Chapter 25
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(Willa)
Desperté después de posiblemente la noche más cómoda de sueño en mi vida. Caspien me devolvió el favor anoche y hablamos hasta tarde abrazados junto al fuego. No creo que alguna vez me cansaría de hablar con él. Quería
saber todo sobre él, y cuanto más aprendía, más me gustaba.
Emmett estaba profundamente dormido cuando llegué a la cama. Afortunadamente, su fiebre casi había
desaparecido.
Una luz gris opaca se filtraba por una rendija en las cortinas oscuras. Me froté los ojos para despertar y me
estiré, buscando a mi niño.
Emmett no estaba allí, y me senté un momento, preocupada. Sabía que podía cuidarse solo, en su mayoría. Pero no sabía en qué podría meterse aquí. Probablemente había algunos artilugios de robots tirados por ahí. Un mayordomo robot o algo así, me reí para mi misma.
Salí de la cama y bajé las escaleras siguiendo el sonido de música y risas. Me relajé cuando escuché ambas
voces.
Caspien y Emmett estaban en la cocina. El llevaba otra camisa blanca y pantalones de chándal gris claro. Pensé que tal vez era aún más atractivo así que con sus trajes.
Emmett estaba sentado en la isla de la cocina intentando exprimir una naranja en un exprimidor, y la mayor parte del jugo terminaba en la isla.
-¡Mamá! – Los ojos de Emmett se iluminaron y luego una mueca cruzó su rostro. Se suponía que debías quedarte en la cama. Ibamos a llevarte el desayuno.
-Oh, lo siento.
A la sala, señorita -Caspien se acercó a mí, iba a darme un beso en la mejilla, pero retrocedió y vaciló. -Señorita Emmett se rio-. Te llamó señorita. Deberíamos llamarlo Cassy.
Sonreí, estallando en risas ante el ceño fruncido de Caspien.
-Estoy haciendo jugo de naranja. Dijo que era bueno para mi enfermedad.
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Esa fue una gran idea, Cassy dije y me volvi hacia él con una dulce sonrisa en mi rostro. Levantó una ceja que prometía que me haría pagar por eso más tarde y negó con la cabeza. -¿Cómo te sientes?-le pregunté a Emmett.
-Mejor. Ya estoy completamente mejor dijo Emmett con confianza.
Puse mi mano en su frente y no había rastro de fiebre.
-El médico vendrá a revisarlo de nuevo–dijo Caspien y parecía un poco preocupado.
Tal vez fue una casualidad, un virus de veinticuatro horas o algo que los humanos contraen. Estuvo tan aislado durante años que tal vez su sistema inmunológico está reaccionando. No estaba segura.
Ve a relajarte en el sofá. Te traeré café y luego un desayuno sorpresa.
Caspien agarró mi mano, apretándola suavemente y fue un gesto tan íntimo.
Emmett me hizo cerrar los ojos mientras Caspien preparaba tocino, huevos revueltos con queso extra, a petición de Emmett, y panqueques con chispas de chocolate.
-Esto se ve increíble. Es una sorpresa encantadora, gracias–dije y me volví hacia ambos. Emmett saltaba sobre sus pies, estudiando mi reacción.
-Prueba el jugo de naranja dijo. Agarré el vaso que apenas estaba lleno hasta un cuarto y di un pequeño
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sorbo, con los ojos bien abiertos.
-Este es el mejor jugo de naranja que he probado -dije y Emmett me sourió ampliamente.
Después del desayuno, nos preparamos. Caspien me prestó una camisa que me quedaba grande. Afortunadamente, el baño de la habitación de Emmett estaba equipado con artículos de tocador.
La habitación de Emmett. Nunca pensé que tendría eso aquí. Emmett tenía una habitación en el lugar de Caspien. Sabía que tendrían que conocerse eventualmente, pero siempre parecía que eso sucedería en un futuro. lejano. Me alegraba que las dos personas más importantes de mi vida ya no estuvieran separadas.
Cuando bajamos, dos hombres vestidos con trajes y Holden estaban parados junto a la entrada.
-Pensé que podríamos resolver el asunto de la carta–me susurró Caspien cuando me acerqué a su lado.
-¿En qué necesitas mi ayuda? -preguntó Holden.
-Para entretener al niño -dijo Caspien de manera directa.
-Me han reducido a una especie de niñero glorificado -dijo y levantó las manos en el aire.
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No diria glorificado, pero podemos ver cómo te va hoy le dije, lo que me valió una sonrisa de Caspien.
De acuerdo, niño, vamos a pasar el rato -Emmett miraba entre mí y Holden-. ¿Compré muchos juguetes?
-intentó.
-De acuerdo – Los ojos de Emmett se iluminaron y soltó mi mano.
-Anda. Solo tardaré un minuto -le aseguré.
-Los juguetes están en su habitación. Aún no los hemos abierto -Caspien asintió hacia Holden.
-¿Y luego todos podemos jugar? -nos preguntó. Me miró de nuevo a mí y a Caspien.
-Por supuesto–respondió Caspien por nosotros, y eso hizo que mi estómago diera un vuelco.
Caspien nos llevó a la mesa del comedor. Se había cambiado nuevamente a un traje. Me senti muy informal con los jeans de ayer y la camisa grande de Caspien.
Caspien me sonrió, como si leyera mi mente.
Eres perfecta susurró antes de cambiar a modo Alfa.
-Este es mi abogado y un testigo que también entregará personalmente el mensaje -Los dos hombres
asintieron en saludo.
– La carta está escrita, y debes revisarla y firmarla en nuestra presencia, luego los testigos lo harán después de ti, y luego se irán -Se volvió hacia mí-. Sinceramente, es un poco excesivo, pero me aseguraré de que esto no pueda ser impugnado más adelante si él decide renunciar a todos los derechos.
Tragué saliva. Leí la breve carta y la firmé.
Estaba nerviosa. No quería saber qué haría Nolan. No quería tener contacto con él. Sabía que él no quería a Emmett, pero tenía miedo de que pudiera reclamarlo por razones que no había considerado.
Caspien puso su mano sobre la mía.
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-Está bien. Una vez que esto termine, te sentirás mejor.
-Pero ¿y si…?
Él negó con la cabeza.
-Lo sé, pero pediremos una respuesta hoy. Sea lo que sea que suceda, lo enfrentaremos juntos.
Tragué saliva y asentí, aunque eso hizo poco para calmar mi ansiedad, sabía que tenía que resolver esto. -Alpha Dracos–se despidieron los hombres.
El abogado y el mensajero se marcharon.
-Estaré de vuelta en unas horas–agregó el mensajero.
-Ven directamente a mí.
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(Alpha Nolan)
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Me froté la cara mientras miraba mi escritorio. Montones de cosas que tenía que hacer y mucho más antes de la conferencia, aunque faltaban meses.
por hacer
Un golpe seco sonó en mi puerta y dudé si ignorarlo. Seguramente sería alguien más trayendo otra tarea para añadir a mi interminable lista. Sabía que ser el Alfa sería difícil y pensé que estaba preparado para ello, pero sentía que apenas me mantenía a flote; cada año traía más responsabilidades.
Papeleo, tratados de manada, contratos, asignaciones de vivienda, todo era tan tedioso.
El golpe volvió a sonar, esta vez más fuerte.
-Adelante
gruñí.
Un hombre corpulento y serio al que no reconocía fue guiado por mi Beta Issac. Me recosté, esperando a que lo
presentaran.
Este es un mensajero enviado desde Crescent Moon -Issac señaló al otro chico.
Mis ojos se abrieron de par en par, un mensaje de Crescent Moon, ¿la manada real? Eso debía ser
importante.
No había visto al Principe desde mi ceremonia como Alfa. Fue invitado a todos nuestros eventos después, pero la
mayoría de las veces ni siquiera se molestaba en enviar a alguien en su lugar.
-Sigue adelante hice un gesto al hombre, quien miró a mi Beta, esperando a que se fuera.
¿Quién era ese mensajero para solicitar el despido de un Beta?
-Puedes irte–despedí a Isaac cuando quedó claro que el mensajero no diría nada hasta que él se fuera.
-Este es un documento oficial de Wilhelmina Balfour.
Mi estómago se hundió, ¿qué podría querer ella?
Me alegré de que Isaac se hubiera ido, no quería que nadie más escuchara lo que fuera esto. Ella desapareció de la faz de la tierra hace años. Sus padres acaban de reaparecer y ahora ella quiere algo de mi. Probablemente dinero,
pero no se lo daría, el niño no era mío, al menos no de ninguna manera que yo reclamara.
Nadie lo sabía, ni siquiera Camilla.
Mi corazón se apretó al pensar en Willa, aunque la extrañaba, extrañaba el vínculo del compañero destinado, pero no había nada que pudiera hacer al respecto. Ya no teníamos lazos y pensé que ella sería lo suficientemente
madura como para dejarlo atrás.
Deslizó un sobre con el escudo de Crescent Moon sobre la mesa. Lo abrí sin esperar a que se fuera.
Este documento oficial informa al Alfa Nolan Hemming de la Manada Blue Ridge que tiene un hijo, Emmett Vincent Balfour, que nació el 1 de agosto hace cinco años.
Tragué saliva, tenía otro hijo, el mayor. Que nació casi un mes entero antes que mi hijo con Camilla. Si este chico cuestionaba el derecho de mi hijo como Alfa de Blue Ridge, tendría respaldo.
Pensé qué podría mantener al niño en secreto después de que Willa se fue y no le conté a nadie sobre el bebé. Ordené al médico que no hablara de ello con nadie y que me entregara todos los registros que tenía de las citas de Willa.
El hecho de que ella hubiera regresado ahora me ponía nervioso.
Tienes 30 días a partir de la recepción de este mensaje para reclamar al niño como tuyo. Si no respondes, se le otorgará completa autonomía a la madre, Willlieminia Balfour–dijo el mensajero.
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¿Eso fue todo?
Gracias a la Diosa.
¿Willa esperaba que quisiera reclamar a su hijo? ¿Pensaba que cambiaría de opinión y una carta oficial me haría
desearlo?
-¿Tienes una respuesta? -preguntó el hombre, con los brazos cruzados.
No quiero tener nada que ver con él dije, confusión convirtiéndose en ira.
–
-Ponlo por escrito y firma. Necesitamos a tu abogado de manada y un testigo afirmó. Nuevamente, era impensable que un mensajero hablara así a un Alfa.
—¿No puedes ser el testigo?
-Ya lo fui señaló lo que debía ser su firma debajo de la de Willa.
Suspiré y contacté al abogado y a mi madre para que vinieran de inmediato. Sabía que mi madre no haría preguntas. Solo estaba desesperada por ser útil.
-¿Por qué viniste aquí en su nombre?-pregunté al hombre.
¿Willa se unió a Crescent Moon? No importaba, solo no quería que Camilla se enterara de esto. Se pondría furiosa.
-No tengo libertad para discutir eso–dijo, con el rostro grave.
¿Dónde encontraron a este tipo? Nos quedamos mirándonos hasta que mi madre y el abogado entraron. Garabateé mi respuesta y la firmé, declarando que no quería ningún reclamo sobre el niño. Después de que mi abogado lo leyera, mi madre lo firmó, pero cubrí lo que había escrito.
Ella parecía ligeramente molesta, pero afortunadamente no dijo nada, como sabía que haría.
Recibirás una copia para tus registros dijo el hombre cuando mi respuesta estaba en su mano. Se dio la
vuelta y se fue sin esperar ser despedido.
Agarré la carta del escritorio y la metí en un cajón.
-¿Quién era ese? -preguntó mi madre, señalando hacia atrás al hombre que ya iba por el pasillo.
-Solo un mensaje de Crescent Moon, nada importante.
Ella inclinó la cabeza.
-De acuerdo, cariño -No me creía, pero sabía que no insistiría, sabía que esto era trabajo de un Alfa -¿Necesitas ayuda con algo más? Camilla dice que tiene cubiertas las fiestas de la conferencia–Mi madre se tensó, no creo que le gustara ceder el control.
-¡Papá! -Theo entró corriendo y solté un suspiro. No tenía tiempo para toda esta mierda, necesitaba procesar lo que había sucedido y las posibles implicaciones futuras.
-¡Camilla! la llamé.
Theo chocó con mi mamá, quien lo miró amorosamente antes de que él trepara a mi regazo, revolcando papeles y agarrando mi bolígrafo.
-¡Camilla! -grité de nuevo.
El sonido de sus tacones me indicaba que estaba cerca. Aunque parecía estar bien arreglada, sabía que exasperada.
estaba.
-Saca a tu hijo de aquí, estoy trabajando -Theo agarraba mi camisa y tuve que apartar sus manos de mí.
-Nuestro hijo ella cruzó los brazos.
-Lo que sea
–
dije y lo coloqué en el suelo.
-Quiero jugar — se quejó.
-Estoy trabajando, ve con tu mamá ahora.
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-Yo puedo llevarlo, te ves exhausta, querida–mi mamá se dirigió a Camilla.
Camilla le dedicó una sonrisa forzada.
Se llevaban muy bien al principio. Siempre lo habían hecho, especialmente durante su embarazo. Recientemente, había habido cierta tensión. Camilla quería nuestro espacio y mi mamá se mostraba reacia a
renunciar a todas sus responsabilidades como Luna, a pesar de haber dejado su título hace casi cinco años.
No sabía lo que ella quería, y creo que ella tampoco lo sabía. Se quejaba de que a Willa no le gustaba planificar fiestas y que tenía que asumir la carga, y ahora se quejaba de que Camilla no quería su ayuda ni sus opiniones.
Yo me encargo–Camilla extendió la mano hacia Theo, quien tiraba del vestido de mi mamá.
Él siempre estaba en movimiento y solo quería que se sentara de una maldita vez por un minuto. No podíamos tenerlo en cenas de manada ni en nada remotamente formal. Se le permitía hacer una aparición y luego tenía que irse, me avergonzaba demasiado a menudo, y culpaba a Camilla por su crianza permisiva.
-¿Estás segura? -insistió mi mamá mirando a Theo y acariciando su cabello.
-Está bien, llévatelo, tengo cosas que hacer–bufó Camilla, girando sobre sus talones.
Mi mamá rodó los ojos y me dio una sonrisa comprensiva.
Por favor, sácalo -dije un poco bruscamente, frotándome las sienes.
A veces me preguntaba cómo sería diferente si Willa todavía fuera mi compañera. Ella hacía todo lo que le pedia y habría cuidado mejor de nuestros hijos que Camilla, probablemente habría dedicado su vida a ello. A ella no le
importaba mantener las apariencias, lo que la habría hecho una mejor madre, pero una peor Luna.
No creo que a Camilla le gustara ser madre después de que la atención se desviara de ella al bebé una vez que nació. Sin embargo, no importaba realmente. Aun así, no podía evitar compararlas en mi mente. El sexo con Camilla era increíble, pero extrañaba las chispas y el calor del vinculo de pareja que nunca fueron tan intensos con una pareja elegida.
Me preguntaba si el sexo con Willa seguiría siendo así. Extrañaba cómo sus increíbles ojos verdes se abrían cuando la penetraba por primera vez, lo sedoso que se sentía su cabello n***o medianoche enredado entre mis manos, lo inocente que era cuando la reclamé por primera vez y le mostré qué era el placer, y más importante aún, cómo complacerme.
Aprendió rápido y ansiaba mi contacto de una manera que nadie más había hecho. Mierda, podía sentir cómo me endurecía contra mis pantalones. Fui a cerrar la puerta con llave y bloqueé mentalmente.
Me aseguraría de que no hubiera forma alguna de que su hijo regresara e intentara reclamar mi manada, pero eso no significaba que no pudiera excitarme con el recuerdo de ella.
Tomé mi m*****o en mi mano y pensé en su piel suave bajo mis palmas, cómo se sentía la curva de su trasero perfectamente redondeado, cómo se retorcia debajo de mi cuando estaba encima de ella.
La veía perfectamente, tenía su cuerpo memorizado, incluso ahora. Pensé en sus pechos llenos elevándose con su respiración entrecortada después de un orgasmo, cómo sus ojos verdes se llenaban de lágrimas cuando me forzaba en su boca fruncida.
-Nolan – golpeó Camilla en la puerta de mi oficina-. ¿Por qué está cerrada con llave?
-Vete a la mierda -gruñí.