Chapter 10
010
Raven
Ya estaba harta de desmayamne, essa era una maldit4 costumbre que
tenia que eliminar.
Me encontraba acostada boca abaky nilesspalda ardía y dolía a
morir.
“Raven, ese Alfa increible, inos saival Sena me dito y aunque lo
intento citsimular, algo de admiración se estano de su expresión.
Sena, no te emociones, ese Alla espaligroso para muestro corazón”
Bueno, solo dije que era increible y ademas no peade negar que
tambien babeaste al verio, incluso te le arrojasic enormal”, me puso lass dias en blanco bufando.
“Me desmaye” carraspe disimulando.
“Clara, essa mentira se la haces a otra ¡Yo soy tu labaaintesiter,
recuerdale desmayaste después, cuando te llevabamltasitobas, descarada!”, me pillo sin poderio negar.
“Sena, necesitamos acercamos a él creo, tengo el presentimien
que es el Aftaque necesitamos para sacar nuestro poder”
“Yo también lo cren, es una muy buena opción, su lobo es grun
mandón, peronome molestaría nada tenerlo sobre mi, mientrassm
hace el delicios
“¡¡Sena!!”, mi loba era muy contraria a mí en eso, extrovertida y
pasional.
“i¿Qué?! ¿Tú no te imaginas a ese sexy hombre encima de…?… La siento Raven…” su entusiasmo se fue aplacando al recordar mi
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coc uspevw.
– Está bien, supongo que no será siempre tan malo. Me alegra que vayas saliendo de la sombra de tu mate.
La verdad es que esa es una barrera, que tenía que superar si quería llevar a cabo mis planes futuros con el Alfa.
Al mencionar a su mate, Sena solo resopló con enojo y se giró para
mostrarme sus nalgas peludas.
Me había dicho, que nunca más quería oír hablar de él.
-¿Ya estás consciente? – la voz de mi compañera de cuarto me sacó de mi conversación con Sena.
Sí, gracias por la medicina – le agradecí porque seguro fue ella quien me atendió.
Era una pequeña loba pelinegra, la verdad parecía gentil, pero ya no
me fiaba de nadie.
No fue nada, más bien, lo siento mucho, fui una cobarde hoy. Vi cómo te acusaban y no dije nada para salvarte- bajó la cabeza confesando en lo que yo me incorporaba haciendo muecas de dolor y me cerraba la blusa.
Se llenaría de medicamento, pero no me importaba.
Está bien, entiendo que no querías meterte en problemas
respondí porque sé que al final no éramos amigas ni nada. Cada cual
se defiende así mismo.
El Alfa supo la verdad. Amenazó con echarnos a todas y enseguida delataron a Mildre.
– La echó de la manada como una exiliada, sin importar cuanto lloró y suplicó
– ¡También castigó a la jefa quitándola de su puesto por incapaz! –
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uudio oui epicu.
El Alfa, él se ve muy frío, ¿es bueno con la manada? – me atreví a preguntar como quien no quiere las cosas para conocer mi objetivo.
Enseguida llovieron los elogios y la chica habló hasta por los codos. Según sus palabras, incluso los pedos arcoíris del Alfa eran sexis y geniales.
Todas las lobas querían tener a su cachorro, pero él solo reservaba el puesto de Luna para su mate, que no había aparecido.
– Lo malo es que casi nunca podemos verlo por aquí, en esta zona olvidada de la manada. Que estuviese en área de las esclavas hoy, fue muy raro- agregó pensativa.
Pero lo que más me interesó de toda la charla, era que, al parecer, la mayor ambición del Alfa, era el puesto del Rey Alfa.
Terminamos la conversación y salí, a pesar del dolor agudo en la espalda, no podía esperar más y estaba muy decidida a seguir con mil entrenamiento, ahora más que nunca.
Como siempre, intenté pasar desapercibida entre las lobas que
estaban afuera, tomando sus bebidas y charlando alrededor de una fogata.
Solo que, a diferencia de los días pasados, esta vez, todas las cabezas giraron hacia mí en cuanto pasé.
Todo tipo de miradas desagradables, pero a mí no me importaba, lo que sucedió hoy, las mantendrá a raya unos días, quizás los suficientes para yo ejecutar mi plan.
Me escabullí con rapidez por entre las casas y las sombras de la noche.
Vigilando mi entorno, que nadie me siguiera o espiara, llegué al
bosque, donde me quité la ropa y la dejé escondida como siempre, en
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Siseé de dolor por los movimientos que tuve que hacer y mucho más, durante el cambio a mi loba.
Sena tomó el control y su pelaje cubrió las heridas de mi espalda. Corrió libre y feliz por el bosque circundante lleno de sonidos de animales nocturnos y luciérnagas en el aire.
ĺbamos a un sitio escondido, que habíamos descubierto hace unos días en el corazón del bosque, donde practicábamos nuestra magia de fuego.
Me senté como siempre encima de una gran roca plana y cerré los ojos para llamar a mi poder interior, no sin antes revisar que no
hubiese nadie en los alrededores.
Mi madre me había pasado su conocimiento y lo sabía todo.
La manada Centuria, solo conformado por mujeres lobos poderosas, tenían algo que las hacían únicas e invencibles, nacían con magia de fuego en su interior, algo muy raro en la raza de hombres lobos.
Solo, que todo gran poder llevaba un costo y el fuego es desbastador y mortal, incluso para su portadora.
Había otra manada especial, unos tipos de hombre lobos que nacían con la magia de frío invernal en su interior, pero ellos no lo manifestaban fuera de sus cuerpos, como las Centurias.
A pesar de tener magia, a diferencia de las mujeres, eran bondadosos y tranquilos.
Cuando las mujeres Centuria se dieron cuenta, que aparearse con los hombres de invierno, la ayudaban a activar y controlar su fuego interno, comenzó la masacre unilateral.
Los capturaban y usaban como sus esclavos sexuales, atados a su cama para darle su esencia vital fría de todas las maneras posibles.
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Solo daban a luz a herntiones, todas poderosas y mortales, que seguían el ciclo de segurosazendo como animales a los hombres lobos de hielo.
Cuando repararon en sterroresra muy tarde..
Habian aniquilado a esa razayysadto quedaba la opción de aparearse con los Alfas fuertes normales.
Las Centurias, a medida que passacar les siglos, decayeron.
Sin nadie para ayudarlas a controlada devastación del fuego, morían por su propia magia y con solo herniones, sin Alfas fuertes, incluso la procreación fue un problema.
La’s dernas manadas que tenían bad stuccontrol se revelaron y el Rey Alfa dejó de temeries, ordenando la poconbadge las sobrevivientes de
esa inanada.
Se decía que no quedaba nadie, sin embargo, aqulcestaba yo,
ernando a mi suerte.
Missios se abrieron en la oscuridad y en vez déerniel, un tono rojizo
ucia en su interior.
cadaa vez, el velo de niebla que me separaba de rnilldobodeffy
accannes fino.
Levanteenniumano y miré a mis dedos, me concentré com tod fuerz28 siguiendo el método que mi madre me pasó y grandes de sudoobogaban por mis sienes.
se
El dolnodccooozza ora insoportable, el ardor y calor en ni ipaatitor hacían dificdifeespirar, pero me concentré con todo y de la nacido una pequeña dlania@opareció en mi dedo indice, duró unos segundossyy luego, se apagos.
“¡Raven, tenemos siunavance!” Sena rugió de alegría y no pude evitter
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Era algo muy pequeño, pero era algo.
“¡Raven!”, exclamó preocupada cuando comencé a toser llevándome las manos al pecho.
Solo una pequeña llama, por un momento y ya salía vapor por entre mis dientes.
Por dentro, en mi pecho, era como si un horno se hubiese encendido. y me prendiera en llamas.
“Estoy…bien…necesitamos a ese Alfa enseguida Sena, para que te haga el delicioso, como tú dices” intenté bromear con ella, para que no se preocupara, pero no me devolvió la broma y solo levantó las orejas en alerta.
“Alguien nos vigila” me dijo y mi corazón se saltó un latido.