Chapter Capítulo 6
Lily consideró que quizá se había pasado de la raya cuando el lunes por la mañana, (después de un fin de semana de despertarse tarde y comer en el patio con la comida que traía Hermione y de no ver a sus compañeras en todo ese tiempo) se sentó a desayunar y las hermanas Carrow se sentaron frente a ella, así como Parkinson y Greengrass se sentaron a su izquierda.
Las cuatro tenían ahora el cabello corto por debajo de la barbilla y lucían muy pálidas. Lily las ignoró y cuando el desayuno apareció, ante su sorpresa, las chicas le sirvieron todo delicadamente en platos y su copa, para después levantarse y dar un asentimiento con la cabeza.
—Que tengas una buena mañana, Lily.—dijeron las cuatro y volvieron a sus lugares.
—¿Qué fue eso?—murmuró Lily confundida. En ese momento, Theodore se sentó a su lado.
—Eso significa que mientras tu estabas el fin de semana estudiando y divirtiéndote todo el día con Granger, subiste en la jerarquía de la casa gracias a tu hazaña tan Slytherinesca—explicó Theodore tomando el bagel con queso crema y mermelada que le habían servido a la chica.
—Explícate.—pidió Lily, robándole la otra mitad del bagel.
—En Slytherin existe una jerarquía, bueno, dos en realidad. La primera es la que existe en todo el Colegio, ya sabes, prefectos o premios anuales. La segunda, es interna de Slytherin. Se trata de un príncipe por cada grado y un rey de todo Slytherin que es acompañado de una Corte: dos consejeros, un mediador y en algunos casos una dama de compañía.
—Pero dijiste que Malfoy era el rey de primer año.—interrumpió Lily.
—Porque así es. El es un rey desde que llego, pero como no puede tomar su puesto hasta tercer año, se le denomina que solo gobierna primer año, aunque en realidad ya forma parte del Consejo como un segundo rey interino.—explicó Theodore.— Ahora, como podrás notar, no hay puestos femeninos exceptuando el de dama de compañía o en algunas ocasiones que alguna chica llega a ser mediadora.
—Al grano, Theo.
—Eres reina de primer año.
—¿Qué?—lo miró incrédula.
—La primera en al menos cien años. —admitió Theodore.
—¿C-Como...? ¿Soy como Malfoy o...?
—Sí y no. Eres reina, lo que te coloca como su igual, pero a diferencia de él, quien recibe el titulo de Rey Slytherin en tercer año, tu debes mantener el titulo hasta ese entonces con esfuerzo o serás rebajada a nada.
—Pero ¿y eso de que me sirve?—bebió de su copa.
—Nadie puede hacerte nada y al menos a los de primero y segundo puedes mandarlos. Incluso los de mayores grados tendrán que tenerte en cuenta.—explicó Theodore y sonrió de lado.— Esto es maravilloso para nosotros.
—¿Nosotros?—enarcó una ceja, burlona.
—Por supuesto que nosotros.—confirmó Theodore— Como he sido tu único amigo desde que entramos, eso me hace prácticamente parte de tu corte. De una vez te aviso que soy un consejero, no te atrevas a ponerme de mediador.
—Espera, entonces como ahora esta mi puesto, ¿habrán dos cortes?—cuestionó Lily.
—Bueno, eso lo discutirán tu y Malfoy en tercer año. Pueden tener dos cortes o hacer una sola entre ambos.—se encogió de hombros.
—Genial, —mascullo nada alegre.— ¿Algo más de lo que me haya perdido?
—Sí, supongo que no viste el tablón de anuncios pero hoy tenemos nuestra primer clase de vuelo.
—Disfruta nuestra gloria porque estamos a punto de perderla.—murmuró Lily.
—¿Eres mala con las alturas?—pregunto Theodore, sorprendido.
—Ni idea, estamos por descubrirlo.—respondió Lily encogiéndose de hombros.— Leí Quidditch a través de los tiempos, ¿Crees que ayude?
—Lo dudo.
Aquella tarde, a las tres y media, Lily, Theo y Hermione, quien se les había pegado cuando su grupo se topo con el de ellos, bajaron los escalones delanteros, hacia el parque, para asistir a la primera clase de vuelo. Era un día claro y ventoso.
Cuando todos estuvieron ahí, se colocaron frente a las escobas acomodadas y llegó la profesora, la señora Hooch. Era baja, de pelo canoso y ojos amarillos como los de un halcón.
—Bueno, ¿Qué están esperando?—bramó.— Cada uno al lado de una escoba. Vamos, rápido.
Lily miró su escoba, era vieja y algunas de las ramitas de paja sobresalían formando ángulos extraños.
—Extiendan la mano derecha sobre la escoba y digan «¡Arriba!»—indicó la señora Hooch.
—¡ARRIBA!—gritaron todos.
La escoba de Lily saltó de inmediato en sus manos, ella, junto a Malfoy, Zabini y Theo, fueron los únicos que lo consiguieron. La de Hermione no hacía más que rodar por el suelo, la de Longbottom no se movió en absoluto y la Weasley le golpeo en la cara, causando una carcajada general.
Luego, la señora Hooch les enseñó como montarse en la escoba, sin deslizarse hasta la punta, y recorrió la fila, corrigiéndoles la forma de sujetarla. Lily se alegró muchísimo cuando, a pesar de ser su primera vez haciendo eso, la profesora le dijo que estaba haciéndolo perfectamente.
—Ahora, cuando haga sonar mi silbato, dan una fuerte patada.—dijo la señora Hooch.— Mantengan las escobas firmes, elévense un metro o dos y luego bajen inclinándose suavemente. Preparados...tres...dos...
Pero Longbottom, nervioso y temeroso de quedarse en tierra, dio la patada antes de que sonara el silbato.
—¡Vuelve, muchacho!—grito la señora Hooch, pero Neville subía en línea recta.
Cuatro metros...seis metros...Lily vio su cara pálida y asustada, mirando hacia el terreno que se alejaba, lo vio jadear; deslizarse hacia un lado de la escoba y...Un ruido horrible y Longbottom quedó tirado en la hierba. La señora Hooch se inclinó sobre él, con el rostro tan blanco como el chico.
—La muñeca fracturada.—murmuró ella.— Vamos, muchacho...Esta bien...A levantarse.— Se volvió hacia el resto de la clase.— No se muevan de aquí mientras llevo a este chico a la enfermería. A los que les dije que lo estaban haciendo bien pueden subir a las escobas y volar un poco, ayuden a sus compañeros. El resto, dejen las escobas. Vamos, hijo.
La señora Hooch desapareció con Longbottom.
—Pobre idiota.—masculló Malfoy con burla.
—¡Cállate, Malfoy!—grito Weasley.
—¿Y tu quien eres?—pregunto Malfoy desinteresado.
—¡Llevamos una semana teniendo clases juntos!—se quejó Weasley.
—Mmm...ese cabello y esa ropa usada y vieja, debes ser un Weasley.—dijo Malfoy con frialdad y el chico enrojeció.— Ya veo porque no te ubicaba, no eres tan importante como para que repare en tu presencia.
—Tu...—Weasley se acerco a grandes zancadas.
—¡Basta! ¡Si peleas nos bajaran puntos!—dijo Hermione tomándolo del brazo.
—¡Tu no me toques!—exclamó Weasley, zafándose de su agarre y haciéndola caer al suelo.
—¡Hey!—intervino Lily dando un paso al frente.— Será mejor que te disculpes con ella o tu problema será conmigo.
—Lily...no...—murmuró Hermione y Theodore murmuro una maldición por lo bajo, antes de colocarse detrás de ella.
—¿Una serpiente defendiendo a una Gryffindor nacida de muggles? El cielo se va a caer.—se burló Weasley, más nadie río.
—¿Un Gryffindor atacando a otro por su propia arrogancia? Supongo que la casa Gryffindor no puede decaer más.—atacó Lily y todos los Slytherin rieron.
—Te crees mucho, ¿no, Potter?—atacó Weasley con desdén— ¿Qué se siente haber traicionado a todo el mundo, incluso a tus padres, al haber ingresado a esa casa de serpientes?
Un jadeo colectivo resonó en el campo de Quidditch. Los Gryffindor miraban nerviosamente a Weasley, mientras que los Slytherin ya estaban en una posición dispuestos a la ofensiva. Después de todo, acababa de insultar a una de los suyos, y no solo eso, sino que era su reina.
Antes de que Lily pudiera decir algo, porque había de admitir que las palabras de Weasley la habían herido en cierto grado, este se acerco de nuevo a Hermione y de un tirón le arrancó un collar delgado de oro que esta tenía en su cuello.
—¡Oye!—reclamó Hermione.
—Hagamos esto, Potter.—dijo Weasley trepándose en su escoba y ascendiendo unos metros.—Si quieres que me disculpe, tendrás que atrapar esto.
—Ni se te ocurra, Lily.—dijo Theo en voz alta, serio.— Es una idiotez.
—Es el collar que le regalo su abuela antes de morir.—replicó Lily con seriedad.
—Acabalo.
Sin importarle las miradas de inconformidad de sus compañeros de casa, Lily se trepo en su escoba y ascendió hasta la altura de Weasley. Hermione, desde abajo, le pedía que bajara, que le importaba más ella que el collar de su difunta abuela.
Weasley volvió a ascender más y antes de que alguno de los dos se diera cuenta, ya estaban a más de cincuenta metros de altura. Theodore estaba al borde de un infarto y Hermione hace mucho que se había puesto a rezar.
Malfoy, por otro lado, contemplaba la escena con interés.
—Déjate de tonterías, Weasley y dámelas. A esta altura, si te ataco, todos pensaran que solo resbalaste de tu escoba.—amenazó Lily, pero al parecer Weasley también lo había pensado.
—¡Atrápalo si puedes entonces!—grito. Giro el collar con dije de cristal hacia arriba, alzándolo unos metros más y rápidamente descendió a tierra.
Lily vio, como en cámara lenta, que el collar se elevaba en el aire y luego comenzaba a caer. Se inclino hacia delante y apuntó el mango de la escoba hacia abajo. Al momento siguiente, estaba ganando velocidad en la caída, persiguiendo el dije del collar, con el viento silbando en sus orejas mezclándose con los gritos de los que miraban. Extendió la mano y, a unos metros del suelo, lo atrapo, justo a tiempo para enderezar su escoba y descender suavemente sobre la hierba, con el collar a salvo.
—¡LILY POTTER!
Su corazón latió más rápido que nunca y se puso de pie, temblando. La señora Hooch caminaba hacia ella junto a un muchacho alto, corpulento, de cabello negro desordenado y con el uniforme de Slytherin que se acercaba a ella con rostro casi histérico. A lado de ambos estaba Adrian, el prefecto.
—Nunca... en todo mis años en Hogwarts... —la señora Hooch estaba casi muda de la impresión.—Merlín resucitado...eso fue...
—¿Nos la podemos llevar, señora Hooch?—pidió el muchacho que Lily desconocía.
—Oh, pero claro que sí.—dijo la señora Hooch rápidamente.—Llévenla pronto con Snape.
—Pero, señora Hooch, no fue su...
—Es suficiente, señorita Granger.—la interrumpió la señora Hooch.
—Lily Potter, ven conmigo.—ordenó el desconocido junto a Adrian.
Ella lanzó el collar a Hermione, quien lo atrapo y la miro preocupada. Lily pudo ver el aire triunfal en Weasley y deseo golpearlo con fuerza.
Adrian y el desconocido caminaban muy rápido sin mirarla. Ella estaba preocupada, pero no tanto. Si, no había durado ni dos semanas en Hogwarts e iban a expulsarla y por ende ya no vería a Theo y Hermione, pero quizá la dejarán quedarse como ayudante de Hagrid. Total, le gustaba Fangs.
Cuando llegaron a las mazmorras, más precisamente frente a la puerta del despacho del profesor Snape, Adrian toco la puerta y asomó la cabeza en cuanto escucho un carraspeo.
—Profesor Snape, ¿Podemos pasar?
Ella suponía que el profesor había asentido, pues segundos más tarde ya estaban los tres adentro frente al escritorio del profesor Snape, quien detuvo su mirada en Lily y esta la bajo, avergonzada.
—¿Qué ocurre?—cuestionó Snape.
—Bueno, primero que nada, Potter, —llamó Adrian y ella lo miro.— El es Marcus Flint, capitán del equipo de Quidditch de nuestra casa y nuestro actual rey.
—Mucho gusto...—murmuró Lily mientras veía confundida como Marcus la analizaba de pies a cabeza.
—Profesor Snape, hemos encontrado a nuestra buscadora.—informó Adrian.
—¿Estas seguro, Pucey?—cuestionó Snape, no muy contento con la idea.
—Totalmente.—aseguró Adrian.— La chica tiene un talento natural. Nunca vi nada parecido. Estábamos en clase de Quirrell cuando la observamos volar, Marcus casi se salta la ventana para ir.
—¿Esta ha sido tu primera vez con la escoba, Potter?—cuestionó Marcus sin dejar de verla. Lily asintió en silencio. Ya no tenía miedo, no parecían querer castigarla, pero aún no entendía que pasaba.
—Atrapó esa cosa con la mano, después de un vuelo de casi cincuenta metros, la misma altura que se usa en los partidos.—explicó Adrian a Snape.— Ni un rasguño. Ni el imbécil de Charlie Weasley lo habría hecho mejor. ¿Alguna vez has visto un partido de Quidditch, Potter?
Ella negó.
—Tiene el cuerpo indicado para ser buscadora.—dijo Marcus mirando ahora a Snape y Adrian.—Ligera, veloz...Vamos a tener que darle una escoba decente, una Nimbus 2.000 o como mínimo una Cleansweep 7.
—Lily—llamó Snape y ella lo miró.—¿Quieres jugar en el equipo de Quidditch?—pregunto y los dos alumnos mayores se sorprendieron, pues esperaba que aceptara sin más.
—Bueno...nunca he jugado antes. Conozco la teoría solamente.—respondió Lily— pero...me gusto sentir el aire corriendo por mi cabello y sentirme libre sobre la escoba, así que creo que si me gustaría jugar.
“¡Amo volar, Sev! ¡Sentir el aire corriendo por mi cabello y ser libre es maravilloso!”
Snape sonrió ligeramente y asintió.
—De acuerdo. Hablaré con Dumbledore para ver si podemos suspender la regla del primer año. No lo comenten con nadie fuera de Slytherin, ¿entendido?—dijo Snape mirando fijamente a Lily.
—Entendido.