Chapter Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria Capítulo 495
Capítulo495
¿Ella decide?
¿Aún tenía otra opción?
Él la amenazó con su madre, ¿tenía alguna otra opción además de ceder?
Cira cerró los ojos sonriéndose con amargura, sintiendo mareos en su mente, dio un paso rígido en la dirección de Morgan.
La mano de Gerardo deslizó hacia abajo por su brazo, agarrando su mano, palma con palma, ambas manos estaban un poco frías.
Cira lo miró de reojo, ninguno de los dos dijo nada, pero la mirada que se cruzaron parecía haber expresado mucho.
Morgan los miró fríamente, su mirada cayó sobre sus manos. Cira apretó los dedos, volvió a mirar a Morgan: —¿Si voy contigo, dejarás en paz a mi madre?
Morgan apartó la mirada, con los labios apretados: -Si no vienes conmigo, ¿con quién piensas ir?
Cira retiró su mano de la de Gerardo, exhaló, su expresión se volvió más tranquila, y siguió saliendo hacia el jardín.
Sandra no pudo evitar dar un paso adelante: –Señor Guzmán…
Gerardo no dijo nada, siguió con la mirada la silueta de Cira, con una expresión que se volvía cada vez más indiferente en su rostro.
Morgan tampoco mostró ninguna victoria evidente, sus ojos eran tan gélidos como el hielo: -Todavía tengo cuentas que saldar contigo.
Él siguió a Cira, cuando pasó junto a ella, agarró su mano y la llevó al coche sin
decir nada.
Sandra apretó los dientes: -Señor Guzmán, ¿vamos a dejar que se lleve a la señorita López así? Ellos son muchos, ¡pero nosotros tampoco somos débiles!
-Su madre está en manos de Morgan, ella no puede simplemente ignorarlo, pase lo que pase.
Sherón era el territorio de Morgan, y además había otras tres familias involucradas. Rescatar a la madre de Cira de su cautiverio no sería fácil. La madre de Cira no estaba bien de salud y era frágil, así que no podían actuar con fuerza
Gerardo le respondió de manera indecisa: -Iván también está en manos de
Morgan.
Además, cuando él tomó la mano de Cira hacía un momento, le dio una cosa.
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Dentro del coche, reinaba el silencio. Cira y Morgan se sentaron en lados opuestos, mirando cada uno por una ventana, sin decir una palabra, como si estuvieran destinados a permanecer en silencio para siempre.
Luis se giró desde el asiento delantero y se rascó la ceja: -¿Volvemos a Sherón ahora, Morgan?
—Sí, volvamos.
Vinieron en un avión privado y, naturalmente, regresarían de la misma manera. El automóvil se dirigió directamente al aeropuerto sin hacer ninguna parada.
Cira bajó del automóvil y se dirigió directamente hacia el avión. Morgan la siguió, agarrándole la mano. Ella la soltó de inmediato sin pensarlo, subió al avión y entró en una habitación, cerrando la puerta con claras intenciones de evitar a Morgan.
El rostro de él se oscureció.
El avión despegó rápidamente. Eran las dos de la tarde. El personal de cabina fue a ofrecerle comida a Cira, pero ella no respondió a la puerta. Luego, Luis fue a verla, pero ella también lo ignoró.
El vuelo de Seralia a Sherón solo tomaba cinco horas, pero sin necesidad de pensarlo, se sabía que Cira seguramente no había comido nada desde la mañana hasta ahora. Realmente tenía hambre, y su estómago delicado no lo soportaría.
La puerta fue golpeada por tercera vez, pero dentro todo seguía tranquilo. Sin embargo, esa vez, la persona afuera no se fue de inmediato.
En el siguiente instante, se escuchó el sonido de la llave girando en la cerradura desde afuera, Cira estaba sentada en la cama abrazando sus piernas, mirando hacia la puerta. La gente fuera estaba usando una llave para abrir la puerta.
Cira se levantó rápidamente de la cama, intentando bloquear la puerta, pero su movimiento fue demasiado lento. Morgan ya había entrado medio cuerpo, y rápidamente agarró su mano, presionándola contra la pared.
Él bajó la cabeza: -¿Qué? ¿Estás tratando de vengarte de mí muriéndote de hambre?
Sin diálogo previo, había podido contenerse, pero una vez que comenzaba, Cira no podía contener la ira acumulada y estalló en voz alta: -¡No te elogies tanto a
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ti mismo! ¿Quién te crees que eres para que yo arriesgue mi vida para vengarme de ti?
Morgan frunció el ceño con frialdad: -Soy tu esposo.
¿Esposo?
Cira no podía entender cómo tenía el descaro de decir esa palabra. Era simplemente ridículo, completamente absurdo: -El proceso matrimonial no está completo, el matrimonio no se ha establecido, ¡no tengo relación contigo!
Mòrgan llevó la mano en la que ella llevaba el anillo frente a ella, dejándola verlo claramente: Te pusiste mi anillo, fuiste conmigo al registro civil, eso te hace mi
esposa.
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Capítulo 496