Chapter Capítulo 79
Capítulo 79: Cita en Solitario
Tomé el teléfono y ella me dijo: -Necesito hablar contigo, sal un momento, ¡nos vemos!
-¿Por qué no lo dijiste cuando estabas en casa?– la pregunté.
-Esto es entre nosotros, no es conveniente que lo escuchen en casa. ¡Nos vemos en el bar Feliz Velada!—Antes de que pudiera responder, ella colgó directamente.
Sosteniendo el teléfono, reflexioné, sin entender cuál era su propósito al citarme.
Con esta idea en mente, me levanté de la cama, miré la hora y vi que era casi mediodía. El bar aún no estaba oficialmente abierto.
Me puse unos jeans, una camiseta y unos zapatos planos blancos.
En el coche, intenté llamar a Ivanna, pero por mala suerte, Ivanna había ido a otra ciudad.
Luego intenté llamar a Patricio, pero después pensé que Sofía siempre me estaba siguiendo, así que mejor no implicar a Patricio.
Colgué rápidamente, ya estaba en el bar Feliz Velada.
Honestamente, era la primera vez que iba a un lugar así. Al entrar, las tenues luces me hicieron sentir incómodo. El bar estaba en el sótano, la escalera para bajar era estrecha pero el espacio adentro era grande.
En el salón del bar, me quedé parado en la entrada, tardé un tiempo en acostumbrarme y ver el interior. En este momento, el bar aún no estaba oficialmente abierto y no había clientes.
Bajo la luz amarilla del mostrador, un joven estaba ocupado. Me acerqué y le pregunté: Señor, estoy buscando a alguien, ¿el bar ya está abierto?
–
Él me miró de reojo y señaló al frente. Me volví y vi un pasillo amplio con muchas habitaciones en ambos lados.
Quería preguntarle qué habitación tenía gente, pero él ya no me prestaba atención. Así que desistí y me di la vuelta para adentrarme en el salón.
Parecía que Sofía vino a menudo a este tipo de lugares, de lo contrario, no me habría citado aquí.
Había muchas habitaciones aquí y me di cuenta de que esto parecía un laberinto.
Mi corazón estaba cada vez más inquieto. Justo cuando estaba a punto de volver, una puerta se abrió de repente en el pasillo a la izquierda y salió Sofía.
¡Ja! ¡No esperaba verte tan rápido, cuñada!– Se rio de manera siniestra.
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Pero su risa en este momente me hizo sentir un escalofrío, incluso más aterrador que Hernán.
Miré fríamente a Sofía, desde que vi cómo ella tenía relaciones con Hernán, me daba asco verla.
Ella extendió la mano hacia mí, como si quisiera agarrarme, me aparté y le dije: –Habla.
Luego, eché un vistazo a la habitación a la que ella había salido, estaba vacía, entré rápidamente y me senté en el sofá, mirando a Sofía y le dije: -¿Qué quieres decir?
Sofía entró contoneándose, como una prostituta, me dio náuseas de solo verla. De repente, entendí por qué Hernán le gustaba.
Se acercó a mí y se sentó en el sofá, su expresión en el rostro era muy complicada, parte excitación, parte alegría y un poco de malicia.
Había una botella de vino tinto ya abierta en la mesa, la tomó y mientras servía una copa me dijo: —Cuñada, estoy segura de que nunca has estado aquí, ¿verdad? ¿Crees que Hernán ha estado aquí?
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