Chapter Capítulo 10
Capitulo 10
Al final del dia, Cira entr6 a la oficina. Mientras colocaba los documentos, le dijo
a Morgan:
—La sefiora Vega me llamo al mediodia y nos invit6 a cenar esta noche.
Morgan, hace medio afio que no has vuelto a casa.
Morgan fruncié el cefio con impaciencia:
—¢ Hablas frecuentemente con mi familia?
—No —respondié Cira—, por lo general es la sefiora quien me llama.
Morgan mird su reloj y le lanzd las llaves del auto, mientras daba instrucciones:
—Tu manejas. Le pediré al chofer que lleve a Keyla a casa.
Cira lo siguio, observando su figura mientras tenia una pregunta en la punta de
la lengua. Abrié la boca, pero no pudo articular ninguna palabra. Tenia miedo de
escuchar la respuesta, la respuesta que ya presentia.
En la mesa de la cena en la casa de los Morgan, la sefiora Morgan no paraba de
servir comida a Cira, preguntando en un tono preocupado:
—¢ Por qué has adelgazado tanto? ; Estas enferma?
Morgan habia sido una persona fria y reservada, y en su hogar era atin mas asi.
Ademas de saludar a sus padres cuando entré en la casa, no dijo ni una palabra
més, solo observaba cémo la mujer socializar con sus padres.
Cira se toco ligeramente el rostro y respondié sonriendo:
—No, estoy bien. Tal vez el tono de lapiz labial que usé hoy no me caia bien. Lo
tiré cuando llegué a casa.
Todo el mundo sabia que la secretaria del presidente del Grupo Nube Celeste
era una mujer habil en el trato con las personas. Con una simple frase, la sefiora
ya sonri6 alegremente.
De repente, Morgan recordd las palabras de Keyla. Era verdad que a todos les
agradaba Cira, no solo como colega o cliente, sino también a los miembros
mayores de la familia.
Durante estos tres aos, ella le habia ayudado mucho en su trabajo y también
en su vida. Se ocupaba de todo, sin importar si estaba dentro o fuera de su
rango de trabajo. Por eso, sus padres y amigos asumian que ella se convertiria
en su esposa, e incluso mencionaron su matrimonio en mas de una ocasion.
Morgan sonrié con desdén. Como era de esperar, su madrastra menciono el
asunto nuevamente.
Después de pasar toda la tarde pensando en este tema, Cira alin no sabia como
responder y miré a Morgan desconcertada.
Morgan tomo su vaso de agua y dio un sorbo. Su voz era como el agua, sin
emociones ni calidez:
—Nunca me casaré con ella.
Cira estaba a punto de servirse una costilla cuando escuchd las palabras. Con
un sonido suave, la costilla cayo en su plato, pero fue tan ligero que solo resoné
en su corazon, como las grietas de una telararia en un vidrio. Por un momento,
parecid que su corazon dejo de latir.
El sefior Morgan, Carlos Vega, dijo con voz profunda:
—Si no te casas con Cira, ;con quién te casaras? ;Con la secretaria de la
empresa? No pienses que no sé las cosas ridiculas que has hecho en la
empresa.
—Sefior... —intentd Cira a suavizar el repentino conflicto.
En el pasado, cuando ambos tenian conflictos, siempre era ella quien mediaba
entre ellos.
Sin embargo, esta vez, como si hubiera tocado un punto sensible, lo contradijo:
—Padre, te estas entrometiendo demasiado en mis asuntos. Si hablamos de
cosas ridiculas, ti también hiciste muchas cuando eras joven, ;no es asi,
sefiora Vega?
El rostro de la sefiora se tensé un poco debido a la verglienza, mientras Carlos
golpeaba la mesa y se levantaba furioso:
—iMaldicién!
Morgan tomé una servilleta y se levanté diciendo:
—He terminado de comer, me voy primero.
El rostro de Carlos se puso palido de ira, y la sefiora rapidamente le sirvié un
vaso de agua:
—Tranquilizate, no te enfades tanto, carifio. Tienes presion arterial alta.
Cira, de manera involuntaria, defendié de Morgan:
—Hoy Morgan tuvo algunos problemas con un cliente, por eso no esta de buen
humor.
Carlos dijo con un rostro sombrio:
—Conozco su temperamento desagradable, no necesitas defender de él.
La sefiora intenté persuadirlo:
—Morgan ya es el CEO de una empresa tan grande. Con tu tono de reganar a
un nifio, es natural que no esta de buen humor. Déjalo.
Luego reconforté a Cira, diciendo:
—Lamento haberte puesto en una situacion incémoda, Cira. Ve rapido a
alcanzar a Morgan. Hay varios autos en el patio, elige uno.
En realidad, Cira no queria ir.
Desde hoy, o, mejor dicho, desde el aborto, cada vez que veia a Morgan, sentia
una sensacion de agotamiento. No queria enfrentarse a él... Antes, podia
aguantarlo todo solo con pensar en el primer encuentro entre ellos.
Pero al ver la mirada de la pareja, no podia negarse. Solo pudo asentir con la
cabeza, sac las llaves del mayordomo a alcanzarlo.
En una distancia corta, vio el auto de Morgan. Se paré en un camino pequefio, y
él estaba fumando junto al coche.
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