Chapter 43
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(Cali)
Me di la vuelta lentamente. Los nervios me recorrían y no podía controlarlos.
¿Alguien me reconoció? ¿Me descubrió?
Un hombre se acercó hacia mí con pasos silenciosos. El aire a su alrededor se volvió silencioso, pero no era lo
mismo que
cuando Caspien entraba en una habitación. Este hombre no emitía un aire casi opresivo que gritara
autoridad, no era frío ni antiguo, ni poderoso.
En realidad, no sentí nada, pero hubo un cambio.
Crucé los brazos, levantando una ceja.
-Si vas a preguntar si quiero que me compres una bebida, no gracias, ya pagué de más por ese licor – Señalé hacia el bar, vi a la anciana boquiabierta mirándonos, pero cerró la boca cuando nuestros ojos se encontraron.
El hombre llevaba capucha y una parte de sus labios se curvó, encontrándose con una cicatriz en su rostro. Parecía el personaje principal de un videojuego.
Todavía no podía creer que esto fuera la vida real, mi realidad ahora. Aparté ese pensamiento, el espectáculo
debe continuar.
–
-No te insultaría insinuando que necesitas que alguien te compre algo dijo con voz baja, incluso
ahumada.
Incliné la cabeza y aparté mi cabello hacia atrás, pasando una mano por mis largos rizos. Hice un espectáculo estudiándolo, pero no podía ver nada más allá de su capucha, excepto sus labios llenos y las tenues cicatrices pálidas que resaltaban en su piel bronceada.
–
Tampoco me insultarias ocultándote mientras me hablas mantuve mi posición. Pensé que los caballeros no llevaban sombreros, o eh, capas, adentro.
Para ser honesto, estaba realmente molesto de no tener mi capa ahora. Caspien se negó a dejarme usarla esta
noche e incluso amenazó con quemarla si intentaba sacarla a escondidas. Estropeador de diversión.
-¿Quién dice que soy un caballero?
-Solo la compañía que frecuentas, los bares que visitas–Señalé hacia el lugar en el que estábamos-. Grita
nada más que clase.
Él sonrió de nuevo, esa media sonrisa que parecía realmente divertida.
-¿Te sientas conmigo? -Señaló una mesa detrás de él.
Asentí una vez y lo seguí, tomando el asiento que me ofreció. Miré al camarero, la mujer me lanzaba miradas asesinas, o a él, no, a mí, definitivamente a mí.
¿Era él? No podía ser.
– Escuché que estabas buscando a alguien dijo y se inclinó hacia adelante, entrelazando sus manos.
–
-Así es, pero una persona en particular. Necesito cubrir un puesto de trabajo y requiero una reunión en persona antes de comenzar una relación a largo plazo -Me recosté y jugué con un rizo en mi dedo, mirándolo distraídamente. Era inquietante poder ver solo la mitad de su rostro, y molesto, realmente molesto. Pero podía jugar cualquier juego que él estuviera empezando y ganar.
-¿Quién te envió aquí? ¿Para quién trabajas?
Dejé de jugar con mi cabello y lo clavé con una mirada fría.
-¿Por qué crees que alguien me posee? Dejé que algo de ira se filtrara en mi voz, tratando de contenerla,
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pero se encendió-. Estoy aquí por mi propia voluntad, no tengo otro dueño más que yo misma.
Dejé salir un poco más de ese fuego antes de controlarlo, pero aún ardía, dispuesto a ser liberado.
Asintió.
-Disculpas, solo…
-Simplemente asumiste–lo interrumpi-. No me gustan las suposiciones.
-Entendido Había un tono divertido en esa palabra.
–
-Tengo que irme, parece que me he quedado demasiado tiempo le sonreí, y ambos miramos hacia la anciana que ni siquiera fingia que no nos estaba observando-. ¿Una amiga tuya? -le pregunté.
-Algo así cerró los ojos, sacudiendo la cabeza una vez. Una sonrisa se dibujó en ambos lados de sus labios. mientras miraba a la mujer que ahora nos daba la espalda. -¿Quieres conocerlo? -preguntó.
Su atención volvió a mí antes de que me diera cuenta.
-Si–respondí.
Me examinó durante un buen rato, o eso pensé, era difícil decirlo. Olfateó su bebida antes de beberla.
Se quitó la capucha, mostrándose a sí mismo en la tenue luz. El pelo n***o caía sobre su rostro y lo apartó detrás de una oreja. Más cicatrices de las que eran visibles salpicaban sus rasgos y casi parecían arrugas adornando su rostro ligeramente bronceado.
Las arrugas de un asesino deben ser cicatrices, probablemente no vivieron lo suficiente como para recibir unas reales.
Sus ojos grises se encontraron con los míos y tragué saliva. En mi vida pasada, tal vez lo habría encontrado atractivo. Alguien que claramente no era adecuado para mí, pero lo único en lo que podía pensar ahora era en volver con Holden y contarle todo sobre esta extraña noche. No podía esperar para ver su reacción y escuchar su opinión al
respecto.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro antes de que pudiera detenerla, pensando en mi compañero.
-¿Ves algo que te guste?-ronroneó el hombre.
Qué asco, mi sonrisa vaciló.
-Admiro la confianza, ¿de dónde proviene?
-Diría que es un mecanismo de afrontamiento construido cuidadosamente a lo largo de los años – Encogi los hombros. Pero si dijera eso, no estaría contando toda la verdad -Enfrenté su mirada impasible con una mirada ardiente – Nací con esto, siempre he sabido lo que merezco y no me disculparé por ello.
-Respeto eso respondió y pasó una mano por su despeinado cabello.
-No me importa–respondí sinceramente. ¿Quién eres tú?
-Tengo muchos nombres.
Cerré los ojos.
Realmente no tengo tiempo ni energia para acertijos.
-Soy aquel a quien buscas.
Abrí los ojos de golpe.
-No te creo. ¿Por qué estaría él aquí?
Nunca se me ocurrió pedirle una descripción a Caspien, y él nunca me la dio. No había forma en el infierno de que estuviera aquí.
Me gusta mantenerme informado encogió los hombros, haciendo señas al camarero para que le trajera otra bebida-. No es tan malo –Miré a mi alrededor y resoplé, cruzando los brazos.
–
-No lo es repitió y me regaló una sonrisa que parecía demasiado antigua para su rostro.
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-Así que, ¿por qué mostrarte? No me conoces incliné la cabeza.
-¿Estás aquí para matarme?-preguntó-. ¿Crees que puedes hacerlo? -Su voz bajó. Inclinó la cabeza hacia mí y parte de su cabello oscuro cayó hacia adelante.
-No–respondí sinceramente, ni de coña.
-La mayoría de la gente cree que puede–Sonrió a la anciana que le trajo su bebida, ella se quedó cerca de
nuestra mesa.
-Supongo que esas personas están muertas.
Lo clavé con una mirada que me valió una sonrisa completa, la primera dirigida a mí esta noche. Inclinó su vaso
hacia mí.
-Tienes razón – Le di unos momentos para beber, sin estar seguro de por qué me invitó aquí, si realmente era
quien decía ser.
Nada encajaba, nada de eso lo hacía.
-Querías una reunión, y aquí estoy -Se señaló a sí mismo.
-Supuestamente -repliqué.
-Bueno, no tengo pruebas -Sonrió, la diversión bailando en sus rasgos afilados.
-¿Qué? ¿Tu pasaporte no dice ‘El Asesino Silencioso!? – Susurré, inclinándome hacia adelante. O uno de tus mil alias Agité mi mano.
Aun sonriendo, él negó con la cabeza y colocó su vaso sobre la mesa.
-Como le dije a esa mujer, él puede contactarme si quiere saber lo que propongo -dije. Abrió la boca para decir algo. Como también le dije a ella, no realizaría negocios aquí. Me levanté.
-Gracias por tu interesante compañía–Miré hacia abajo, despidiéndolo.
Volvió a ponerse la capucha.
-Lo ha sido estuvo de acuerdo-. No capté tu nombre.
-Los nombres no importan. Además, nunca me dijiste el tuyo.
-Es John dijo.
—
-Pobre de ti.
Di media vuelta y salí marchando, sin echarle una mirada atrás, ni a la mujer ni al bar.
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(Willa)
Esperé con los niños y Nora mientras nuestros chicos salían a respaldar a Cali. Confiaba en ella, pero no confiaba en la situación. Parecía que no teníamos idea de lo que íbamos a enfrentar. Todos los rumores que escuché eran más como cuentos de hadas oscuros. Un rey asesino con un equipo en constante cambio que vagaba, aceptando trabajos. sin importar quién estuviera al otro lado, siempre y cuando pagaran.
Un asesino capaz de ser comprado por el postor más alto era algo sacado de una pesadilla.
-Estarán bien–dijo Nora, mirandome con ojos somnolientos. Acababa de acostar a los niños.
-¿Cómo puedes estar tan segura? Siento que Griffen es del tipo que se lanza primero al campo de batalla – pregunté. Fui a recoger una manta y la coloqué sobre ella.
Me sonrió agradecida.
-Podría preocuparme cada vez que sale por la puerta, y solía hacerlo -confesó y se encogió ligeramente de hombros. Pero no me servía de nada, y lo he visto en acción. Me miró, pareciendo un poco más despierta.
-Son buenos, Willa. Muy buenos. Sé que no los has visto pelear, pero… – Sacudió la cabeza-. No he visto nadą igual, ni siquiera cerca Sus ojos se cerraron un poco, pero una sonrisa lejana iluminó su rostro.
-Duerme un poco. ¿Te puedo traer algo?
Gruñó y se incorporó un poco.
–Más fácil decirlo que hacerlo. Sigo recibiendo pinchazos cada vez que me acomodo
almohada y gimió-. Supongo que sabes cómo es al final.
Se reacomodó en una
-Lo sé–Mi voz sonó tranquila. No recordaba mucho sobre mi embarazo, aparte del dolor y la ira. Aún estaba
enojada con Nolan por quitar cualquier recuerdo feliz de mi embarazo. Pero estuve allí para Emmett, incluso cuando
no pude estar allí para mí misma.
-Pensé que estaría recuperando el sueño antes de que llegara el bebé, pero no importa cuántas siestas tome,
nunca me siento descansada. Me siento hinchada, adolorida e incómoda.
Le sonreí comprensivamente.
-Todo terminará pronto y eventualmente te pondrás al día.
-¿Cuándo?.
Dos años, ¿tres? Encogí los hombros, sonriendo. Quería suavizar el golpe de que no estaba bromeando.
Mi teléfono vibró y lo agarré, sentándome. Nora siguió mis movimientos y puse a Caspien en altavoz.
Hola Agarré el teléfono.
-Todo bien aquí. Cali está regresando. Confirmé con su conductor–dijo. Respiré profundamente y me hundi
en la silla.
-Asombroso, nos vemos pronto–Colgué.
Nora me sonrio.
-Te lo dije – Encogió los hombros y cerró los ojos.
Cali regresó antes que los chicos y entró a Caspein’s con su capa puesta, sus ojos brillando. Pasé la mirada por ella, confirmando que estaba entera.
Tomó asiento al final del sofá donde Nora estaba acurrucada.
-Creo que estoy borracha anunció, sonriendo ampliamente. -¿Cómo? -pregunté, riendo.
-¿De beber? -Me dio una sonrisa irónica. ¿Alguien quiere tomar algo? -preguntó, levantándose. -Siéntate. Yo traeré algo, pero primero cuéntanos todo y luego puedes seguir tu camino hacia la
embriaguez.
-Continuar en mi búsqueda – Hizo un gesto hacia su abrigo-. Ahora soy medieval.
-Aparentemente – Sacudí la cabeza y me acerqué detrás de ella en el sofá, y le di un beso en la cabeza. Olía a cerveza barata, licor fuerte y humo.
Cuando fui a elegir vino de la bodega de Caspien, escuché a los chicos entrar. Sentí la presencia de Caspien detrás de mí, era sólida y cálida. Él me rodeó con sus brazos, apoyando su barbilla en mi hombro.
-Ese es un buen año. Está un poco borracha, no lo apreciará -dijo, mirando la botella que elegí.
-Oh, me gustaban las flores en ella -Lo volví a poner, encogiéndome de hombros. No todos podemos ser expertos en vinos. Además, ella acaba de entrar en una guarida de asesinos por nosotros.
Él se rio y besó mi cuello.
-De acuerdo, saquemos el champán.
Se levantó y alcanzó algunas botellas por encima de mí, y yo fui a buscar unas copas y agua con gas para Nora.
Cali estaba en el regazo de Holden en una silla, y Griffen tenía los pies de Nora en su regazo, masajeándolos. Era una escena tan agradable. Cali y Nora parecían ser completos opuestos, al igual que Griffen y Holden. Pero todos se equilibraban entre sí y no podía imaginar a este grupo sin ninguno de ellos.
-Empieza – dijo Caspien. Cali alcanzó una botella-. Empieza a hablar primero -le ordenó. Ella se recostó y cruzó los brazos. De acuerdo -Caspien descorchó la botella y le sirvió una copa, lo que le valió una sonrisa satisfecha.
-¿Por qué no me dieron a mí? -se quejó Holden, y Caspien suspiró, sirviendo a todos una copa antes de jalarme hacia su regazo. Me apoyé en su cálida estabilidad, saboreando su fuerte presencia detrás de mí.
-Conocí a un chico que decía ser él -Cali rodó los ojos.
-¿Eso fue todo? -preguntó Griffen.
–
-Dije literalmente una cosa. Vas a tener que contener tus preguntas Cali miró a Griffen, quien levantó las manos y murmuró una disculpa-. Hablé con una mujer en el bar, una mujer extraña de hecho -Hizo una pausa, sacudiendo la cabeza- Le dije que quería conocerlo, darle una prueba. Le entregué un fajo de dinero que me dolió en el alma y la tarjeta que me diste -Dio un largo sorbo–También tomé una bebida horrible.
Hizo una mueca.
Nadie dijo nada, esperando a que ella continuara.
-Cuando me iba, alguien me detuvo y me pidió que me sentara con él. Afirmaba ser la persona que estaba buscando – Ella resopló.
-¿Cómo era?
preguntó Caspien.
-Pelo n***o hasta los hombros, ojos grises, piel ligeramente bronceada, cicatrices, labios carnosos -Caspien se tensó bajo mí.
-Okay, okay, para intervino Holden-. Suena jodidamente guapo–murmuró, abrazando a Cali y casi derramando su vaso.
-Escucha esto, llevaba una capa. Me habría mezclado perfectamente -Cali arregló su capa, admirándola. -¿Es él? -pregunté a Caspien.
-No puedo estar seguro. Cuando vino a mí, fue hace años. Tenía los lados de la cabeza rapados, pero sí, pelo **o y ojos grises.
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-¿Labios bonitos? -preguntó Holden.
-Supongo que podrías decir eso respondió Caspien. Cali resopló una vez en su vaso. -¿Te dio un
nombre?
-John–Cali encogió los hombros.
-Estás bromeando -interrumpió Griffen. Cali negó con la cabeza.
-Nunca lo he escuchado usar otro nombre que no sea uno de esos ridículos alias dijo Caspien.
-El Asesino Silencioso, La Cuchilla -Griffen enumeró nombres con los dedos- La Noche Inmortal. -Me encantaba ese se rio Holden-. Este tipo realmente es poético.
-Asesino de Medianoche -continuó Griffen.
Holden encogió los hombros.
-Meh, no es lo mejor de él.
-Blaze, el asesino beta–Griffen me miró. Estaba pasando por una fase explicó.
Claramente
dije, sacudiendo la cabeza.
-Lobo de Cheshire.
-No tiene sentido alguno -intervino Holden, dando un trago a su bebida.
-¿Él elige estos nombres o se los dan? -pregunté.
-Ambas cosas–respondió Caspien, rodeando mi estómago con su brazo y acercándome más. Me acomodé en su pecho y dejé que el calor me envolviera.
-Cinco cuchillos
continuó Griffen-. La Serpiente y ahora John.
Se encogió de hombros.
-Esa es una lista considerable–señaló Cali.
-Quiero detalles, todo lo que viste, oíste. Todo lo que puedas recordar de la conversación -dijo Caspien. Cali suspiró, pero dio todos los detalles, toda la atención estaba puesta en ella y creo que lo disfrutaba. -Bueno, si realmente era él, entonces creo que llamará -dijo Caspien. Entrelazó sus dedos con los míos y
apretó mi mano.
-Así que, ahora esperamos -suspiró Holden.
-¿Por cuánto tiempo? -preguntó Cali.
Todos miramos hacia el teléfono desechable que estaba en medio de la mesa. Se suponía que era indetectable, el número no rastreable o algo así. Realmente no lo entendía, ni me importaba.
-No hay forma de saberlo -dijo Caspien.
-¿Retiramos el encargo? -preguntó Griffen.
-No, no quiero nada que pueda ser visto como una conexión–respondió Caspien, y Griffen asintió.
El teléfono vibró en la mesa, el pequeño cuadrado se iluminó en su parte frontal.
Llamada desconocida.
Cali lucía una sonrisa satisfecha y se recostó en su pareja.
-Supongo que ya no tenemos que esperar -dijo Caspien, haciendo señas para que Cali contestara.
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