Chapter 21
(Willa)
-Hola, chica enamorada -Cali me lanzó un boligrafo.
-¿Qué? -Salté de mis ensoñaciones, que consist fan principalmente en él. Bueno, en realidad, todas consistfan
en él.
-Es hora de dormir, ¿o quieres que repase estas tarjetas de memoria contigo otra vez?
Estábamos en casa de Cali. Emmett y Loreli estaban profundamente dormidos. Ambas teníamos nuestros primeros exámenes reales por la mañana y yo había estado en pánico durante días. Sin embargo, a Cali no parecía importarle y se dedicaba a pintarse las uñas mientras me hacía preguntas.
-Creo que estoy tomando las clases equivocadas -me quejé y bajé la cabeza entre mis manos-. Más ciencias y matemáticas, menos tarjetas de memoria -murmuré.
-Hay algo seriamente mal contigo.
Agarró mis manos apartándolas de mi rostro.
-¿Por qué no estás enloqueciendo? Extraño cuando estabas tan asustada corno yo -dije y la miré-. ¿Cuándo dejaste de estar asustada? Los verdaderos amigos entran en pánico juntos señalé y levanté las manos en señal de
rendición.
Ella rio.
-Tal vez, mis clases son más fáciles, o tal vez soy simplemente una genio y tú, bueno, tú no lo eres –
respondió.
Me sonrió guiñando un ojo, y le lancé una mirada de reproche.
-Ugh–gemí.
De acuerdo, una vez más insistió. Ella acarició mi mano varias veces, capturando toda mi atención-. Sabes esto, sabes que lo sabes, pero hagámoslo una vez más para que se grabe en ese cráneo duro tuyo -dijo dándome un golpecito en el costado de la cabeza.
-¡Ay! -me quejé y la aparté de un manotazo-. De acuerdo, una vez más -cedí.
Sabía esto, solo necesitaba concentrarme, pero mi mente estaba confusa.
-Lo tienes, te lo prometo -Cali me empujó, su versión de un abrazo,
-Tú también lo tienes -La empujé de vuelta.
Lo sé dijo sacudiendo sus rizos rojo rubí sobre su hombro con una confianza que solo podía soñar. -¿Nos vemos después? Café, posiblemente irlandés–sugirió guiñándome un ojo.
-Sí – Le sonreí, dejándola para dirigirme a mi examen.
Me enfocaría completamente en este examen y luego tendría unas horas de relajación absoluta hasta que tuviéramos que recoger a los niños en casa de Cali.
Me paré frente a la sala del examen por alguna razón, esto se sentía como un momento, incluso más que cuando tuve la orientación o elegí mis clases. Se sentía como un cambio, tal vez porque finalmente estaba ganando
impulso, el primer gran obstáculo a punto de quedar atrás.
Empujé la puerta abierta y mi teléfono vibró, y luego otra vez. Lo agarré para apagarlo, pero era la niñera que me llamaba.
-¿Hola? -Di unos pasos hacia atrás en el pasillo-. ¿Está todo bien?
20–Primer Examen–2
-Si, bueno, Emmett ha vomitado varias veces, de hecho -Hizo una pausa-. Tiene fiebre, no llamaría, pero ha subido bastante. Creo que necesita ver a un médico y no estoy segura a cuál va, y Loreli está aquí…-Se quedó
callada.
Mierda, esto no podía estar pasando. Tal vez podría explicárselo a mis profesores, pero no sabía si lo creerfan. Nuestras clases de verano eran más cortas que los semestres estándar y sé cuánto impacto tenían estos exámenes en mi calificación, lo cual es una gran parte de por qué estaba volviéndome loca por ellos.
Mi teléfono pitó y miré hacia abajo. Caspien estaba llamando y fui a rechazar la llamada, pero accidentalmente
la contesté.
-Lo siento, no puedo hablar, no tengo un médico y mi examen… – Balbuceé cada pensamiento a medias que pasaba por mi mente, respaldándome contra la pared. Sentía que todo lo que había trabajado estaba fuera de mi control. Pensé que lo tenía bajo control, pero ni siquiera tenía un médico para mi hijo enfermo.
-¿Willa?
Otro pitido, e hice clic en él.
-Lo siento mucho. Creo que perdimos la conexión–La voz de nuestra niñera sonó de nuevo mientras la gente pasaba apresuradamente junto a mí hacia la puerta. Sabía que el examen iba a comenzar pronto-. No estaría llamando a menos que fuera urgente, pero estoy preocupada por él.
De acuerdo, lo resolveré colgué y sentí cómo se me apretaba el pecho. Sabía que no podía hacerlo todo, pero odiaba ver cómo se desmoronaba frente a mí.
El nombre de Caspien volvió a aparecer.
-No puedo hablar -carraspeé, maldita garganta apretada, malditas lágrimas.
-¿Qué puedo hacer?-preguntó, su voz sonaba seria con un toque de pánico.
-Nada repetí-. Mi examen está a punto de comenzar, pero Emmett está enfermo… -Mi pecho se apretaba y mi respiración se volvía errática.
Lo siento, me equivoqué de hora. Pensé que ya había terminado -interrumpió Caspien-. Espera, ¿Emmett está enfermo? ¿Estás con él?
-No–negué con la cabeza aunque sabía que él no podía verme-. Nuestra niñera llamó. Necesita un médico y ni siquiera tengo un médico.
-¿Estás en tu examen ahora?
-Sí, está comenzando ahora, pero tengo que irme–rei secamente, apartándome de la pared.
-Quédate donde estás y haz tu examen. Yo me encargaré de esto.
-¿Q–Qué?
-Enviame el número de tu niñera y dile que voy. Estará bien cuidado. De todos modos, él necesita ver a un médico especialista en animales, no a uno humano.
-Nunca ha estado enfermo antes. Necesito estar allí -estaba preocupada por él, aunque probablemente no fuera nada, tenía que estar allí.
-Y lo estarás después de tu examen -dijo con firmeza.
-Pero…
-Holden está aquí, es bueno con los niños si estás preocupada.
-Definitivamente he visto a un niño antes – Escuché la voz de Holden al fondo y casi me rei.
-¿Confías en mi, Willa? -pregunto-. ¿Confías en iní?
-Si.
Por supuesto que sí.
Entonces déjame encargarme de esto, haz tu examen, tendré un coche esperándote afuera cuando
termines.
-Pero…
-Willa, no quiero decirte qué hacer, y sé que es inútil decirte que no te preocupes por ello, pero yo me encargaré de esto. Confía en mf.
-De acuerdo accedí a regañadientes.
Sonó el timbre, sacándome de mis pensamientos que estaban a punto de descontrolarse nuevamente. Le envié a Caspien su número y mandé un mensaje rápido a la niñera. Entré a mi clase sintiendo una mezcla de emociones, pero principalmente gratitud. Respiré profundamente, Emmett estaría a salvo y vería al mejor médico para él en esta ciudad. Lo mejor que podía hacer por su futuro era aprobar este examen y luego apresurarme a su lado.
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21- La cama del enfermo en el ático–1
(Willa)
A pesar de estar nerviosa, descubrí que preocuparme por algo, además del examen me ayudó. Estaba preocupada por Emmett en lugar de mí misma y descubrí que, aunque me distraía, aliviaba la presión y me di cuenta de que si sabía la materia.
Las palabras y bromas de Cali sobre estos términos volvieron a mi mente y creo que lo hice bien. Si lograba pasar el trimestre de verano, sabía que el siguiente sería más fácil y no tan rápido.
Cali estaba apoyada en la pared fuera de la sala de examen. Se puso a mi lado en cuanto salí.
-Ya sé, hablé con la niñera, ¿qué puedo hacer? -preguntó, mordiéndose el labio.
Agarré mi teléfono y vi un mensaje de la niñera diciendo que Emmett estaba bien y otro diciendo que Caspien había venido a llevárselo. Caspien me envió un mensaje una vez, diciendo que tenía todo bajo control y que no me preocupara. Suspiré y guardé el teléfono en el bolsillo.
-Voy a buscarlo–Me dirigí hacia la puerta-. Lo siento por nuestro almuerzo.
-Para. Tu hijo está enfermo, el almuerzo puede esperar–te dije-. ¿Quieres que te consiga un taxi?
-Caspien envió un coche.
Por supuesto que lo hizo -Me sonrió irónicamente.
Un SUV n***o estaba esperando en la acera y en cuanto salimos, el aire se sintió cargado.
-Parece que se avecina una tormenta–suspiró Cali-. Quizás fue mejor que no almorzáramos. Destino, destino, como quieras llamarlo–Me dio un codazo.
-Déjame llevarte.
No, está bien…
-Está de camino–Agarré su mano y la llevé hacia el coche.
Nubes oscuras y amenazadoras salpicaban el horizonte, era lo menos que podía hacer por ella.
-¿Cómo te fue? -pregunté.
Bien, creo. ¿Y a ti?
-No tan mal como pensaba.
-No quiero decir ‘te lo dije‘…
Pero quieres decir eso.
-Sí Sonrió con suficiencia mientras subíamos al coche.
Le avisé a Caspien que estábamos en camino y él me dijo que Holden me encontraría y me llevaría arriba. Arriba, por supuesto, porque probablemente vivía en un ático en las nubes. Me sentía culpable por dejar a Emmett con un desconocido. No tenía idea de cómo se llevarían él y Caspien.
Caspien no parecía del tipo que le gustan los niños, pero teníamos que superar esto de alguna manera. Solo
desearía haber estado allí cuando se conocieron.
(Caspien)
-Consigue algunas cosas de niño, voy a buscarlo -me levanté pasando junto a Holden, quien estaba sentado
frente a mi escritorio en mi oficina.
-¿Qué hacen los niños de todas formas?
Encogí los hombros.
-No estoy seguro.
2221–La cama del enfermo en…
-¿Cuántos años tiene?
-Cuatro, casi cinco, dijo ella.
-Habla, ¿verdad?
-Creo que sí.
-¿Camina? -pregunta Holden.
No es un jodido bebé, búscalo en Google, no sé.
-De acuerdo, jefe -Me saludó con un saludo militar y se recostó en su silla.
-Fuera de mi oficina -Señalé la puerta y él frunció el ceño-. Ahora.
No esperé a ver si me seguía. Tenía algunas llamadas que hacer para prepararlo todo.
Toqué el timbre del apartamento de Cali y se abrió. Ojalá Willa tuviera algo así, cualquiera podría entrar simplemente. Tendría que hacer que instalaran uno de inmediato. Llamé a la puerta y una mujer un poco mayor la
abrió. Dio un paso atrás cuando me vio y me miró incrédula.
-Hola, soy el señor… Soy Caspien–me presenté. Extendí la mano y ella la miró por un momento antes de estrecharla. Willa me envió a recoger a Emmett.
-Un momento – La puerta se cerró y se escuchó el clic del cerrojo.
Frunci el ceño.
¿Estaba en la casa correcta siquiera?
La puerta se abrió de nuevo y ella dio un paso atrás.
-Entra.
Levanté las cejas.
-¿Todo bien?
-Tuve que verificarlo con Cali -explicó. Ahora llevaba una sonrisa, pero aún parecía un poco nerviosa-. Solo para confirmar que eras la persona que Willa envió.
-¿Qué dijo Cali?
—
-Dijo que si eras alto, sombrío y parecías que deberías liderar alguna fuerza especial, entonces eras la personal indicada Me dedicó una sonrisa genuina-. Sus palabras -Encogió los hombros.
—
-Suena como ella Traté de sonreírle.
-Iré a buscar a Emmett -dijo y se adentró en un pequeño pasillo y los nervios me invadieron.
Antes, estaba concentrado en preparar las cosas, ahora iba a conocer al hijo de mi pareja. No sabía qué hacer con los niños. Si no le caía bien, seguramente arruinaría las cosas con Willa; él era su mundo, la razón por la que hacía
todo.
Un niño de mejillas sonrosadas salió tomado de la mano de la niñera. Tenía el cabello castaño alborotado y unos ojos casi del mismo verde que los de Willa.
-Este hombre amable te llevará al médico, ¿de acuerdo? le dijo la señora.
Emmett me miró.
-Hola dije después de unos momentos.
-Hola – Inclinó la cabeza, estudiándome.
-Hola.
-Ya lo dijiste antes.
-Lo siento, hola – volví a decir.
21 La cama del enfermo en…
Idiota. Sacudí la cabeza.
Quizás debería dejar de decir hola – Atlas se estaba riendo a carcajadas en mi mente.
Me arrodillé en el suelo para estar más cerca de su altura.
—¿Tu mamá, madre, mami?
-¿Mamá?-me preguntó.
-Esa misma Le señalé. Ella me envió para recogerte. Te llevaré a un médico que puede ayudarte a sentirte mejor, ¿de acuerdo?
-De acuerdo.
Y luego tu mamá, Mamá, vendrá a encontrarnos. ¿Está bien eso?-le pregunto.
-Claro respondió y se encogió de hombros. Parecía un poco cansado, tal vez aturdido. Parecía enfermo y eso
me preocupaba.
Me levanté.
– Eres alto–observó.
-Sf–respondí.
Emmett asintió y caminó hacia mí, extendiendo su mano. La tomé en la mía, era tan pequeña y cálida. Definitivamente tenía fiebre. Había oído hablar de algunas enfermedades menores, especialmente en cachorros, pero esto parecía algo más serio.
Tuvo que mostrarme cómo abrocharlo en el asiento elevador y una vez que partimos, se acomodó, recostándose
en el asiento.
-Así que comencé, ni siquiera Willa me ponía tan nervioso-. ¿Qué te gusta?
Dinosaurios, colorear, pasta, azul.
Asenti, tomando nota de esa variedad.
-¿Cómo te sientes?
Se encogió de hombros de nuevo.
-Confuso.
Sonref ante eso.
Bueno, el médico te hará sentir menos confuso.
-¿A dónde vamos?
-A mi casa de manada. Está en la parte superior de un edificio.
-Como uno de esos – Señaló por la ventana a un rascacielos pequeño y sus ojos se iluminaron.
Aún más grande–Me acerqué a él.
-Wow–exclamó.
-Lo sé estuve de acuerdo.
–
Empezó a quedarse dormido en el coche, era realmente adorable, y esa palabra no estaba en mi vocabulario.
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21–La cama del enfermo en el ático–2
(Caspien)
Emmett todavía estaba dormido cuando estacionamos frente al edificio de la manada, así que lo levanté y lo llevé a mi ascensor privado. Levantó la cabeza, frotándose los ojos tan pronto como las puertas se cerraron.
-Wow -Miró los edificios que pasaban junto a nosotros fuera del ascensor-. Estamos pasando por encima de ellos – Extendió la mano hacia la ventana y di un paso más cerca para que pudiera tocarla.
-Es uno de los edificios más altos de la ciudad -expliqué. ¿Y adivina qué?
Sus ojos verdes se volvieron hacia mí.
-¿Qué?-preguntó en un susurro como si fuera un secreto.
-Vamos a ir hasta arriba -le susurré de vuelta.
Sus ojos se abrieron mucho y se retorció un poco, posiblemente bailando. Miró hacia la ventana mientras nos acercábamos sigilosamente a la parte superior, inclinándose hacia adelante con las manos extendidas sobre el
vidrio.
El ascensor se detuvo y me miró como si no pudiera creerlo. Me gustaba lo fácilmente entretenido que era y cómo se intrigaba con cosas simples. No recordaba la última vez que realmente había mirado el paisaje urbano, excepto en mi primera cita con Willa.
Lo bajé cuando llegamos a mi piso. Parecía sentirse mejor mientras salía corriendo del ascensor, mirando
alrededor del vestíbulo.
– Por aquí.
Lo conduje hacia la puerta principal y se la abrí. Entró con confianza y giró lentamente estudiando el lugar. Esperé nerviosamente la opinión de un niño sobre mi decoración interior.
Está limpio señaló, y miré a mi alrededor.
Dos pisos de ventanas daban a mi área de estar alrededor de una alta chimenea de acero. Era limpio, moderno y minimalista, con muebles principalmente negros y paredes blancas. Contraté a un decorador de interiores y realmente no tuve mucha participación. Vivia aquí, sí, pero tenía tanto trabajo y múltiples oficinas que realmente
no se sentía como un hogar.
-¿Qué hay allá arriba? – Señaló el rellano del segundo piso sobre el área de estar.
-Habitaciones. ¿Quieres elegir una? -pregunté con vacilación. ¿Para hoy? -Añadi, no quería cruzar límites
con Willa.
-Acabo de conseguir mi propia habitación, es azul.
-Tu color favorito -señalé.
-¿Cómo lo sabías? -Sus ojos se abrieron mucho.
-Adivinanza afortunada -Sonreí-. Además, me lo dijiste.
-Oh.
Emmett subió corriendo las escaleras mirando dentro de las puertas abiertas de las habitaciones de
invitados.
Esta señaló y entró corriendo en una que daba a los edificios más altos. ¿Puedo quedármela? -preguntó
y se volvió, frunciendo el ceño.
-¿Qué pasa?
-Es blanca–Miré alrededor de la habitación, paredes blancas y sábanas a juego.
-Está ese cuadro señalé una pared. El cuadro me costó miles y él frunció el ceño al verlo. ¿Qué tal si hacemos un trato?
-De acuerdo -Caminó hacia mí, ahora sus pasos eran más lentos, su energía se había ido.
-Preguntamos primero a tu mamá.
–
-Está bien–aceptó y se encogió de hombros. Pero ella va a decir que sí me sonrió con conocimiento.
Espérame aquí un momento, ¿de acuerdo? -Asintió y fui a buscar algunas cosas de un armario. Emmett se estaba desvaneciendo nuevamente y se dejó caer contra la cama cuando regresé.
Vamos a bajar Hice un gesto hacia la puerta y él caminó hacia mí.
Alzó los brazos y me tomó por sorpresa. Lo levanté en mis brazos y se acurrucó contra mí. Fue tan inesperado, pero me hizo sentir realmente bien de una manera que no podía expresar con palabras.
Lo senté en una silla de abajo, puse las sábanas y la almohada que agarré del armario en el sofá. Mi mamá solía hacerme una cama en el sofá cuando no me sentía bien o tenía una lesión menor. La cama en el sofá básicamente
consistía en mis sábanas favoritas y dibujos animados todo el día, pero siempre me hacía sentir mejor.
Listo Lo coloqué en el sofá. Esta es tu cama para el día, y podemos ver lo que quieras. El médico estará
aquí pronto, así que no tienes que ir a ningún lado. ¿Tienes hambre?
de
-No sé se acomodó en la almohada y lo cubrí con una manta.
Puse mi mano en su cabeza y sentí que estaba caliente. Necesitaba comunicarme con el médico para asegurarme que estaba en camino. Sus ojos estaban cerrados antes de que siquiera encendiera el televisor. La puerta se abrió
y supe de inmediato quién estaba allí. Solo Holden se sentiría lo suficientemente cómodo como para irrumpir
aquí.
Caminé hacia la puerta principal.
-Haz silencio, está durmiendo.
Holden dejó caer las bolsas que llevaba al suelo.
-¿Qué tal un gracias, qué bueno verte?
Eso también Levanté una ceja, mirando las bolsas que traía.
-Principalmente juguetes – Encogió los hombros. Platos y vasos de plástico para niños y ropa.
-Está bien entonces.
-¿No era eso lo correcto? -Me miró, molesto.
-No sé -negué con la cabeza-. ¿Lo buscaste en Google?
-Sí, y Google dijo que los niños necesitan ropa y comida, así que compré ropa y cosas para coiner.
-Gracias le dije. Llevé las bolsas hacia la cocina y fui a preparar pollo y arroz, algo que mi mamá me hacía cada vez que tenía malestar estomacal.
–
-Nunca pensé que te vería así – Holden me siguió, apoyándose en la encimera de la cocina.
-Fuera–Señalé hacia la puerta.
-Qué insistente. Te enviaré la factura por hoy.
-Hazlo -Lo ignoré, tratando de encontrar el caldo de pollo. ¿Cuándo fue la última vez que cociné para mí mismo?–. Espera.
Me volví hacia la espalda de Holden.
-Finalmente, te arrodillarás en agradecimiento hacia mí -dijo sonriendo, pasando la mano por su
cabello.
-Necesito que compres algunos comestibles, que los pidas, lo que sea.
-Tienes a alguien para eso se burló.
-Pero tú estás aquí -Lo observé. Por favor – añadi.
-Bueno, solo porque finalmente encontraste modales, lo haré. Envíame un mensaje con lo que quieres.
El arroz casi estaba listo cuando llegó el doctor. Lo conduje hacia Emmett en el sofá y coloqué suavemente mi mano en su brazo para despertarlo. Se frotó los ojos, parpadeando hacia mí.
-El doctor está aquí, solo quiere examinarte
Le sonreí, tratando de calmar cualquier preocupación.
Me senté a su lado en el sofá mientras el médico principal le hacía preguntas y lo examinaba.
-Muy bien, Emmett, ¿verdad?-preguntó el doctor, y Emmett asintió orgulloso.
Llevé al doctor a la cocina pasando por el espacio abierto de la sala.
-¿Qué pasa?-pregunté en voz baja.
-Parece ser un resfriado, uno fuerte dijo el doctor sacudiendo la cabeza. Pero no he visto a ningún niño con fiebre así, al menos no un hombre lobo completo, híbridos sí. ¿Dijiste que él es de sangre Alfa?
-Su padre respondi irónicamente.
No tiene sentido. Quiero volver mañana. Le daré algunos antibióticos, pero no harán mucho más que algo de malestar. Muchos líquidos y descanso, intenta ver si come -Asentí.
Podía hacer todo eso.
-Agradezco tu atención. Nos vemos mañana Lo acompañé hasta la salida.
Emmett estaba sentado en el sofá cuando regresé.
aliviar
-¿Tienes hambre? Hice arroz – Decirlo en voz alta sonaba aburrido, monótono-. Mi mamá solía hacerlo para mí cuando estaba enfermo – añadí.
-Sí, por favor -Me sonrió, levantándose del sofá.
-Te lo llevaré.
-Mamá no me deja comer en ningún lugar que no sea la mesa dijo.
-Es una ocasión especial. ¿Quieres parmesano? -pregunté.
Sus ojos se iluminaron.
–
Sí, mucho queso -Reí, y fui a traerle algo de comida de uno de los platos que Holden compró.
-¿Qué quieres ver? -pregunté.
Encogió los hombros.
-Realmente no veo televisión.
-De acuerdo entonces, tengo algunas sugerencias.
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