Chapter Capítulo 182
Capítulo 0182
Silvia instintivamente levantó la cabeza, incrédula, mirando a Julio.
Él no estaba enojado, simplemente la observaba, con cada palabra cuidadosamente pronunciada:
-Ahora dime, en realidad ¿qué es lo que quieres?
Estaban tan cerca uno del otro, Silvia enfrentó su mirada complicada y en ese momento le
mintió:
-Solo no puedo resignarme, quiero tenerte una vez más.
¡Otra mentira!
Julio presionó con fuerza la cabeza de ella contra su pecho y sonrió suavemente, con lágrimas
en sus risas:
-Ahora lo tienes, ¿y después qué? Quieres dejarme otra vez, ¿verdad?
Silvia sintió el agarre firme de su mano sobre su hombro, sintiéndose como si fuera a en ese
instante desmoronarse.
-Yo…
Antes de que pudiera terminar su breve frase, fue interrumpida por Julio:
-¿Crees que, sin mi permiso, podrías salir de Brasmo?
Silvia tembló ligeramente:
-Te prometí que me iría después de pagarte la deuda, además, Juan todavía está aquí, ¿verdad?
-Pero dime ¿cómo vas a conseguir tanto dinero? -le preguntó Julio.
Aunque sabía muy bien, que Silvia era una compositora famosa en el extranjero, la suma que él mencionó era inalcanzable para ella en ese momento.
-Voy a ganar dinero poco a poco con mis propias manos. -Silvia se detuvo por un breve momento, luego levantó la cabeza para mirarlo y le dijo,
En verdad, no voy a aprovecharme de ti de ninguna manera.
Pero Julio se enfureció aún más y apretó su agarre.
Me duele frunció el ceño Silvia.
–
El hombre instantáneamente aflojó su agarre.
Silvia apartó la manta:
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-Voy a levantarme primero.
Quería buscar ropa para vestirse, pero descubrió que la ropa en el suelo estaba hecha jirones o. mezclada con la de Julio, era un verdadero desastre. Así que se envolvió en la delgada manta y se preparó para bajar, pero antes de que pudiera moverse, Julio la abrazó con ternura de nuevo.
-¿Por qué tanta prisa? Antes dijiste que querías ser mi verdadera esposa, ¿verdad? Tomarnos de la mano, abrazarnos,
abrazarnos, besarnos…
Silvia no entendía muy bien por qué de repente él mencionaba eso. Ella había sido demasiado ingenua en ese entonces.
El primer amor, el amor secreto, todo fue sencillamente por él, y también se casó con él. Parecía natural querer hacer con él todas las cosas que las parejas hacen, incluso imaginaba tener hijos juntos y envejecer juntos… Pero después de pasar, por tantas cosas, ya lo había renunciado hacía tiempo.
-No me atrevo a desear esas cosas -respondió.
No era que no se atreviera a desearlas, sino que en realidad no quería. Julio la entendía muy bien, pero su garganta parecía estar obstruida por un fuerte nudo de algodón, incapaz de
moverse.
-Pero ahora quiero intentarlo contigo.
Silvia se sorprendió muchísimo al escucharlo.
-Quiero ser tu esposo por un mes. Si lo aceptas, después de un mes, si quieres irte, te dejaré ir y olvidaré absolutamente todo lo pasado.
Él no creía que Silvia ya no lo amara en absoluto. Antes, incluso si ella se enojaba, como máximo podría resistir una semana.
-¿En serio? ¿No me estás engañando?
Silvia sencillamente lo consideró. Un mes sería suficiente para confirmar si estaba embarazada
o no. Si lo estaba, se iría; si no, podría encontrar una manera de quedarse.
No sabía por qué, pero al escucharla hacerle esa pregunta, Julio sintió una ligera incomodidad en su corazón.
-Sí, no te miento.
Silvia también sabía que ese tipo de promesa verbal tenía poca credibilidad. Pero no tenía otra opción que aceptar.
-Te creo, no me engañes.
La sensación de opresión en el corazón de Julio se profundizó aún más. Estaba seguro de que
ella realmente quería irse.
De repente, sintió el impulso de atarla, de no dejarla ir a ningún lado. Pero rápidamente reprimió ese terrible pensamiento. ¡Él no era dependiente de Silvia! Tal vez realmente la estaba reteniendo porque no estaba dispuesto a dejarla ir de momento. 1
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