¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia

Chapter Capítulo 32



Capitulo 32

El se agarro la frente con la mano y sinti6 un dolor de cabeza ligero.

;Por qué necesitaba sangre? ;jAcaso tenia anemia?

Incluso Bruno se sorprendio al descubrir que esta mujer estaba dispuesta a pagar su deuda

con su propia vida,

Ahora, él no podia decidir qué hacer, solo podia esperar a que Asier tomara la decision.

Asier guardo silencio y dijo con voz fria: “Solo compensen una pequefia cantidad”.

Para esa familia, esta pequefia cantidad” era suficiente para llenarlos de ansiedad, recordandoles la le Después de escuchar esto, Bruno inmediatamente hablé por teléfono: “Esta bien, no llores mas. Nue: en cuenta que los nifios no saben lo que hacen y han perdido a su padre, ustedes pueden compensz Cuando el Sr. Griera ya

no exigi6é una gran suma de dinero, Bruno realmente se sintié aliviado por esa familia.

Una mujer criando a cuatro nifos, realmente no era tarea facil.

*3000 dolares”, repiti6 Jimena, luego miré a Elia.

Elia asinti6 frenéticamente.

Jimena dijo: “Est bien, voy a pedir prestado este dinero y esta tarde iré personalmente a su empresz “Bueno.” Después de llegar a un acuerdo, Bruno colgé el teléfono.

J

Por otro lado, cuando Jimena escuché que la llamada se habfa cortado, rapidamente se sec6 las lagr y le dijo a Elia con alegrfa: “Ya no necesitamos pagar 23,000 délares, solo necesitamos 3000 délares.” Veintitrés mil délares habrian sido una carga demasiado grande para Elia.

Jimena tampoco tenia tanto dinero en ese momento.

Pero 3000 dolares era algo que podrfan manejar.

Elia también suspiré aliviada, secandose las lagrimas del rostro: “Realmente no ha sido facil.”

Jimena vio la tristeza y el sufrimiento de Elia, se acercé y la abrazo, consolandola con un abrazo silen Elia sonrié: “;No esta todo resuelto ya?”

Justo cuando terminé de hablar, sintié que alguien le agarraba las piernas.

Bajo la mirada y vio a cuatro nifios, uno tras otro, abrazandofa de las piernas.

Jimena también noté que los nifos estaban abrazando a Elia, asi que solt6 a Elia y retrocedio.

Iria segufa sollozando, su tierna carita

estaba roja de llanto, sus ojos llenos de miedo y nerviosismo: “Mama, no fuimos traviesos, una sefior miedo y corri, y sin querer rompi algo...”

Iria sollozo, explicandole a Elia, tenia miedo de que su madre dijera que no habia sido buena y

que ya no la querfa.

No queria alejarse de su madre.

La nifia pequena se sentfa vulnerable y llena de inquietud

Joel también lloré y dijo: “Si, esa sefiora era muy aterradora, era

muy mala. Solo fuimos a preguntarle a Asier si era nuestro papa”.

Al escuchar esto, Elia se sorprendié y sinti6 pena.

Se agachd y abrazo a los pequefios, secandole las lagrimas a Iria y

tranquilizdndola con una voz suave: “No llores, Irfa, no te culpo y

mucho menos te abandonarfa, no te preocupes.”

Dijo con ternura y beso la pequefia mejilla de Iria: “Los quiero mucho, ;como podria alejarme de ust: Después de hablar

suavemente, miré a Joel y dijo en voz baja: “Joel, deja de llorar, como el hermano mayor, debes dar ( Le acarici6 suavemente la cabeza.

Joel dejo de llorar, con lagrimas en los ojos pregunté a Elia: “Mama, ;Asier es nuestro papa?”


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