Chapter Ultimas 35
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La gente que acompañaba a Emilio me observó de manera extraña, pero yo simplemente me concentré en presentar el proyecto.
Al terminar la reunión, ambas partes quedaron bastante satisfechas y yo también me senti aliviada.
Pero justo cuando se fueron, la voz de reproche de Jonathan resonó.
“Iris, ¿cómo es posible que ni siquiera puedas hacer bien este trabajo? ¿No se supone que el diseño de proyectos es tu especialidad?”
“No sabía que lo habías invitado.” Dije girándome hacia él sin mostrar ninguna emoción.
El Jonathan de antes nunca les hubiera echado la culpa a otros.
Cuando observé el collar de Miriam, el cual brillaba ostentosamente, todo quedó claro. Habían vuelto tarde porque él le estaba comprando cosas.
Como no podía culpar a Miriam, yo fui el blanco de su frustración. Pero yo no estaba dispuesta a aceptarlo.
“El presidente Calles te llamó más de diez veces, y tú no contestaste ninguna, así que no es mi culpa.”
Realmente no era mi culpa, estaba segura de que la secretaría también intentó contactarlo. Pero, ¿por qué él no contestó…?
Cuando miré a Miriam, quien se mostró claramente incómoda, todo quedó claro.
¿Qué importancia tenía un proyecto de la empresa comparado con las joyas que él le había comprado?
Jonathan me miró furiosamente, diciendo, “Y tú ¿no podías haberme llamado para informarme?”
Sabía que había configurado su teléfono para que sonara diferente cuando lo llamara yo.
Anteriormente solo yo tenía ese privilegio, pero ahora, era de Miriam.
“Me bloqueaste.”
En ese momento observé cómo sacó su teléfono, y luego le echó un vistazo a Miriam, quien tenía los ojos llenos de lágrimas..
Al siguiente segundo, su voz se elevó bruscamente.
“¿Y no se te ocurrió usar otro teléfono para llamarme? ¿Qué, acaso no se te cae una idea?”
Al verlo enfadado, Miriam rápidamente trató de calmarlo.
“Jon, déjalo ya, volvamos a la oficina. Aún queda mucho trabajo.”
Ella lo arrastró fuera y luego me lanzó una mirada triunfante.
Pero yo seguí sin mostrar emoción alguna.
“Iris.” Olivia tiró de mi ropa, indicándome que mirara hacia la Puerta, donde había varios compañeros escuchando a escondidas, quienes al encontrarse con mi mirada, se dispersaron rápidamente.
Yo ya estaba acostumbrada. Todos sabían que Jonathan cambiaba de pareja cada dos por tres, solo que nunca las llevaba a la empresa.
En ese momento, simplemente había llevado a una a la empresa, nada
había cambiado.
Mi teléfono sonó, Estrella ya había contactado a una abogada para mí. Después de pasar brevemente los asuntos del trabajo, me fui de la
empresa.
El divorcio realmente era inevitable, de lo contrario, no quería ni imaginar cuántas más falsas acusaciones tendría que seguir soportando.
Cuando vi a la abogada, le entregué directamente todas las pruebas, incluidos los registros de dos llamadas a la policía, así como fotos de Jonathan con otras mujeres que había encontrado en internet.
“También tengo muchos testigos, si es necesario, puedo obtener las grabaciones de las cámaras de seguridad de la empresa.”
Los momentos íntimos entre Jonathany Miriam en la empresa no eran precisamente escasos, por lo que eran suficientes como para conseguir pruebas de su infidelidad durante el matrimonio.
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La abogada Noelia Martínez me miró con una expresión de dificultad.
“Esto solo puede servir como evidencia indirecta, probar que él fue infiel durante el matrimonio es bastante difícil, y atraparlo in fraganti tampoco e realista. Además, tu esposo tiene una gran cantidad de propiedades, dividi los bienes en el divorcio va a ser una larga batalla legal, no creo que él vaya a quedarse sin nada.”
Inmediatamente sacudí la cabeza, “No necesito que se quede sin nada, sol quiero divorciarme, pero tampoco puedo quedarme con las manos vacías.”
Es cierto que estos años no he ganado mucho dinero, pero mis futuros tratamientos médicos van a ser costosos. Después del divorcio, es poco probable que me deje seguir trabajando en la empresa, por lo que necesitaba asegurarme un respaldo.
Noelia asintió seriamente, “Entonces solo queda la división de bienes, obtener la mitad no será un problema, solo que tomará un poco más de tiempo.”
Al escucharla, continué sacudiendo la cabeza.
“Ahora, mis gastos médicos mensuales son de al menos entre sesenta a ochenta mil pesos. Sumado a la posibilidad de que el cáncer pueda regresar, si consideramos una tasa de supervivencia ideal y que pueda vivir otros diez años, estaría bien con recibir al menos diez millones de pesos.”
La abogada me miró algo sorprendida, ¿Estás segura?”
“Segura, solo quiero divorciarme cuanto antes, no necesito nada más.”
En el camino hacia allí ya lo había pensado bien, siempre y cuando pudiera divorciarme, estaría dispuesta a renunciar a todo lo demás.
Incluido Jonathan.