Chapter CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 22
SIEMPRE SERÉ ESTA RANIA.
Hakim apretó a Rania contra él mientras su lengua se metía profundamente en su boca, y ella cedía muy sumisa en sus labios. Un torbellino de emociones y deseos reprimidos que finalmente se liberaban, dio paso a los estragos, y la tensión en el aire se disolvía con cada caricia.
Hakim se sofocaba, y se perdía cada vez en su piel porque ella era exquisita, y había una suavidad tan
extrema y una entrega de parte de Rania, que volvía a hacerlo pensar en su inexperiencia esta vez.
Entonces se despegaron por un momento para recuperar el aire.
-Hakimsusurró ella, tratando de contener la creciente excitación que él despertaba en su interior.
El rey la miró con ojos ardientes y sin previo aviso succionó su boca con fuerza haciendo debilitar
completamente a Rania.
-Tienes un poder sobre mí, Rania, que no puedo ignorar. Tu sumisión me despierta un deseo primitivo… Rania sintió como las manos bajaron a sus piernas, y subió el vestido con descaro.
-Realmente quisiera tener ese poder… que…
-Por ahora prefiero ser el tirano para ti –Él le sonrió de forma devastadora.
Rania apretó los ojos cuando esa mano grande y gruesa se metió entre sus pantis, y comprobó algo que la avergonzó. Ella estaba lista y eso volvió loco al rey.
Ella no supo cómo estaba sucediendo esto. Unos minutos atrás, estaba intentando ganar su voto para que le dejara ganar su confianza, y ahora, literalmente, la tomaría de pie, y recostada a una pared con una fuerza y una pasión, que ella ni siquiera podía sostener.
Había un cúmulo y una mezcla de todo. Preocupación, dolor, desesperación y un deseo que todo fuera una bomba a punto de estallar dentro de ella.
Ni en sus sueños más locos pudo imaginarlo, y solo despertó de sus pensamientos congestionados, cuando sus brazos la alzaron para que su cuerpo y su torso, literalmente, la sostuvieran.
Y aunque había tenido una noche intima con él, no estaba preparada en lo más mínimo para esto. Pero, por supuesto, él estaba acostumbrado a otro tipo de mujer…..
Rania tembló en sus brazos, y trató de acompasarse a su fuerza y al beso exigente que estaba recibiendo de parte de Hakim. Cada vez se sorprendía más de este hombre que estaba aceptando rápidamente y que, en momentos como estos, le hacía olvidar de todo en lo absoluto.
Y sí, iba a pasar… sintió cómo ella fue llena, como los dedos de Hakim la tocaron íntimamente y la abrieron para él creándole una apertura, y luego, una profunda embestida, rompió su garganta.
-¡Ahhhhhhhh! -su propio sonido puso rojas sus mejillas, y su rostro se puso de lado.
-Mírame Rania… -El rey apretó su rostro descontrolado-. Mírame y dime que serás esta siempre en mis
Rania no podía respirar, ni siquiera le podía contar esto a Laya, si es que volvía a hablar con ella.
Ella solo asintió, pero eso pareció agitar más al rey, entretanto no se detenía, no se detenía en ninguna de sus caricias, en su agitación, en su fuerza.
Esta fase era muy diferente a la primera noche.
-Dilo complace a tu rey…
-Siempre… seré esta Rania
siempre su boca succionó su cuello y ella tuvo que afincarse en sus
hombres y su cabeza, para calmar su desesperación.
Los movimientos se volvieron más exigentes, y ella tuvo que sostenerse en sus brazos, hasta que un beso largo, profundo y apasionante, le terminó por robar el aliento.
Ella se despegó por un momento de su boca para tomar el aire, esta vez giró a su derecha, y aunque sus agitaciones estaban en el punto del climax, sintió cómo todo su cuerpo se encogió y un duro golpe de placer se instaló en su vientre.
Estaba explotando su punto más alto de excitación cuando el rey la bajó de su torso, aun con las ropas puestas y se tiró en la cama con ella, como si la desesperación aun los gobernase.
Todo su peso cayó en ella, y enrolló sus piernas, profundizando su entrada y haciéndola gemir, sin reprimir
los sonidos.
Hakim abrió su vestido y besó sus pechos con descaro, y ella lo sintió mucho más fuerte que hace unos minutos, sus ojos se encontraron de vez en cuando y las largas succiones en su piel, incluso le dolieron.
Ella volvió a desequilibrarse cuando volvió a enrollarse. Su vientre se sacudió y estiró al mismo tiempo, mientras su espina dorsal se colocaba recta al detectar que ese rayo volvía a golpearla muy fuerte.
La mirada del Emir se había oscurecido, él la besaba, besaba su cuerpo al mismo tiempo que la embestía una y otra vez, pero Rania podía ver que esta vez parecía castigarla.
Como si se desquitara con su cuerpo, pero el placer había aumentado significativamente en ellos.
La espiral siguió en creciente, era largo, pero muy placentero, que la sacó de su estado, y luego notó como el rey se apresuró envolviendo su cuerpo en sus brazos, hasta que un sonido gutural, muy ronco, muy excitante
y muy varonil, salió de su boca.
-Mi Rania–estrelló su aliento en su oído, y Rania lo envolvió con todo su cuerpo.
No quería que se fuera, quería que se quedara con ella, porque esta noche, sería muy amarga sin su Omar.
Sus respiraciones se acompasaron todas con el pasar de los minutos, y ambos se quedaron en un absoluto
silencio.
Hakim miró al techo teniendo su calor mientras ella seguía acostada en su pecho. Tenía que levantarse, tenía que salir de esta habitación, si se quedaba él se perdería en ella, y por ahora debía pensar única y exclusivamente en su hijo.
2/3
Se removió un poco, la vio moverse, e intentó ajustar su pantalón cuando ella se movió rápidamente.
-¿A dónde vas?
-Debo irme… -Rania negó con lágrimas en los ojos.
-No te vayas, quédate… no podré vivir una sola noche más, sabiendo que Omar está fuera de mí… -Hakim vio cómo sus labios temblaron y su ceño se profundizó-. Por favor… por favor…
-Vistete yo mismo te acompañaré a ver a Omar…
El rostro de Rania se transformó y casi se ahogó de la agitación, ella se puso un abrigo muy rápido, y ni siquiera se preocupó por su calzado cuando llegó a la puerta.
-No me falles más Rania… no lo hagas.
Rania lo miró asintiendo, y ella pidió a Alá, con todas sus fuerzas, de que el cielo se pusiera a su favor…