La Novia Equivocada Novela de Day Torres

Chapter Capítulo 172



ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 21. La guerra contigo
Nahia no era capaz de describir lo que estaba experimentando en aquel momento. Era como si una corriente eléctrica
atravesara todo su cuerpo, paralizándola y a la vez haciéndola disfrutar como nunca en su vida.
-¡Suelta eso, Aaron! -exclamó intentando alcanzar el pequeño control remoto que tenía en la mano, pero él retrocedió y solo
subió la velocidad de la vibración mientras se mordía el labio inferior con una sonrisa llena de maldad-. ¡Ay por dios!
Cuando se dio cuenta de que ya no podía aguantarlo más, Nahia gruñó una amenaza y se abrió los botones del jean para
quitárselo, pero inmediatamente sintió las manos de Aaron dándole la vuelta y sujetando sus manos sobre la encimera de forma
que no pudiera moverse.
-No me hagas esto... -casi suplicó Nahia y Aaron sonrió contra la piel suave de su hombro.
-¿De verdad quieres que pare? -preguntó casi con un puchero y su nariz fue a acariciar el cuello de la muchacha mientras
sentía aquel trasero hermoso apretarse contra su entrepierna-. ¿No quieres que te haga gritar? ¿Ni un poquito?...¿o es porque
nunca has gritado delante de nadie? 2
En el fondo era una chiquilla todavía, pero esa chiquilla lo tenía loco, y en cuanto vio aquellas mejillas teñirse de rojo,
comprendió que eso era.
-Te quiero, Nahia -dijo con todas sus letras y sintió cómo su cuerpo se tensaba a pesar de toda la vibración de sus bragas-. Aquí
conmigo estás segura. Aquí entre mis brazos siempre vas a estar a salvo -murmuró en su oído antes de besar su mejilla y
desandar aquel pequeño camino que la llevó a su boca. 2 La besó con necesidad, con deseo, con desesperación. La besó
como si tuviera hambre de su boca y ella respondió con un pequeño gemido cuando la lengua de Aaron se abrió paso entre sus
labios.
La vibración aumentó entre sus piernas y ella sintió que todo su cuerpo se estremecía al instante. Cada vez más duro, más
rápido, hasta el punto de que Nahia no podía contener los gemidos cada vez más altos, ni las lágrimas que ya comenzaban a
asomar en sus ojos.
-¡Dios, necesito más! -exclamó desesperada contra su boca.
-Pues disfrútalo porque esto es todo lo que tendrás hoy -advirtió él. 3

Su respiración se hacía cada vez más agitada y el vibrador moviéndose en sus bragas la volvían loca, no tenía control sobre sí
misma, no podía parar de temblar.
Aaron mordió sus labios antes de darle la vuelta y levantarla por las caderas para sentarla en la isla de la cocina. Se coló entre
sus piernas y hundió la lengua en su boca, sosteniendo su cabello por la nuca para gobernar aquel beso.
Nahia terminó por abandonarse entre sus brazos y su cuerpo se tensó al sentir aquel clímax llegarle como una marea. Gritó
contra la chaqueta de Aaron, volcando todas sus emociones en aquel orgasmo intenso que la hizo temblar entre sus brazos.
Y por suerte él supo cuándo detenerse, porque en cierto punto ella sintió que las fuerzas la abandonaban. Nahia abrió los ojos
despacio, encontrando el brillante azul de los suyos mirándola con una mezcla de adoración y satisfacción. Y ahí, justo ahí fue
donde él supo que quería ser el único hombre en el mundo con quien ella se sintiera así.
-Dimelo de nuevo -murmuró ella apoyando la cabeza en su hombro y Aaron sonrió suavemente mientras la abrazaba.
-Te quiero, señorita King -respondió él-. ¿Qué tal estuvo eres final feliz?
-Cuando las piernas dejen de temblarme y me pueda parar... me vas a pagar por esto lo amenazó ella, pero era más que
evidente que eso jamás iba a pasar.
-Solo quiero que estemos bien le dijo él sosteniendo su rostro con adoración-. Sé que soy temperamental y un poco bruto para
hacer las cosas, y tienes razón, estoy más acostumbrado a reaccionar que a pensar... Pero también puedo aprender. No te
quiero perder, de verdad me gustas mucho, Nahia. Y ya sé que te va a sonar cliché, pero jamás me he sentido así con nadie
más... 2
La muchacha cerró los ojos por un largo momento y suspiró.
-Esto tiene un ochenta por ciento de probabilidades de salir mal -dijo ella, pero con una sonrisa nerviosa.
Aaron rio entre dientes y luego se inclinó para besarla de nuevo.
-Entonces voy a tener que hacértelo un ochenta por ciento más duro -dijo él comenzando a acariciar su espalda y Nahia lo
golpeó en el hombro. 1
-¡Qué sucio eres! -rezongó riéndose.

-Pero me gustas también, y quiero intentarlo. No te dejaré ir, Nahia. Ya sé que soy complicado pero esto solo demuestra mi
determinación. ¿Tú no quieres intentarlo?
Nahia pasó saliva, pero ¿qué diablos iba a comenzar a negar a aquella hora? 1
-Solo un poquito... -murmuró.
Aaron sonrió al escuchar aquello y la besó apasionadamente, deslizando una mano hacia su cintura para acercarla a él.
Encontró su lengua en una danza coqueta y todos sus temores se fueron en el momento en que Nahia le respondió con la
misma pasión, regalándole un beso tan intenso que lo hizo grunir con deseo.
-Creo que voy a tener que controlarme un poquito, con permiso, gracias -dijo él soltándose de sus brazos y alejándose mientras
respiraba pesadamente.
-¿Por qué? -preguntó Nahia y Aaron sintió que le temblaban hasta los buenos pensamientos. 1
-Bueno porque... este... tú... tuviste tu final feliz, y a menos que vaya a conseguir el mío frente a ti, me parece que lo más
prudente sería...
-¿Prudente? -Nahia rio acercándose a él-. ¿Te pareció prudente meter un vibrador en mis bragas?
-En mi defensa ya venían así, yo solo... Nahia... -Aaron no pudo seguir hablando, tuvo que cerrar los ojos porque la boca de
aquella chiquilla sobre la piel de su pecho tenía el poder justo para descontrolarlo -¿Me quieres matar? 1
-Eso intento Robocop -murmuró ella abriéndole la camisa, botón a botón, para luego bajar por su abdomen.
A esa hora Aaron se acordó de todos los dioses del Olimpo, però no se atrevió a detenerla mientras iba desabotonando la
bragueta de su pantalón.
Un suspiro se escapó de sus labios cuando la boca de Nahia tocó la tela de su bóxer y él sintió que estaba a punto de
desmayarse cuando la vio arrodillarse lentamente frente a él. 1
No sabía si estaba preparado para lo que fuera a pasar, porque era toda una aventura hacer aquello con ella, pero finalmente
sintió la tela bajando y Aaron quedó con la respiración suspendida mientras se liberaba su erección. 1
Escuchó un gemido pequeño pero la situación era demasiado sensual como para reírse.

Ella pasó su lengua por su piel y él jadeó al sentir aquel delicioso roce. Nahia se detuvo en la base de su miembro y comenzó a
acariciarlo con suavidad, mientras Aaron suspiraba profundamente. Ella alzó la mirada para ver cómo reaccionaba, pero él solo
estaba ahí devolviendo sus ojos llenos de deseo. 1
Ella sonrió con satisfacción mientras hacía un ligero movimiento circular con su lengua antes de meterlo completamente en su
boca. 1
-Nahia... -su nombre se le escapó a Aaron como si fuera una oración.
Nahia lo masturbaba lentamente, con una mezcla sensual de caricias y besos, obligándolo a agarrarse de la encimera para que
no le cedieran las piernas. El mundo se iba extinguiendo poco a poco para él, y daba lugar a un placer indescriptible. 1
Le acarició el cabello y lo echó atrás despacio, envolviéndolo en una de sus manos para guiarla, mientras embestía su boca y
ella se dejaba llevar al mismo ritmo.
Finalmente ninguno de los dos pudo detenerse. Nahia apenas era capaz de respirar y Aaron estaba al borde de estailar en
pocos instantes. Sus gemidos iban en aumento, y ella se mimetizaba con él hasta que no aguantó más. Aaron sintió que la
cabeza empezaba a darle vueltas mientras se corría desesperadamente en su boca y un segundo después se dejaba resbalar
por la pared de la encimera hasta quedar sentado frente a ella.
-Me has matado... -dijo entre jadeos-. Y yo que pensaba que el cielo no existía... 1
Nahia se recostó en su pecho con una sonorosa carcajada.
-Espero que hayas disfrutado tu estancia en mi boca -le dijo entrelazando sus dedos por los suyos-. Ahora solo te queda
conseguir un pase permanente para el resto del cielo, porque te advierto que esto solo fue turismo. 3
Aaron sonrió besando su mejilla con suavidad, y poco después comenzó a tramitar aquel pase, empezando con una larga
sesión de vino y besos en el suelo de aquella cocina.
-¿Tienes idea de cuánto va a durar esta paz, Robocop? -murmuró ella en la madrugada. 2 -No lo sé, pero si sé que prefiero
hacer la guerra contigo, que el amor con cualquier otra.
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