Chapter 44
44–Un hombre de muchos n…
44 Un hombre de muchos nombres
(Willa)
Cali agarró el teléfono, soltando un suspiro antes de esbozar una sonrisa.
-¿Sí?-Se levantó con el teléfono apretado en sus manos.
-Estoy haciendo esto a tu manera, lo cual es algo nuevo para mí–sonó una voz baja por el altavoz.
-John, qué amable de tu parte llamar –Cali ronroneó. Holden rodó los ojos-. Pero ¿cómo puedo estar segura de que no sobornaste al camarero por mi información?
-No puedes respondió el hombre de manera franca. Me incliné hacia adelante en mi asiento, siguiendo los movimientos de Cali. La habitación se había quedado completamente en silencio-. Pero no conozco a muchos que se atreverían a cruzarlo. Tú misma dijiste que terminarían muertos.
Cali mordió su labio y asintió lentamente.
-Entonces, ¿quieres encontrarte?-continuó el hombre.
-Sí, en algún lugar fuera de la ciudad. Mañana -la voz de Cali no vaciló. Yo habría estado consumido por los
nervios. Admiraba su confianza firme.
-Conozco justo el lugar. Te enviaré las coordenadas cuando este teléfono esté fuera de la ciudad.
-Este teléfono es inrastreable–interrumpió Cali-. Te enviaré un mensaje de texto en este teléfono cuando esté fuera de la ciudad, y tú me envías las coordenadas.
Hubo un silencio durante un largo momento, y contuve la respiración, preocupado de que este trato se cancelara y volviéramos a la nada.
De acuerdo dijo el hombre en voz baja.
-¿Cómo confirmaré que eres tú? ¿Que eres la persona que dices ser? –Después de otra larga pausa, incluso sentí a Caspien tensarse a mi lado.
-Llevaré una confirmación.
–
Tu pasaporte Cali resopló, y el tipo al teléfono rio una vez.
-Algunos hombres solo responden ante mí -respondió como si eso significara algo.
-¿Y tengo que creerte? -preguntó Cali, con una nota juguetona subyaciendo en su tono firme.
-Sí lo tienes.
Era el turno de Cali de hacer una pausa.
-Hasta mañana, John.
-Quiero saber tu nombre…
Cali colgó, de alguna manera tomando ventaja sobre el propio rey asesino.
Se recostó en los brazos de Holden, con el rostro sereno, pero pude ver un destello divertido en sus ojos.
-Si tan solo tuviéramos algún tipo de influencia, algún tipo de garantía -dijo Caspien acariciando distraídamente mi muslo, y recibí su reconfortante contacto con agrado.
-Mis fuentes dicen que él no tiene una pareja, no está marcado -dijo Griffen mirando a Cali-. ¿Ese tal John,
estaba marcado?
-No lo vi ella mordió su labio y negó con la cabeza-. Aunque no creo que lo estuviera.
-Escuché un rumor de que mató a su propia pareja -intervine, y Caspien soltó una risa profunda detrás
de mí.
-Cuentos de hadas, amor–dijo, rozando sus labios en mi sien.
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-No me trates con condescendencia -burlé, pero me acurruqué en su contacto.
Si tiene a alguien, probablemente esté encerrada. Con todos aquellos que seguramente quieren matarlo, ella sería el primer objetivo–reflexionó Caspien.
eso.
–
-Siempre está rodeado de sus enemigos encogió de hombros Holden-. Mantén cerca a tus enemigos y todo
-Espera Cali se levantó de golpe y Bolden casi derramó lo que quedaba de su bebida. Otra vez.
Hizo una pausa por un momento, sumida en sus pensamientos.
-La anciana -susurró.
-¿La camarera? -preguntó Griffen.
Cali asintió una vez, aun pareciendo perdida en su propio mundo.
-Había algo extraño en ella, algo fuera de lugar. Lo noté de inmediato.
Ella parece tener una conexión con el Asesino Silencioso–coincidió Griffen-. Pero ¿será suficiente? Dudo que él tenga mucho afecto por sus empleados.
No, no es exactamente esodijo Cali-. Era ella la extraña, sus modales. Nos estaba observando a él y a nosotros, casi con celos – Frunció el ceño- Sus movimientos, sus acciones, parecían tan fuera de lugar, tan
discordantes.
-¿Cómo así? –Caspien dejó de acariciar mi muslo y lo insté a continuar-. Lo siento–me susurró. Sentí su sonrisa en mi cuello y me estremecí.
-Parecía joven, actuaba joven -ella negó con la cabeza nuevamente. No puedo describirlo.
-Tu edad es solo un número o algo así Holden encogió los hombros, tratando de tomar la mano de su compañera y jalarla hacia él.
-Si fuera él, escondería a mi pareja a plena vista -murmuró Nora, con los ojos cerrados. -Nadie pensaría que es tan estúpido, y sería tan obvio que nadie se le ocurriría buscar allí… -Se quedó callada. Griffen acomodó la manta alrededor de ella por décima vez.
-¿Crees que esta anciana es su pareja? -preguntó Caspien, su voz sonaba incrédula.
-No lo sé encogió los hombros. Pero no creo que realmente fuera una anciana. ¿Es eso siquiera
posible?
Sí, magia explicó Holden-. También he oído hablar de algunos tipos de cambiaformas.
–
Cali se volvió hacia él, moviéndose en su regazo.
-Estás bromeando.
-No lo está respondió Griffen por él.
–
-¿Y todo lo que obtuve fue un cachorro en mi cabeza? -Cruzó los brazos, terminando el último sorbo de su bebida. Caspien rio. Sentí las vibraciones en mi espalda-. Creo que me meti con la gente equivocada.
Cali fue a llenar todas nuestras bebidas antes de rellenar la suya.
-Estás en esto de por vida, cariño -dijo Holden, mirando a su pareja con nada más que afecto en sus ojos. -Así que ¿tomamos a la mujer como ficha de negociación? -preguntó Griffen, volviendo al punto.
–
Es una posibilidad remota dijo Caspien.
-Todo este asunto lo ha sido agregué. Todavía no sabemos con quién estamos tratando y si él es realmente el tipo correcto. Podría ser alguien utilizado como distracción.
Sacudí la cabeza.
Confió en ellos, lo hago, pero el temor se enroscaba profundamente dentro de mí. Había demasiadas variables. Quería que quien intentara llevarse a Emmett desapareciera, y nunca antes había sentido tanto odio o ira hacia otro
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ser, ni siquiera hacia Nolan. Pero no podía arriesgarme a perder a ninguno de ellos por una suposición.
-Su apariencia coincide–dijo Caspien, pasando su nariz por mi cuello, ayudándome a volver al momento presente y alejarme de mis miedos inquietos.
-Estoy seguro de que hay formas de cambiar una apariencia murmuré, pero dejé que él me distraiga. -Vamos con lo que tenemos ahora susurró. Asentí, y él envolvió sus fuertes brazos alrededor de mí, envolviéndome en su cálida estabilidad.
-¿Crees que ella estaría allí de nuevo? -Griffen preguntó a Cali.
-Ella dijo que conocía a todos allí.
-¿Se puede hacer? -Caspien preguntó a Griffen. Recuerdo que una vez dijo que Griffen era prácticamente su
maestro espía.
Griffen miró hacia abajo. Sus ojos parecían moverse de un lado a otro, y murmuró algo antes de volver su mirada
oscura hacia mi compañero.
-Creo que sí – Soltó un suspiro-. Pero no puedo garantizarlo, hay demasiadas variables y no hay tiempo para trabajar en todas ellas, o incluso en muchas de ellas. Sacudió la cabeza, pareciendo molesto.
-Si crees que se puede hacer de manera segura, estoy de acuerdo. Quiero que la seguridad sea la máxima prioridad – ordenó Caspien.
-Lo haré de la manera más segura posible–respondió Griffen-, pero conoces la situación. Lo haré yo
mismo.
Griffen asintió resueltamente.
-¿No saben quién eres? -Cali preguntó.
-Estaré allí, pero no tengo que ser visto -Griffen habló principalmente para sí mismo-. De cualquier manera, lideraré–Asintió una vez más antes de levantarse.
-¿Necesitas ayuda? -Caspien preguntó.
Lo tengo. Solo necesito hablar con algunas personas Griffen miró a su compañera dormida-. ¿Pueden
ustedes cuidarla?
Ella no es un perro–dijo Holden.
-Bueno… respondió Cali.
–
-Podemos cuidarla intervino Caspien. Griffen se relajó un poco antes de irse-. Ahora necesitamos averiguar qué sucede después de tenerla – Caspien se inclinó un poco hacia adelante-. Terminemos de planificar.
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45–El Encuentro–1
45- El Encuentro–1
(Caspien)
Cali se adelantó en un coche conducido por uno de nuestros entrenadores principales, elegido personalmente por Griffen.
No confiaba en este tipo, en John. Pero tampoco confiaba en el Asesino Silencioso.
No era lo suficientemente tonto como para ir a ningún lado sin respaldo. Aunque obtuvo su título, títulos, por una razón, incluso un rey asesino no podía enfrentarse solo a tantos guerreros entrenados. Había mucha gente que quería verlo muerto. Otros asesinos, familiares de aquellos a quienes ha matado o han sido asesinados en su nombre, la larga lista de aquellos a quienes perjudicó para llegar a esta posición.
Yo era a quien debería temer.
La diferencia era que muchos no eran lo suficientemente estúpidos como para intentarlo. Pero yo no era estúpido. Sabía exactamente a quién me enfrentaba, y estaba listo para ello. Dejé que la rabia que había guardado cuidadosamente saliera a la superficie. Un pensamiento sobre lo que le podría haber pasado a Emmett, y Atlas avanzó, exigiendo sangre.
Tranquilo, conseguiremos sangre, toda ella; tuve que contenerlo un poco.
Oi gritos amortiguados detrás de mí.
-¿Puedes hacer que se calle, por favor? -gruñí-, estoy tratando de concentrarme.
-¿En qué?-preguntó Griffen, sonando molesto-. Ya tiene la boca tapada.
Miré hacia atrás a la mujer atada en plata junto a Griffen. Tenía un cuchillo plateado apuntando a su garganta, y aunque tenía la boca tapada, seguía gritando, o lo que pensé que podría ser un grito; podría haber estado intentando
hablar.
-¿Estás seguro? -pregunté de nuevo a Griffen, pero ya sabía la respuesta.
Esta mujer había cambiado incluso en los últimos minutos mientras nos acercábamos al borde de la ciudad. Además, dudaba que hubiera muchas ancianas cerca de ese establecimiento.
No podía ponerle el dedo encima al cambio, pero hubo un cambio. Sus arrugas parecían disminuir, o tal vez sus ojos estaban más agudos.
Sus ojos se entrecerraron bajo mi mirada mientras me fulminaba con la mirada, pero afortunadamente dejó de
luchar.
Griffen dijo que la agarró afuera, o uno de nuestros hombres lo hizo; una operación muy directa a pesar de lo
desordenado e incierto de todo esto.
Lo que pasa con este tipo de personas es que tienen un motivador, bueno, dos. El dinero es primero, luego el poder, y por lo general, esas dos cosas no son mutuamente excluyentes.
Operar sin un código moral convierte a las personas en monstruos. Afortunadamente para nosotros, estos monstruos pueden ser comprados. Aunque no todos los asesinos son así. Ezra, quien vino a mí, parecia querer establecer una vida diferente para sí mismo. Conocía a otros que solo aceptaban trabajos contra personas que
pudieran ser consideradas culpables en cierto nivel o de alguna manera.
Pero los tipos asociados con El Asesino Silencioso no eran de ese tipo, y por una vez, eso me alegraba.
No quería saber cuánto pagaron los hombres de Griffen para obtener la información que necesitábamos, y no pregunté. Sabía que era una pequeña fortuna arriesgarse a la ira del propio rey asesino, pero lo pagaría diez veces sin pestañear si eso nos ayudaba a tener aunque sea una oportunidad de descubrir quién intentó lastimar a mi
hijo.
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45–El Encuentro–1
Cali envió un mensaje de texto a mi teléfono desechable con las coordenadas, y se las envié a Holden y a nuestro equipo que estaba detrás de nosotros. Teníamos un plan aproximado. Cali primero, luego Griffen y yo con la rehén. Esperaba que él se preocupara lo suficiente por esta mujer como para hablar, o al menos lo suficiente como para desequilibrarlo. Holden estaría detrás una vez que evaluáramos la situación y se mantendría en contacto mental con un equipo, algo contra lo que él insistió vehementemente. Quería ser el primero en llegar después de Cali, pero no podía permitir que arruinara esto por su sobreprotección. No dejaría que le pasara nada a Cali, nadie lo haría, pero
sabía
que si fuera mi pareja allí, no podría pensar con claridad, y teníamos una oportunidad.
Le di las coordenadas a nuestro conductor. Las ingresó en un GPS portátil que parecía un ladrillo. No queríamos correr el riesgo de que las coordenadas fueran rastreadas de alguna manera. Nada estaba conectado, nada podía ser
rastreado.
No estaba tan lejos de aquí, probablemente algún claro natural elegido al azar.
No me gustaba ir a ciegas, pero eso era lo que estábamos haciendo.
Cali no podía comunicarse telepáticamente ni arriesgarse a enviarnos un mensaje cuando llegara allí. Le prometí cinco minutos antes de que llegáramos, pero eso era más de lo que quería darle.
No teníamos señal de peligro, al menos ninguna que ella pudiera darnos. Tenía una sensación incómoda acerca de todo esto. No me preocupaba por mí mismo. No estaba seguro si era arrogancia o confianza, pero no me importaba. Me preocupaba que no lo atrapáramos, que escapara, y luego tendría que lidiar con este miedo durante más tiempo. El terror persistente de perder a alguien por quien no sabía que tenía la capacidad de preocuparme tanto: mi hijo.
El miedo era un sentimiento desconocido e incómodo para mí.
(Cali)
Indiqué al conductor que se detuviera. Estábamos cerca y le dije que iría sola. Al menos esa parte del plan la iba a
cumplir.
Empujé mis gafas de sol hacia arriba, pero mi cabello protestó y las volvió a bajar. Gruñí, arrancándomelas, ignorando el dolor del cabello que salió con ellas, y las metí en mi bolsillo. El sol de la tarde dio paso a las nubes y agradeci el respiro del calor sofocante. Ya estaba sudando lo suficiente internamente.
Salí del coche y asentí al conductor, quien se alejó. Aunque sabía que no estaría lejos, mi estómago dio pequeños vuelcos. Me quedé en el costado de una carretera cubierta por una fina capa de tierra. No estábamos lejos de la ciudad, pero esto parecía aislado. La ciudad se alzaba a lo lejos, pero nunca me había sentido tan lejos de ella.
Estaba sola.
¿Qué demonios estaba pensando?
Aparté ese pensamiento. No me serviría de nada. No ahora que ya había tomado mi decisión, una decisión que volvería a elegir sin dudarlo.
Me acomodé en mi fachada fresca y segura. Una que era como una segunda piel para mí ahora. Aunque no me
sintiera tranquila y serena, sabía muy bien que podía actuar y, lo que es más importante, que los demás me
creerían.
Caminé hacia el punto en este enorme GPS que parecía sacado directamente del ejército hace dos décadas. Indicaba que estaba cerca, pero no podía decir exactamente cuán cerca. Un punto verde pulsaba y me acerqué a él. Se
movió ligeramente, pero era difícil decir si era solo mi imaginación.
No vi nada fuera de lo común mientras avanzaba entre los árboles. Me concentré en mis pies, pasando por encima de algunas ramas caídas y arbustos.
Unos pasos más adelante, tropecé con un claro. Estaba tan concentrada en lo que había debajo de mí que no lo vi venir entre los árboles densos. Agarré un árbol para mantener el equilibrio y me tomé un breve momento para componerme, revisando el GPS. Ahora estaba en el punto verde.
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45–El Encuentro–1
John, o quienquiera que realmente fuera, estaba parado en medio del claro. Esta vez no llevaba capucha. Vestia una camisa blanca de manga larga y jeans negros. Parecía tan normal que resultaba desconcertante.
Me desconcertó, no sabía exactamente qué esperaba. Pero él con una capa completa y espadas atadas a su espalda tenía más sentido para mí que él con jeans luciendo tan casual.
Una ligera brisa se levantó y su cabello n***o se agitó en su rostro. Aparte de eso, permanecía inquietantemente quieto, como una estatua.
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