Potter Girl [Draco Malfoy]

Chapter Capítulo 8



Tal vez fue porque estaba ocupada tres noches a la semana con las prácticas de Quidditch, además de todo el trabajo del colegio más sus horas de estudio, la razón por la que Lily se sorprendió al comprobar que ya llevaba dos meses en Hogwarts.

En la mañana de Halloween se despertaron con el delicioso aroma de calabaza asada flotando por todos los pasillos y durante la clase de Encantamientos, el profesor Flitwick aseguró que ya estaban listos para hacer volar objetos, por lo que puso a la clase por parejas para que practicaran. La de Lily fue, irónicamente, Draco. Theodore con Zabini. Hermione con, para su desgracia, Weasley.

Wingardium leviosa—dijo Lily con voz clara y la pluma voló hacía el techo.

—¡Felicidades, señorita Potter! ¡Es la primera en conseguirlo! ¡10 puntos para Slytherin!—exclamó Flitwick.

Draco la imitó y su pluma también ascendió al techo. Ambos miraron a Theo y Blaise, este primero discutía con el segundo, quien quería hacer una especie de arreglo para el cabello con las plumas. Weasley, por otra parte, parecía querer estampar su varita en la pluma.

—¡Wingardium leviosá!—grito Weasley.

—Lo estas diciendo mal. Es Levi-ó-sa, no leviosá.—corrigió Hermione.

—Dilo, tú, entonces, si eres tan lista.—dijo Weasley con rabia.

No hacía falta decir que claramente Hermione lo hizo a la perfección al primer intento.

—¡Oh bien hecho! ¡Hermione Granger también lo ha conseguido! ¡Que alumnos tan prometedores!—exclamó Flitwick.

Al finalizar la clase, Lily se alejó de Draco y se acercó a Hermione seguida de Theo, justo cuando Weasley, de muy mal humor, se quejaba con Longbottom, Dean Thomas y Seamus Finnigan.

—No es raro que nadie la aguante. Es una pesadilla, te lo digo en serio. Ya debe haberse dado cuenta de que no tiene amigos.

Inmediatamente los ojos de Hermione se llenaron de lagrimas y Lily gruño, pellizcándole el brazo y haciéndola soltar un grito.

—¡Ouch!—se quejo.

—No te atrevas a soltar una sola lagrima por ese imbécil, Hermione Granger.—amenazó Lily con las manos en las caderas. —Ninguna mujer debería llorar por un hombre y mucho menos si lo que este dijo son puras mentiras. Eres una gran chica y el solo te detesta porque no tiene ni un cuarto de tu inteligencia, más aparte, me tienes a mí, que soy tu amiga.

—Lily...—la miró con ojos brillantes.

—Así que deja de llorar y sigamos, no vale la pena.—ordenó Lily y en respuesta, Hermione se colgó de su brazo con una sonrisa.

A la hora de la cena, en la fiesta de Halloween, Lily y Theo seguían sentados en su típica esquina mientras observaban la decoración. Mil murciélagos aleteaban desde las paredes y el techo, mientras que otro millar más pasaba entre las mesas.

El festín apareció de pronto en los platos dorados. Lily estaba muy hambrienta y apenas se estaba sirviendo unas deliciosas papas horneadas cuando el profesor Quirrell llegó rápidamente al comedor; con el turbante torcido y cara de terror. Todos lo contemplaron mientras se acercaba al profesor Dumbledore, se apoyaba sobre la mesa y jadeaba:

—Un trol...en las mazmorras...Pensé que debía saberlo.

Y se desplomó en el suelo.

Se produjo un tumulto y para hacer silencio, el profesor Dumbledore tuvo que hacer salir varios fuegos artificiales de su varita.

—Prefectos.— exclamo con seriedad.— conduzcan a sus grupos a los dormitorios de inmediato.

Las mesas comenzaron a vaciarse con rapidez. Adrian y Marcus se levantaron de la mesa al igual que el resto, dispuestos a dejar el Gran Comedor. Lily, sin embargo, permaneció sentada.

—Levántate, Potter. Hay que irnos.—ordenó Marcus.

—No.—dijo Lily simplemente y una tensión se instaló en la mesa. La chica era la reina, sí, pero solo de primer año. Marcus, en cambio, era el rey de Slytherin.

—¿Qué has dicho?—masculló irritado.

—No se a que dormitorios vayas tu, pero los míos están en las mazmorras, donde al parecer hay un trol.—explicó Lily con tranquilidad.

Draco, quien tampoco se había levantado, soltó una pequeña risa ante su respuesta. El resto del alumnado se removió, incomodos de no haber recordado ese detalle. Marcus los volvió a sentar, no sin antes darle una última mirada curiosa a Lily.

Continuaron cenando en tranquilidad y algo de silencio. Una hora más tarde, el profesor Snape se acercó a informarles que ya podían ir a las habitaciones. Mientras caminaban de regreso a los dormitorios, Theo y Lily se quedaron al final de todos.

—Nunca había entrado un trol a Hogwarts, después de todo, es difícil pasar sus protecciones.—comentó Theo.

—Parece ser que lo que esta en el pasillo prohibido del tercer piso y que es resguardado por un gran perro de tres cabezas, es lo suficientemente importante como para que alguien se tomara la molestia de crear una distracción tan elaborada.—opinó Lily con astucia.

—Ahora si empiezo a tener un poco de curiosidad.—admitió Theo.—¿Investigamos?

—De acuerdo, pero solo hasta saciar nuestra curiosidad, después no nos involucraremos más.—acepto Lily.— mañana digámosle a Hermione.

Al día siguiente invitaron a Hermione a unirse a su investigación y ella acepto, pero a pesar de esto no se involucraron muy a fondo porque los tres tenían muchas cosas que hacer.

Cuando empezó el mes de noviembre, el tiempo se volvió muy frío. Aquel sábado comenzaba la temporada de Quidditch y Lily jugaría su primer partido después de semanas de entrenamiento: Gryffindor contra Slytherin. Si ellos ganaban, pasarían a ser segundos en el campeonato de las casas.

Casi nadie había visto jugar a Lily, pues Marcus decidió que sería su arma secreta, pero a pesar de eso, la noticia de que jugaría como buscadora ya se había filtrado, obteniendo así más atención de sus compañeros de casa y más odio de las casas externas.

La mañana del juego, amaneció brillante y fría. El Gran Comedor estaba inundado por el aroma de salchichas fritas y las alegres charlas de todos que esperaban un buen partido de quidditch.

—Tienes que comer algo.—dijo Theodore.

—No quiero nada.

—Aunque sea una tostada.—intervino Blaise.

—No tengo hambre.

Lily se sentía muy nerviosa y no podía recurrir a Hermione, pues las últimas dos semanas le pidió que no se vieran. No quería que terminaran atacándola cuando ella ganara el juego, así que solo se comunicaban por cartas.

—Lily, necesitas fuerzas. No esta a discusión.—dijo Draco sirviéndole un bagel con queso crema y mermelada.— Toma, tu favorito.

—¿Y tu cómo sabes que es su favorito?—pregunto Theo, al mismo tiempo que Lily mordía el bagel e ignoraba a todos, sin escuchar como Draco golpeaba a Theo en la espinilla y este se quejaba, causando una risa en Blaise.

A las once de la mañana, todo el colegio estaba reunido alrededor del campo de quidditch. Muchos alumnos tenían prismáticos. En los vestuarios, Lily estaba con su equipo, resaltando por ser la más pequeña, pelirroja y...bueno, por ser mujer.

—Bien. Ya es la hora. Somos Slytherin y vamos a ganar.—dijo Marcus con firmeza y todos menos Lily, sonrieron.—Buena suerte a todos.

Lily siguió a los golpeadores, quienes no recordaba sus nombres, y esperando que las rodillas no le temblaran, pisó el terreno de juego entre vítores y aplausos. La señora Hooch hacía de árbitro. Estaba en el centro del campo esperando a los equipos con su escoba en mano.

—Bien, quiero un partido limpio y sin problemas, por parte de todos.—dijo cuando estuvieron reunidos.

Los ojos de Lily escanearon al equipo de Quidditch, los gemelos eran su mayor problema. Uno de estos le guiño un ojo con diversión y esta ladeó la cabeza confundida. Miró ahora al capitán de Gryffindor: Oliver Wood. Alto, fornido y atractivo.

Marcus parecía más agradable.

—Monten en sus escobas, por favor.

Lily subió a su Nimbus 2.000, sintiendo la furiosa mirada del capitán contrario en su cuerpo. La señora Hooch dio un largo pitido con su silbato de plata. Quince escobas se elevaron muy alto en el aire.

—Y la quaffle es atrapada de inmediato por Angelina Johnson de Gryffindor...Que excelente cazadora es esta joven, y a propósito, también es muy guapa...

—¡JORDAN!

—Lo siento, profesora.

Un chico de Gryffindor, al que Lily ubicaba como el amigo de los gemelos Weasley, era el comentarista del partido, vigilado muy de cerca por la profesora McGonagall. Lily estaba segura que con un Gryffindor como comentarista, Slytherin no terminaría muy bien parado.

—Un buen pase a Alicia Spinnet, el gran descubrimiento de Oliver Wood, ya que el año pasado estaba en reserva...Otra vez Johnson y...No, Slytherin ha cogido la quaffle, el capitán de Slytherin, Marcus Flint se apodera de la quaffle y allá va...Flint vuela como un águila...esta a punto de...sí, gol de Slytherin, ¡puta madre, Wood!

—¡JORDAN!

—Perdón. Wood recupera la quaffle...Aquí esta la cazadora Katie Bell de Gryffindor; buen vuelo rodeando a Flint, vuelve a elevarse del terreno de juego y...¡Aayyy!, eso ha tenido que dolerle, un golpe de bludger en la nuca...La quaffle en poder de Slytherin...Adrian Pucey cogiendo velocidad hacia los postes de gol, pero lo bloquea otra bludger, enviada por Fred o George Weasley, no se cual de los dos...bonita jugada del golpeador de Gryffindor, y Johnson otra vez en posesión de la quaffle, el campo libre y allá va, realmente vuela, evita una bludger, los postes de gol estan ahí...vamos, ahora Angelina...el guardián Bletchley se lanza...no llega...¡GOL DE GRYFFINDOR!

Los gritos de Gryffindor llenaron el aire, junto a los quejidos de Slytherin. Lily se quejo. Estaba harta del parloteo de Jordan, era un comentarista nada imparcial, solo prestaba atención a los Gryffindor.

—Slytherin toma posesión. El cazador Pucey esquiva dos bludgers, a los dos Weasley y al cazador Bell, y acelera...esperen un momento...¿no es la snitch?

Lily la vio. En un arrebato de excitación se lanzó hacia abajo, detrás del destello dorado. El buscador de Gryffindor también la había visto. Nariz con nariz, se lanzaron hacia ella...Todos los cazadores parecían haber olvidado lo que debían hacer y estaban suspendidos en el aire para mirar. Lily era más veloz que su contrario. Aumentó su velocidad y...

...Oliver Wood había cerrado el paso a Lily, para desviarle la dirección de la escoba y esta se aferraba para no caer.

—¡Falta!—gritaron los Slytherin.

La señora Hooch ordenó tiro libre a Slytherin, pero eso ya no importaba, la snitch había vuelto a desaparecer.

—¡Eso Wood! Muy bien. Penalti para Slytherin. La coge Spinnet, que tira, no sucede nada y continúa el juego. Gryffindor todavía en posesión de la pelota.

Cuando Lily esquivó otra bludger, que pasó peligrosamente cerca de su cabeza, ocurrió. Su escoba dio una súbita y aterradora sacudida. Durante un segundo pensó que iba a caer. Se aferro con fuerza a la escoba con ambas manos y con las rodillas. Nunca había experimentado algo semejante.

Sucedió de nuevo. Era como si su escoba intentara derribarla.

Con dificultad, intentó mirar a su alrededor. Ella no era ninguna idiota, algún imbécil estaba lanzando un maleficio a su escoba. En una de las gradas, contemplo al profesor Quirrell con los bien abiertos y sin parpadear. Tras él, Snape, Draco, Blaise y Theo estaban en la misma situación. Inmediatamente sintió que volvía a tener control sobre su escoba.

—Después me preocupo de eso, ahora debo ganar o Flint me matara.—murmuró Lily

En ese momento volvió a vislumbrar un brillo dorado. Rápidamente se lanzó contra ella. Podía escuchar a Jordan comentar algo sobre su asombrosa habilidad en la escoba, un gol de Gryffindor y como el buscador de Gryffindor era aclamado por su casa para que la rebasara.

Esquivo una bludger cortesía de uno de los gemelos y se lanzó en picada, empujando en el proceso al buscador contrario y atrapando la snitch entre sus manos, sosteniéndola en alto con una sonrisa.

—Lily Potter atrapa la snitch dorada...¡Maldita sea! ¡¿Porqué no pudo quedar en Gryffindor?!

—¡JORDAN!

—Ya, perdón.

Las gradas de Slytherin se llenaron de gritos de jubilo, mientras que Lily era fuertemente abrazada por Marcus Flint, a su vez que Adrian Pucey revolvía su cabello con alegría.

—Niña, tu naciste para jugar Quidditch.—aseguró Adrian.

—¡FIESTA! ¡NUESTRA PEQUEÑA SNITCH NOS CONSIGUIÓ LA VICTORIA!—exclamó Marcus con orgullo.

Entre los brazos de sus compañeros más grandes, Lily llegó a la sala común siendo aclamada por sus compañeros. Todos felices de haber ganado. Miró a Theo, quien le sonreía con orgullo y prefirió preguntar después sobre lo que había pasado.

Por hoy, ella había ganado.


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