Chapter Capítulo 171
ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPITULO 20. ¿Tú hiciste esto!?
Cuando Aaron Orlenko decía la palabra “juguetón“, nadie más que él podía imaginarse las maldades que tenía en la cabeza.
Pero a la dependienta de la tienda solo le interesaba que le pagaran así que le preparó la versión más perversa de aquellos
modelos de lencería se lo entregó. 2
-Controle aparte, por favor -pidió él con una sonrisa.
-Cada uno es del color de la lencería. Ni cómo perderse ¿verdad? -le coqueteó la mujer y Aaron se rio.
-Es probable que esté muerto antes que perdido, así que no se preocupe. 1
Recogió todo lo que había pedido y lo guardó en la cajuela del auto, para luego llevarse a Nahia al departamento.
Esperó pacientemente a que se arreglara y se mordió las mejillas por dentro cuando la vio salir lista para su cita.
Sin embargo no llegó a la puerta, porque Aaron la cerró tras él, poniéndose en medio.
-No quiero que vayas -sentenció y la vio tomar aire en un esfuerzo desesperado por no pegarle un buen sopapo en la cabeza.
-No voy a hacer nada malo, solo voy a salir a bailar con un amigo...
-Que se te va a restregar... 2
-Pues por eso me puse pantalón, para que el restregamiento tenga sus límites -lo provocó ella y Aaron la miró de arriba abajo.
Llevaba un jean ajustado, exxxtremadamente ajustado que le hacía un trasero de infarto. Tacones de aguja, blusa ligera y
gabardina negra.
-Llevo ropa muy decente, no puedes discutir eso -sentenció ella. 1
-El atuendo sí es decente, tus curvas son las que lo pervierten por completo -gruñó él en tono bajo y antes de que la muchacha
pudiera siquiera imaginarlo ya tenía la espalda contra la puerta y el cuerpo de Aaron completamente pegado a ella-. Además,
no me digas que no te pusiste la lencería nueva que compraste hoy...
Nahia contuvo la respiración cuando lo sintió acariciar el borde de su pantalón para luego meter un dedo entre la tela y la piel,
apartándolo un poco.
-¿Estás loco? ¿Qué haces...? -protestó ella y al siguiente segundo Aaron le sostenía una mano para que no lo interrumpiera.
-Solo quiero ver de qué color fue la que te pusiste -murmuró él y Nahia tuvo que cerrar los ojos cuando sintió su aliento muy
cerca de su boca-. Mmmm... negra. Muy apropiada porque como se te ocurra dejar que el condesito te manosee, vas a estar de
luto para mañana en la mañana. 3
Lo siguiente que se escuchó fue un grito de dolor y Aaron saltó por la habitación sosteniéndose ese pie donde Nahia había
clavado su tacón.
-Eso, tú provócame que me pones de muy buen humor, Robocop -rio ella y abrió la puerta para salir. 1
Por supuesto que Aaron no tuvo más remedio que conducir, mientras se dirigían miradas asesinas a través del espejo
retrovisor. Finalmente llegaron al club y Nahia se despidió de Aaron con una sonrisa burlona, recordándole con su ademán que
era mejor que no la siguiera muy de cerca,
No tardó en encontrar a Josh, quien estaba esperando por ella con un brillo travieso en los ojos. Él la
saludó con una sonrisa y luego se fueron a la pista de baile iluminada por luces parpadeantes, y rodeados por el sonido de la
música.
Ambos comenzaron a bailar mientras Aaron se quedaba allí, apoyado en aquella pared y sonriendo porque por más frenético
que fuera el ritmo, ella no estaba loca, había medio metro entre el condesito y ella. Una vez que la ronda de canciones acabó,
Nahia se volvió hacia Josh y le hizo una seña para que se fueran a la barra.
Se sentaron sudando, pidieron unos tragos y poco después ella le hacía un guiño provocativo a su guardaespaldas mientras le
mandaba una bebida.
Aaron arrugó el ceño cuando un cantinero muy coqueto se le acercó.
-¿Sexo en la Playa? -preguntó y el guardaespaldas parpadeó. 1
-¿Perdón? -siseó.
-Sexo en la playa, es el nombre del trago, la señorita de allí te lo manda -aclaró el cantinero entregándole el trago y Aaron
respiró profundo para no perder el control.
El trago no estaba pasado de alcohol así que se lo bebió mientras veía a Nahia hablar y reírse hasta de los mocos del
condesito, pero cuando ella tuvo la amabilidad de enviarle el siguiente trago, todo cambió. -¿Orgasmo Chillón? 3
-¡Joder, ¿y ahora qué?! -espetó y el cantinero le mostró la copa helada.
-Solo es vodka, Bailey y kahlua... pero como es blanco, ya sabes... Orgasmo Chillón se llama -murmuró el cantinero y Aaron
miró a Nahia con la sonrisa más malvada del mundo.
-Déjeme adivinar. También me lo manda la señorita -siseó.
-Pues si. Y yo es por meterme pero todo esto me parecen muchas indirectas -se rio el cantinero. 1 -Deme acá eso -dijo Aaron
agarrando la copa y llevándosela a los labios-. ¡Y encima está bueno para el espectáculo! ¿Ella quiere un orgasmo chillón? ¡No
se diga más! -Se metió la mano en el bolsillo y sacó un control remoto-. ¿Tú qué crees? ¿Del uno al diez cómo le respondo? 2
El cantinero rio porque siempre le llegaba un loco por noche.
-Pues al cuerpo lo que le pida -sentenció.
-¡Perfecto! ¡Diez será! 1
Apretó aquel botón y a cuatro metros de distancia Nahia, que estaba en medio de la risa y la conversación, dio un respingo y
dejó escapar un grito mientras se levantaba de su asiento. 2
Aaron soltó el botón y la vio llevarse una mano al pecho mientras revisaba la silla y miraba a todos lados sin comprender.
-¿Estás bien? -le preguntó Josh y ella asintió.
-Sí, claro, solo es que me pareció que habíaaaaaaaaaaaaa jaaaaaaa jaaaaaaaa! -chilló agarrándose de la banqueta y sintió que
se le ponía el corazón a mil.
“¡No es la silla, no es la silla, joder!” pensó mientras intentaba mantener la compostura.
Literalmente sentía que había corriente contra su entrepierna. Aquella vibración descontrolada estaba apretada contra su sexo,
provocándole estremecimientos que ya no era capaz de controlar.
Intentó apartar el vibrador de su piel sin ser demasiado evidente pero eso era imposible porque su pantalón estaba muy
ajustado. Estaba atrapada en una sensación inmensa y su respiración se volvía cada vez más agitada.
Aaron miraba la escena sin poder hablar ni moverse, incapaz de disimular la satisfacción que lo embargaba.
-¿Quieres otro trago? -escuchó Nahia y asintió.
-Sí, esto estaría geniaaaaaaaaaaaaaaal ¡Ay dios, genial!
Josh la observó con los ojos muy abiertos, preguntándose qué era lo que le pasaba y sin entender nada. Pero Nahia ya no
podía controlarse, tenía los ojos cerrados y el placer iba en aumento, provocando que su respiración se hiciera más fuerte.
Estaba a punto de tener un orgasmo vergonzoso ahí mismo frente a él, pero afortunadamente, la vibración cesó y ella terminó
soltando una estruendosa carcajada para romper el momento incómodo. Josh estaba desconcertado, mirándola con cara de
preocupación y curiosidad al mismo tiempo.
– ¡Jaja! Creo que ando un poquito entusiasmada hoy dijo ella sonrojándose mientras se quitaba el sudor de la frente-. Debe ser
porque hace tiempo no salíaaaaaaaaaaaaa. ¡Maldición no salía! 1
¡Y allí estaba de nuevo la maldit@ vibración!
-¿¡Nahia estás bien!? -preguntó Josh y ella negó.
-¡Tengo un problemita! ¡Necesito ir al baaaaaaaaaaaaaaaaaa! -apretó los nudillos y jadeó cuando la corriente pasó-. ¡Adiós!
Aaron la vio correr hacia el baño pero antes de que llegara la interceptó.
-¿Te estás divirtiendo?
-¡Ahora no, Robocop, tengo un probleeeeeeeee...! ¡Ay Cristo, ¿qué es esto!?
-Te ves mal, mejor te llevo a casa -sentenció él y apenas Nahia intentó resistirse él volvió a apretar aquel botón y la vio tirar de
los costados se sus pantalones como si quisiera quitárselos. 1
En un instante la subió en el coche y Nahia dudó si quitarse o no la ropa allí mismo dentro del auto, pero la verdad era que
estaba desesperada. Casi subió trepando por las paredes del edificio, pero cuando entró en el departamento ni siquiera le dio
tiempo a llegar a su habitación, porque la m*****a ropa interior empezó a vibrar de nuevo y ella tuvo que agarrarse de la barra
de la cocina, que era lo más cercano, o de lo contrario acabaría en el suelo, retorciéndose de placer.
Aaron no podía evitar soltar una risa maliciosa mientras la veía intentar mantener la compostura. Se acercó a su espalda y
deslizó una mano entre sus piernas, acariciando suavemente el vibrador por encima de su ropa. 1
-¿Cómo va ese final feliz? -le preguntó con voz baja y Nahia abrió los ojos espantada, dándose cuenta de que su ropa interior
no se había vuelto loca ni ella había comprado la equivocada.
-¡Tú...!–gritó furiosa-. ¡¿Tú hiciste esto?!
-Corrección -sonrió él mordiéndose el labio inferior y sacando de su bolsillo el pequeño control remoto que tenía agarrado-. ¡Yo
estoy haciendo esto! -rio antes de apretarlo de nuevo para escucharla gritar.