Potter Girl [Draco Malfoy]

Chapter Capítulo 52



Lily solía ser una persona serena y metódica, pero la situación actual la tenía con los nervios de punta. El que Theo le informará que los rumores indicaban que la marca de los mortífagos se comenzaba a oscurecer y la repentina desaparición del señor Crouch en los terrenos del Colegio de manera desconocida después de que Viktor Krum afirmara que este había hablado con el antes de que un desconocido lo dejara inconsciente, hacían que Lily no pudiera estar más alerta, especialmente considerando que la última prueba del torneo, un laberinto, le daba muy mala espina.

—Hay dos posibilidades—dijo Theodore junto a Lily.— o el señor Crouch atacó a Viktor, o algún otro los atacó a ambos mientras Viktor no miraba.

—Creo que es más que obvio que la segunda opción es la verdadera.—señaló Lily en un suspiro.

Rayaba el alba. Ambos se habían levantado muy temprano y se encontraban sentados en frente del Lago Negro, contemplando la niebla sobre los terrenos del Colegio. Estaban pálidos y algo ojerosos, pues se habían quedado hasta bastante tarde hablando de la desaparición del señor Crouch, pues Viktor le había contado todo con lujo de detalles a Lily.

—Viktor dijo que lo que explicaba no tenía mucho sentido. Decía que quería advertir a Dumbledore de algo, mencionó a Bertha Jorkins y parecía pensar que estaba muerta. Insistió en que tenía la culpa de unas cuantas cosas. Mencionó a su hijo y...

— Y el hecho de que Voldemort estaba recuperando fuerzas.—completo Theo.

Se quedaron callados. La noticia de que Barty Crouch Jr estaba vivo gracias a la ayuda de sus padres, ya se había corrido y el Ministerio estaba en su búsqueda, después de todo, se trataba de un ex-mortífago. Para Lily y Theo no había dudas de que el había atacado a su padre.

—No nos servirá de nada rompernos la cabeza con esto.—admitió Lily con pesar.— Volvamos, debo entrenar contigo y Hermione los maleficios para mi siguiente prueba.

—¿Qué se supone que haremos con lo de la marca tenebrosa?—pregunto Theo, levantándose.

—Nada. No es como que podamos hacer algo.—masculló algo irritada.— Solo espero que nadie haga idioteces.

La mirada de Lily estaba encima de Draco, quien se acercaba a ellos a lo lejos en compañía de Blaise y Daphne. Sintió su corazón encogerse de preocupación. Ella solo esperaba que Lucius Malfoy no incluyera a Draco en sus andadas cuando regresara Voldemort.

Porque sí. Lily no tenía duda alguna de que iba a volver. No sabía cuando, ni como. Pero estaba muy segura de que lo haría. Solo esperaba poder proteger a los que amaba en el proceso.

El resto del día no fue mejor. Había sufrido de una visión durante la clase de Trelawney, donde debido a su cansancio no consiguió mantener arriba sus barreras de oclumancia y termino viendo en su cabeza como Voldemort torturaba a base de crucios a Pettigrew por un error que no mencionaba cual era.

Ignorando los parloteos de Trelawney sobre el como su clase la había estimulado para abrir su ojo interior, Lily se levantó tomando su bolso y despidiéndose brevemente de su corte, quienes la miraban preocupados, se fue del salón con la excusa de ir a la enfermería.

Anduvo por los corredores pensando en aquella visión, repasando los detalles en su mente, tratando de asegurarse de que los recordaba todos: Voldemort acusando a Colagusano de cometer un error garrafal, sin embargo el error estaba subsanado porque alguien había muerto, consiguiendo así que Colagusano no terminara siendo alimento para Nagini...en cambio, la serpiente se la comería a ella, a Lily...

Dejando aquellos pensamientos de lado, puesto que no lograría llegar a ninguna parte, Lily continúo con su rutina diaria. Theo y Hermione tenían que estudiar para los exámenes, que terminarían el día de la tercera prueba, pero gastaban la mayor parte de sus energías en ayudar a Lily a prepararse.

—No te preocupes por nosotros.—le dijo Hermione, cuando Lily se lo hizo ver y les aseguro que no le importaba entrenarse ella sola por un rato.— Al menos tendremos sobresaliente en Defensa Contra las Artes Oscuras: en clase nunca habríamos aprendido tantos maleficios.

—Es un buen entrenamiento si quisiéramos ser aurores.—comentó Theo.

Al comenzar junio, volvieron la excitación y el nerviosismo al castillo. Todos esperaban con impaciencia la tercera prueba, que tendría lugar una semana antes de fin de curso. Lily aprovechaba cualquier momento para practicar maleficios y se sentía más confiada ante aquella prueba que ante las anteriores. Aunque indudablemente sería difícil y peligrosa, pero ella ya se las había apañado en ocasiones anteriores con engendros monstruosos y barreras encantadas, y por lo menos aquella vez lo sabía de antemano y tenía posibilidades de prepararse para lo que le esperaba.

Snape había dado permiso a Lily para usar el aula vacía de las mazmorras durante la hora de comer para practicar. No tardó en dominar el embrujo obstaculizador, un conjuro que servía para detener a los atacantes; la maldición reductora, que le permitiría apartar de su camino objetos solidos, y el encantamiento brújula, un útil descubrimiento de Hermione que haría que la varita señalara justo hacia el norte, y por lo tanto, le permitiría comprobar si iba en la dirección correcta hacia el centro del laberinto. Sin embargo, seguía teniendo problemas con el encantamiento escudo.

El desayuno fue muy bullicioso en la mesa de Slytherin la mañana de la tercera prueba. Las lechuzas llevaron a Lily una tarjeta de Sirius y Remus deseándole buena suerte. Llegó una lechuza para Theo con su acostumbrado ejemplar de El Profeta. Lo desplegó, miró la primera página y escupió sin querer el zumo de calabaza que tenía en la boca. Los demás miembros de la casa que también tenían el periódico, estaban en el mismo estado que el.

—¿Qué ocurre?—pregunto Lily inmediatamente.

—Nada.—se apresuro a contestar el, intentando retirar el periódico de la vista.

—Dámelo.—ordenó Lily.

A regañadientes, Theo le entregó el periódico. Lily le dio la vuelta y vio su propia fotografía bajo un titular muy destacado:

LILY POTTER,

«TRASTORNADA Y PELIGROSA»

La muchacha que derrotó a El-que-no-debe-ser-nombrado es inestable y probablemente peligrosa, escribe Rita Skeeter, nuestra corresponsal especial.

Recientemente han salido a la luz evidencias alarmantes del extraño comportamiento de Lily Potter que arrojan dudas sobre su idoneidad para competir en algo que exige tanto de sus participantes como el Torneo de los tres magos, e incluso para estudiar en Hogwarts.

Potter, como revela en exclusiva El Profeta, pierde el conocimiento con frecuencia en las clases, y a menudo se le oye quejarse de que le duele la cicatriz que tiene en la frente, vestigio de la maldición con la que Quien-ustedes-saben intentó matarla.

El pasado lunes, en medio de una clase de Adivinación, nuestra corresponsal de El Profeta presenció que Potter salía de la clase como un huracán, gritando que la cicatriz le dolía tanto que no podía seguir estudiando. Es posible (nos dicen los máximos expertos del Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas) que la mente de Potter quedara afectada por el ataque infligido por Quien-ustedes-saben, y que la insistencia en que la cicatriz le sigue doliendo sea expresión de una alteración arraigada en lo más profundo del cerebro.

«Podría incluso estar fingiendo —ha dicho un especialista— Podría tratarse de una manera de reclamar atención.»

Pero El Profeta ha descubierto hechos preocupantes relativos a Lily Potter que el director de Hogwarts, Albus Dumbledore, ha ocultado cuidadosamente a la opinión pública del mundo mágico.

«Potter habla la lengua pársel. —nos revela Ronald Weasley, un alumno de cuarto curso de Hogwarts— También ha hecho amistad con hombres lobo y con gigantes. En nuestra opinión, sería capaz de cualquier cosa por conseguir un poco de poder.»

La lengua pársel, con la que se comunican las serpientes, se considera desde hace mucho tiempo un arte oscura. De hecho, el hablante de pársel más famoso en nuestros tiempos no es otro que el mismísimo Quien-ustedes-saben.

Un miembro de la Liga para la Defensa contra las Fuerzas Oscuras, que no desea que su nombre aparezca aquí, asegura que consideraría a cualquier mago que sea capaz de hablar en pársel «sospechoso a priori: personalmente no me fiaría de nadie que hablara con las serpientes, ya que estas son frecuentemente utilizadas en los peores tipos de magia tenebrosa y están tradicionalmente relacionadas con los malhechores.» De otra forma semejante, añadió:

«Cualquiera que busque la compañía de engendros tales como gigantes y hombres lobo, parece revelar una atracción por la violencia.»

Albus Dumbledore debería tal vez considerar si es adecuado que una muchacha como esta compita en el Torneo de los tres magos. Hay quien teme que Potter pueda recurrir a las artes oscuras en su afán por ganar el Torneo, cuya tercera prueba tendrá lugar esta noche.

Un silencio profundo y pesado cayó sobre la mesa de Slytherin al mismo tiempo en que Draco Malfoy lanzaba el periódico abruptamente contra la mesa con la mirada más asesina que ninguno hubiera visto.

—¿Cómo ha sabido que te dolía la cicatriz y que hablas pársel?—murmuró Theo estresado.

—Solo lo sabían los miembros de nuestra casa, exceptuando a los de nuevo ingreso.—habló Draco con frialdad y todos se tensaron. Los murmullos de las demás casas eran notables. Nadie sabía que Lily Potter hablaba pársel.— Así que espero que el responsable de esto hable ahora o todos sufrirán.—aseguró Draco y algunos ya empezaban a tener lagrimas en los ojos de solo pensar en la tortura que Draco podría proporcionarles.

—No...—susurró Lily, pálida, interviniendo. Todos la miraron.— Hay alguien más.

—No querrás decir...

—Sí, Theo, sí.—asintió Lily.

Ambos amigos miraron a la mesa de Gryffindor, donde una furiosa Hermione parecía reclamarle algo a Ronald Weasley, quien le respondía con indiferencia. Ante las insistentes miradas, Hermione volteó, chocando miradas con Theo y Lily.

Los ojos de Lily, llenos de tristeza y decepción, chocaron con los arrepentidos de Hermione y antes de que la joven Gryffindor pudiera levantarse para ir con ella, el profesor Snape llegó hacia ella.

Pesé a que Lily hubiera preferido ni siquiera considerar que Hermione hubiera dicho su secreto, sabía perfectamente que ningún Slytherin hablaría jamás con Ronald Weasley, ni siquiera cerca de él, por lo tanto, Hermione era la última opción.

Lily sabía que su amiga jamás tendría la intención de traicionarla. Muy posiblemente soltó la información sin querer o el la obtuvo de alguna manera, pero, aunque sabía que todo quedaría en el pasado pronto, por el momento se sentía muy traicionada.

—Potter, después de desayunar los campeones tienen que ir a la sala de al lado.

—Pero la prueba no es hasta la noche. —lo miró confundida.

—Ya lo sé, Potter. Las familias de los campeones están invitadas a la última prueba, ya sabes. Ahora tienes la oportunidad de saludarlos.

El profesor Snape, ocupado con otros asuntos, no reparó en la incredulidad de Lily y se fue. Esta giró a ver a Theo.

—¿Será que llamarón a mi tía y a mi primo?— preguntó con un tinte de preocupación en la voz.— Me van a matar si se enteran que he estado en un torneo arriesgando mi vida y que no les he dicho.

—Ni idea.—dijo Theo.— Lo único que si se es que si no me apresuro, llegare tarde al examen de Binns. Suerte, Lily.—se burló y se fue.

Al ser una campeona, ella quedaba exenta de los exámenes. Lily se quedó en el Gran Comedor, que se iba vaciando rápidamente, ignorando la mirada de Hermione sobre ella hasta que esta tuvo que partir, resignada, hacia su siguiente examen.

Vio como Fleur Delacour se levantaba de la mesa de Ravenclaw y se juntaba con Cedric para entrar en la sala contigua. Krum se marchó cabizbajo, poco después, para unirse a ellos. Lily se quedo donde estaba, nerviosa de encontrarse con la cara molesta y decepcionada de sus familiares por no haberles contado por lo que estaba pasando. Justo cuando se iba a levantar, se abrió la puerta de la sala y Cedric asomó la cabeza.

—¡Vamos, Lily, te están esperando!

Lily se levantó, intentando controlar sus emociones. Cruzó el Gran Comedor y abrió la puerta de la sala. Cedric y sus padres estaban junto a la puerta. Viktor Krum se hallaba en un rincón, hablando en veloz búlgaro con su madre, una señora de pelo negro, y con su padre. Había heredado la nariz ganchuda de este. Al otro lado de la sala, Fleur conversaba con su madre en Francés. Gabrielle, la hermana pequeña de Fleur, le daba la mano a su madre. Saludó con un gesto a Lily, y ella le respondió de igual manera. Luego vio, delante de la chimenea, sonriéndole a Sirius y Remus junto a una alegre Daphne.

—¡Sorpresa!—dijo muy emocionado Sirius abrazándola de pronto.

—Pero, ¿Cómo?—Lily los miró sonriente.

—Daphne nos llamó.—informó Remus dándole un abrazó. Lily inmediatamente miró a Daphne.

—Yo no te dije que los necesitaba, Daphne.—comentó Lily, sorprendida por su actuar.

—En eso consiste la amistad,—replicó Daphne— tu no sabes lo que necesita tu amigo pero si sabes que necesita algo.

La pelirroja le dedicó una cariñosa sonrisa y, sorprendiendo a Daphne, le dio un abrazo que fue gratamente correspondido.

—Gracias, en verdad.

—Yo siempre estaré para ti, mi reina.—dijo Daphne viéndola con una sonrisa en cuanto se separaron.—¿Recuerdas mi juramento? Seré tu fiel y devota compañía. Alegrare tus días, compartiré tu tristeza y apaciguare tus enfados. Tu compañía es mi placer y mi dicha.

—Mi querida Daphne, —Lily sonrió.— siempre tan linda.

Daphne río ligeramente.— Aunque me gustaría quedarme aquí más tiempo, debo correr para llegar a tiempo a mi examen. Suerte, reina. Aunque se que no la necesitarás.


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