Chapter Capítulo 106
Capítulo 106: Como el patrón, como el criado
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Aunque no tenía más simpatía por la gente de la familia Cintas, Sonia había sido amable conmigo a lo largo de los años, por lo que podía perdonar su actitud fría cuando estuve en su casa aquel día. Después de todo, cuando se trataba de intereses, la naturaleza humana era
egoísta.
Ella trató de persuadirme para que no me divorciara, pero rechacé su propuesta, ya que había desarrollado un miedo aterrador hacia esa familia.
Elegí un café cercano a su casa para reunirnos.
Cuando vi a Sonia, no pude evitar sentir cierta compasión por ella, así que mi actitud también se suavizó un poco. A fin de cuentas, no era lo suficientemente despiadada como para ser
grosera con una mayor.
No se veía muy bien y, después de no verla durante unos días, tenía un aspecto muy demacrado. Su expresión era compleja cuando me vio. (
En realidad, entendía sus sentimientos. Pedí una taza de leche caliente para ella mientras esperaba a que comenzara la conversación. Sus labios se crisparon durante un buen rato antes de que levantara finalmente la cabeza y me preguntara: -¿Cómo… cómo está Dulcita?
Tan pronto como terminó, estalló en lágrimas. Yo tenía claro que ella había mimado a Dulcita
mucho.
-Ella está bien, pero no es tan alegre como antes–respondí en tono indiferente. Ante su expresión angustiada, no pude soportar ser dura con ella. —Puedes visitarla en cualquier
momento.
Esa frase la animó de inmediato. Agarró mi mano y dijo con urgencia: -María, ¿puedes no
divorciarte?
Quise zafarme de su agarre, pero me contuve al final. No sabía por qué, pero me resistía en extremo a cualquier gesto amable o toque de la familia Cintas.
-¿Qué opinas? Bueno, dicho de otro modo, ¿tú qué harías si fueras yo? ¿Podrías compartir a tu marido con otra mujer? -repliqué.
Su rostro se arrugó al instante y liberó poco a poco mi mano. Así es, así lo hice. Y más que eso, terminé criando a la hija de esa perra.
Me sorprendió su revelación tanto que me quedé sin habla por un momento.
Incluso después de todos esos años de matrimonio con Hernán, no llegué a conocer muy bien a la familia Cintas. De hecho, me había picado la curiosidad el día del accidente de Dulcita, cuando Alejandro había dicho que Hernán y Sofía no eran parientes.
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-Cuando era joven, Alejandro se involucró con otra mujer y la trajo a vivir a nuestra casa — comenzó a contar Sonia con indignación.
-¿A la casa?-pregunté sin entender a qué se refería.
—–Ella era una prima lejana suya. Esa mujer era muy desvergonzada. Dijo que vino a la ciudad a buscar trabajo y terminó viviendo en mi casa. En ese momento, acababa de casarme con él explicó Sonia, con un gesto de dolor en su rostro.
-¿Conoces esa antigua casa, verdad? A pesar de las malas condiciones, jellos dos se liaron delante de mis narices! Pero estaba embarazada en ese momento… Para gente de nuestra época, el divorcio era algo muy feo. Especialmente para mí, una mujer que acababa de casarse, ¿ cómo iba a divorciarme?
Sonia hablaba con tal indignación que me dejó en piedra. ¡Así que era cierto el refrán: como el patrón, como el criado!
-Yo aguanté todo eso hasta que Hernán tenía unos 2 años, y ella aún no estaba dispuesta a irse. Poco después, esa mujer despreciable también se quedó embarazada. No paraba de acosarme y amenazarme, o denunciaría todo esto en la empresa de Alejandro.
-¿Qué más pude hacer? Tuve que soportarlo. Después de todo, Hernán era muy joven en ese entonces, y yo no tenía un trabajo estable para mantener a mi hijo.
Sonia se enjugó las lágrimas mientras hablaba, luciendo bastante lamentable. Pero en el fondo, yo no tenía simpatía por ella. Sus acciones no fueron impulsadas por el amor, sino por la estupidez.
-Y así, esa perra seguía viviendo en mi casa. ¡Incluso dormíamos en la misma cama! Después de dar a luz a Sofía, tal vez se dio cuenta de que Alejandro era un hombre ambicioso pero incapaz, así que dejó a su hija y desapareció de la noche a la mañana sin dejar rastro.
-Por tanto, tuve que hacerme cargo de Sofía. A pesar de que me molestaba, al final era una
vida.
Al escuchar las palabras de Sonia, no pude evitar admirar la impresionante tolerancia de esa mujer y su increíble carencia de astucia. No era de extrañar que normalmente mantuviera su distancia de Sofía y a menudo le hablara duramente.
Obviamente, había estado sintiéndose incómoda todo el tiempo, pero ella misma había elegido soportarlo. 2
-Pero, si mal no recuerdo, Sofía no es pariente de Hernán, ¿verdad? -pregunté por curiosidad.
-Desde pequeña, ella tenía problemas de salud. Una vez, necesitó una transfusión de sangre, y ahí me di cuenta de que no era hija de Alejandro -respondió Sonia entre dientes.
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Me eché a reír, sintiendo la enorme ironía de la situación.
-De tal palo, tal astilla. ¿Cómo iba a imaginar que había criado a una bestia así? Ella no sólo causó problemas en tu vida, sino que también destrozó esta familia. ¡Alejandro se lo merecía! Debería haber ido a la cárcel hace mucho tiempo. Él…
Sonia dejó de hablar de repente y me dirigió una rápida mirada, la cual me pareció extraña. Era como si hubiera revelado algo que no debía, razón por la que cerró rápidamente la boca.
Después de un rato, dio un golpe en la mesa y continuó: -Es difícil decirlo. Pero, María… si insistes en el divorcio, Hernán estará en aprietos. Te ruego que me ayudes, al menos por mi bien. Por favor, sé paciente un poco más. Estoy segura de que él se dará cuenta. Después de todo, tienen a Dulcita…
Sonia estaba cada vez más emocionada a medida que hablaba. De repente, se levantó de su asiento y se arrodilló delante de mí, haciéndome soltar un grito de asombro.