Chapter Capítulo 468
Capitulo468
Ivan miré hacia atras por un momento, pero como Gerardo no le pidi6 que se
detuviera, no solt6 el acelerador y el coche continué su veloz trayecto por la
carretera.
Cira apreto los dientes y gir6 la cabeza para mirar fijamente a Gerardo.
-iHaz que se detenga!
Gerardo se incliné de repente hacia ella, acercandose instantaneamente. La
proximidad repentino hacia que incluso su ligera fragancia a pino pareciera
invasiva. Las percepciones de la distancia segura varian de una persona a otra,
pero superarla siempre provoca incomodidad. Sin pensarlo, jCira sacé un
pequefio cuchillo de su bolso y lo apunté hacia él!
Sin embargo, Gerardo fue mas rapido y habil, atrapando el cuchillo con destreza.
Al mirar hacia abajo, vio que era una navaja plegable portétil, corta pero afilada,
lo suficientemente peligrosa. Luego, levanté la mirada para enfrentar a Cira.
El lo entendia. La repentina pelea, el secuestro, la carrera y el accidente
repentino habian dejado a Cira afectada, y ella instintivamente se estaba
protegiendo.
Pero con un tono més profundo, le preguntd: -¢Me estabas apuntando con el
cuchillo?
Cira apreto los labios e Ivan no pudo evitar echar un vistazo al espejo retrovisor.
-Jefe, ¢ estas bien?
Gerardo dijo en voz baja «
Se apart6 nuevamente, abrochandose también su propio cinturén de seguridad.
-El no tendra problemas, pero si sigues a su lado, td los tendras.
-La manera de hacerme creer en tus palabras es que me cuentes todo, yo
misma decidiré en qué creer, en lugar de que digas algo y yo deba creerlo.
Cira hablé con firmeza: -No soy una nifia pequefia que acepta todo lo que le
dicen.
Gerardo guard6 silencio.
Cira gir la cabeza para mirar por la ventana y vio su reflejo en el cristal. Los
+ 15 BONUS
contornos de su rostro masculino eran suaves y atractivos, con una mandibula y
una nariz que formaban una linea sensual.
Parecia estar pensando,
Pensando si debia hablar.
Cira no lo presioné. La carretera se dirigia al campo, los edificios en el camino
se volvian cada vez mas escasos, el pavimento se convertia en tierra, el camino
era irregular y el vehiculo se sacudia. A pesar de eso, [van mantenia una
velocidad peligrosa, como si el coche pudiera volcar en cualquier momento.
Cira agarré fuertemente el asa en el techo del coche.
Un sonido metalico resond.
El ligero sonido de la chispa de un mechero resond, tocando los nervios tensos
de Cira. Lo mir6 instintivamente y vio a Gerardo sosteniendo un mechero
plateado
en su mano.
Se quedé un momento atoénita.
Eso parecia...
¢Era el mismo que le habia regalado afios atras?
Gerardo manejaba habilmente el mechero, haciéndolo girar entre sus dedos.
Cira not6 una joya naranja en la parte inferior del mechero, como el sol
derritiéndose en oro: era el mismo mechero que ella le habia regalado.
Viendo esos gestos habituales, entendié que él lo habia tenido consigo todos
€sosI
afios.
Cira apret6 los labios involuntariamente. El encendié la llama, que brill
fugazmente ante sus ojos, y en ese instante, volvi6 a aquel atardecer después
de la escuela.
La luz dorada del creptsculo se extendia por medio campus.
El joven habia jugado algunas rondas de baloncesto, estaba un poco jadeante.
Cruzo6 la barandilla, salté desde el campo hasta las gradas, y se senté en una
silla para descansar.
Alguien le pasé una botella de agua mineral, la tomé y bebié medio contenido de
un trago. Desabroché unos botones del cuello de su uniforme, revelando su
cuello. El perfil afilado de su garganta se deslizaba hacia arriba y hacia abajo
mientras tragaba.
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Su compafiero de al lado le dijo algo, probablemente lo elogié cémo habia
jugado al baloncesto. Gerardo curvo ligeramente los labios con una sonrisa
tenue y perezosa, con una actitud indiferente destacando en la luz del atardecer,
hermoso y llamativo.
Después de la escuela, varias chicas solian no regresar directamente a casa,
venian especificamente para verlo jugar. Con precaucion, se agrupaban a su
alrededor, y algunos chicos le ofrecian cigarrillos, a los cuales él aceptaba con
indiferencia, sosteniéndolos entre sus delgados labios.
Cuando una de las chicas traté de ofrecerle fuego, él la vio de inmediato.
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Contra la luz del sol poniente,
entrecerrd sus ojos color té, una
sonrisa mas profunda aparecio en su
rostro mientras llamaba: -Cira, ven y
enciendeme el cigarrillo. The content
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Ella no se acercé.
En lugar de eso, se dio la vuelta y se fue.
Gerardo rapidamente la siguio, y escuché a algunos de sus compafieros
burlandose: -Ay, la esposa de Gerardo esta enfadada de nuevo...
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Gerardo se volvio y lanzo la pelota
gue estaba girando en su mano,
golpeando con precision al
compafiero que mas estaba
incordiando. Eso provocé otra ronda
de risas. Sin prestarle mas atencion,
extendio naturalmente la mano y
tomo la mochila de ella, colgandola
en su hombro. The content is on
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Incliné la cabeza hacia abajo.
-¢ Por qué Cira esta enojada? ¢ Por qué?
Ella no le respondid, solo unos dias después, le entregd ese mechero, diciéndole
que si queria fumar, lo encendiera por si mismo.
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Gerardo jugo con el mechero de la
misma manera que lo hacia ahora,
sonrié como si hubiera entendido
algo, y luego dijo: -No me gusta
fumar. Ese dia, incluso si no hubieras
venido, no les habria permitido
encenderlos. Pero esto... Levanto el
mechero. The content is on
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-El primer regalo que Cira me dio, lo guardaré para siempre.
+15 BONUS
Capitulo469