bistec crudo y un pastel que ya estaba pasando a mejor vida. Incluso me amenazó diciendo que si me veia cerca de Adrián, iba a tomar represalias contra él 

Cuñada, no fue mi intención, pensé que mit ano ya no vendría y por eso fui al cine con Adrián.” 

Lucrecia preguntó con curiosidad, “¿Adrian? Suena a un buen chico, ¿te gusta?” 

Violeta no se atrevió a vacilar y confesó sin dudarlo, “Por favor, no se lo digas a mi hermano, se 

enfadaría mucho si lo supiera. Por esa misma razón, anoche casi termino castigada de pie contra la pared toda la noche.” 

Dijo eso para disipar las sospechas de Lucrecia, prefiriendo que se relajara y dejara de lado cualquier malentendido sobre Adrián y ella, admitiendo abiertamente que había algo entre ellos. 

Después de todo, esa era la pura verdad. 

Aunque era muy joven, solo había que esperar un par de años más, cuando fuese mayor de edad, seguro que le devolvería a Adrián toda la bondad que él le brindó en su vida pasada. 


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