Chapter Ultimas 32
Capítulo 32
En ese momento, la comisaría se torná inusualmente tranquila, como si Todos los ojos estuvieran puestos sobre nosotros.
El oficial que había hablado conmigo anteriormente acababa de regresar de una misión y, al vernos, rápidamente se llevó a un lado a otra persona y le dijo algo.
Sabia que en estos casos de problemas familiares, lo máximo que podia hacer la policia era mediar.
Con el consentimiento de Jonathan, a Miriam no le pasaría nada a menos que cometiera un crimen.
Pero yo tampoco quería dejarlo así, ¿quién la mandó a pavonearse en frente mio?
¿Y quién lo mandó a Jonathan a no querer divorciarse?
Sin embargo, los demás no sabían nada sobre su situación y nos observaron con curiosidad.
Estrella soltó un resoplido, “Iris, él solo es tu esposo de nombre. Dejar que la amante entre a la casa, ¡qué hombre tan basura, repugnante es poco decir No sé bien qué día era, pero en la comisaría había bastante gente.
Bajé la cabeza, fingiendo limpiar lágrimas que no existian.
En ese momento, algunas de las señoras presentes no pudieron quedarse sentadas sin hacer nada.
“En serio? ¿Tan joven y robándole el esposo a otra? ¡Una sinvergüenza!”
“Apuesto a que es por dinero. Basta con solo mirar a la esposa legal tan sencilla y a la amante tan bien vestida.”
“Ese hombre, por su cara, se ve que no vale la pena, no es más que un canalla, ambos son unos sinvergüenzas.”
Esas señoras eran muy combativas, especialmente ante una injusticia
como la que habia enfrentado, por lo que casi todas se pusieron de mi lado. Jonathan, se veia extremadamente molesto, él no emitió palabra, solo me miró fijamente.
Como Miriam no pudo soportar que la difamaran asi, pronto se puso a llorar.
“¿Qué amante? ¡La verdadera amante es la que no es amada! ¿Qué saben ustedes? Ellos dos ni siquiera tenian sentimientos el uno por el otro, jes ella quien retiene a mi novio sin querer soltarlo!”
Cuanto más decía, más la despreciaban. Finalmente, los policías tuvieron que invitarnos de nuevo a la oficina.
“Este asunto, en realidad, es solo una disputa familiar y no ha causado pérdidas materiales, asi que….
“Oficial, ella rompió una antigüedad de mi casa que probablemente vale unos miles, debería ser suficiente para presentar una denuncia.” Dije bajando la vista, jugueteando con mis dedos, en ese momento, de repente, queria tomarmelo en serio.
Los policías no esperaban que dijera eso, por lo que por un momento se quedaron sin palabras.
*¿De qué te las das? Todo en la casa lo compró Jon con su dinero, ¿qué has aportado tú? ¿Puedes permitirtelo?” Miriam siguió siendo arrogante, con apoyo de Jonathan, ella se sentia con respaldo.
Levantando la mirada, resignada, dije, “Disculpa, aunque no ganara ni un centavo, eso sigue siendo propiedad conyugal, una amante no tiene derecho a llevárselo. Además, lo que te llevaste son mis joyas, incluso si Jonathan y yo nos divorciamos, esas joyas me pertenecen, ¿verdad?”
Luego miré hacia el oficial, quien inconscientemente asintió con la cabeza.
Miriam, las joyas que te llevaste valen al menos varios cientos de miles, ¿no sabes si eso constituye un gran delito de robo?”
Estrella apretó mi mano, algo emocionada.
Sabía que pensaba que siempre había sido demasiado blanda, no sabía cómo había sacado fuerzas en mi estado.
El policía frunció el ceño, también pensando que la situación era complicada.
“Ustedes dos intenten llegar a un acuerdo, si no pueden, continuaremos con la mediación.”
El oficial se fue, y la atmósfera se enfrió aún más.
Miriam siguió meciendo el brazo de Jonathan, pero él solo se limitó a observarme.
Después de un rato, sonrió, “Iris, siempre supe que solo amabas el dinero. En aquel entonces te fuiste con un hijo de papá al extranjero, diciendo que querías romper conmigo. Ahora también quieres dinero, no puedes vivir sin él, ¿Verdad?”
Frente a esas palabras, solo pude asentir silenciosamente, ahí tienes tu verdad, Jonathan.
Pero Estrella, quien no pudo soportarlo más, se levantó de golpe, apuntando a Jonathan.
“¿Todavía tienes la cara para hablar de aquel entonces? ¿Acaso sabes lo qué pasó…”
“Estrella, ya basta.”
Inmediatamente la empujé de vuelta a su asiento y le hice una señal negativa con la cabeza, “Así es, no hay nada de qué hablar.”
Ella parecía ansiosa por decir algo más, pero al final cerró la boca.
Preferiría que Jonathan nunca supiera lo sucedido aquel entonces, ya que las cosas habían llegado a ese punto entre nosotros, ¿qué sentido tenía revelar el pasado?
Sin embargo, pronto se dio cuenta de que algo andaba mal, y se quedó mirándonos sospechosamente.
“¿Qué pasó en aquel entonces?”
“En aquel entonces te dejé por un hijo de papá, ¿qué más quieres saber?” Dije mirándolo sin expresión, y sin ganas de darle explicaciones.
“¡Tú…!” Dijo con furia, apretando los puños.
Miriam, lo agarró, rápidamente, “Jon, lo que pasó, pasó. Déjalo ir.”
“¿Y ahora, qué hacemos?” Preguntó ella con un tono lloroso, mirándome furiosamente.
Yo simplemente sonreí, “Pues, hacer que tu reputación se arruine y acabes entre rejas.”
“¡lris, te pasaste!”
Mientras Jonathan intentaba consolarla, Miriam gritó llorando.
Cuando él me miró, todo lo que vi fue resignación, “Iris, ella solo fue a nuestra casa. ¿Realmente era necesario?”
“Ella invadió propiedad privada. No, espera, tú le permitiste llevarse mis joyas y mis vestidos, ¿verdad? Entonces ustedes dos son cómplices.”
Parece que Jonathan acababa de recordar lo que había estado
mencionando sobre las joyas, por lo que se quedó mirándome atónito, y luego a Miriam.
Ella, quien estaba claramente aterrorizada, trató de explicarse, rápidamente, “Esta noche tenemos una cena, yo… yo solo no quería hacerte quedar mal.” Con esas palabras no dijo nada, y al mismo tiempo, lo dijo todo.
Al parecer, ella tomó decisiones por su cuenta, incluso engañando a Cecilia. Jonathan respiró profundamente, su pecho subió y bajó dramáticamente, y finalmente me miró.
“Si olvidamos todo esto te daré 400 mil pesos.”