Potter Girl [Draco Malfoy]

Chapter Capítulo 47



Cuando Lily regresó a su sala común después de haber visto a los dragones y a Hagrid en una especie de cita con Madame Maxime, se quitó la capa invisible y se echó en un butacón que había delante de la chimenea. La sala estaba oscura, iluminada por las llamas.

Lily miró al fuego y se sobresaltó. La cabeza de Sirius estaba entre las llamas. Sonrió, más alegre de lo que le hubiera gustado admitir, y se agachó junto a la chimenea con emoción.

—¿Qué tal estás, Sirius? Cada día te vez mejor

Era verdad. No quedaba mucho de su anterior rostro demacrado con el pelo largo y enmarañado. Ahora lo llevaba corto y limpio, con el rostro más lleno, parecía más joven y, Lily admitió, que lucía bastante atractivo.

—Estoy bien, Lily-flor. Lunático no esta porque pronto se acerca la luna llena, pero te envía muchos saludos y sus mejores deseos, ¿Qué tal estás tu?

—Sigo viva.—respondió encogiéndose de hombros.

Antes de darse cuenta, estaba hablando hasta por los codos. Le contó como nadie fuera de su casa (exceptuando a Hermione) le creía cuando decía que no se había presentado al Torneo, de las mentiras de Rita Skeeter en El Profeta, de como las muestras de odio estaban a la orden del día para ella y del personal odio que tenía Gryffindor con ella...

—...y ahora Hagrid acaba de enseñarme que mi primer prueba son dragones. Estoy muerta.

Sirius la miro preocupado.

—Se puede manejar a los dragones, Lily-flor, pero de eso hablaremos en un minuto. No tarda en acabarse el hechizo. Quiero advertirte algunas cosas.

—¿Qué cosas?

—Karkarov.—dijo Sirius.— Era un mortífago, Lily. Lo pillaron y estuvo en Azkaban conmigo, pero lo dejaron salir. Estoy seguro de que por eso Dumbledore quería tener un auror en Hogwarts este curso...para que lo vigilara. Moody fue el que atrapo a Karkarov y lo metió en Azkaban.

—¿Dejaron salir a Karkarov? ¿Porqué?

—Hizo un trato con el Ministerio de Magia.—respondió con amargura.— Aseguró que estaba arrepentido y empezó a cantar...Muchos entraron en Azkaban para ocupar su puesto, así que allí no lo quieren mucho; eso te lo puedo asegurar. Y, por lo que sé, desde que salió no ha dejado de enseñar Artes Oscuras a todos los estudiantes que han pasado por su colegio. Así que ten cuidado también con el campeón de Durmstrang.

—Bien. Aunque dudo que Karkarov haya puesto mi nombre en el cáliz, parecía genuinamente enfadado.

—Te sorprendería lo buen actor que es, tanto que convenció al Ministerio para dejarlo libre. Aparte, me puse al corriente con la lectura de El Profeta y leyendo entre líneas el artículo del mes pasado de Skeeter, parece que Moody fue atacado la noche anterior a su llegada a Hogwarts. Si, ya se que ella dice que fue otra falsa alarma, pero yo no lo creo. Remus y yo estamos convencidos de que alguien trato de impedirle que entrara en Hogwarts. Creo que alguien pensó que su trabajo sería mucho más difícil con el de por medio. Nadie se toma el asunto demasiado en serio, porque Ojoloco ve intrusos con demasiada frecuencia. Pero eso no quiere decir que haya perdido el sentido de la realidad: Moody es el mejor auror que ha tenido el ministerio.

—Sea buen auror o no, lo detesto.—dijo Lily sencillamente.— Pero, bien. Karkarov me quiere muerta, ¿porqué?

—Los mortífagos parecen más activos de lo normal. Se desinhibieron en los Mundiales de Quidditch y alguien conjuró la Marca Tenebrosa, además, ¿has oído de la desaparición de Bertha Jorkins?— Lily asintió.— Desapareció en Albania, que es donde sitúan a Voldemort los últimos rumores. Y ella estaría al tanto del Torneo de los tres magos, ¿verdad? La conocía, coincidimos en Hogwarts aunque iba unos años por delante. Era idiota. Muy bulliciosa y sin una pizca de cerebro. No es buena combinación y me temo que sería muy fácil de atraer a una trampa.

—Bien, Voldemort esta involucrado, eso ya lo intuía.—dijo Lily.— ¿Entonces fue Karkarov? ¿Aún obedecerá las ordenes de un amo que traicionó?

—No lo sé, pero lo que si tengo seguro es que quien metió tu nombre quería atacarte y el torneo es una gran oportunidad para hacer creer a todos que fue un accidente.

—Concuerdo.

—Ahora, en cuanto a dragones, hay una manera. No se te ocurra emplear el encantamiento aturdidor, te matara. Se necesita media docena de magos para eso. Puedes usar el encantamiento de conjuntivitis.

—No, muy riesgoso.—negó Lily y suspiro.— Mejor no te preocupes, Sirius. Acabo de tener una loca pero más amable idea.

—Estoy seguro que será magnifico, Lily-flor.

El lunes por la mañana, en el colegio había una tensión y emoción enormes en el ambiente. Las clases se interrumpieron al medio día y todos los alumnos tuvieron tiempo de bajar al cercado de los dragones. Aunque aun no sabían lo que encontrarían allí.

Snape había ido por Lily en medio de su clase de historia. Le dio algunos consejos mientras bordeaban el bosque hacia donde estaban los dragones, pero antes de ser visible el cercado, Lily vio que habían levantado una tienda.

—Tienes que entrar con los demás y esperar tu turno, Potter. Tengo fe en ti.—dijo Snape.

—Gracias, profesor-—sonrió Lily y entró, borrando la sonrisa.

Fleur estaba sentada en un rincón, luciendo pálida y sudorosa. El aspecto de Viktor era más hosco de lo usual. Cedric paseaba de un lado a otro.

—¡Lily! ¡Bien!—dijo Bagman, muy contento, mirándola.— ¡Ven, ven, ponte cómoda! Bien, ahora ya estamos todos...¡Es hora de ponerlos al corriente! Cuando hayan llegado los espectadores, les ofreceré esta bolsa a cada uno de ustedes para que saquen la miniatura de aquello con lo que les toca enfrentarse. Hay diferentes variedades y...ah, sí...¡su objetivo es tomar el huevo de oro!

Fleur fue la primera en meter la mano y sacó una miniatura de un dragón galés verde que tenía el número dos. Viktor sacó un bola de fuego chino con el número tres. Cedric un hocicorto sueco de color azul plateado con el número uno y Lily, un colacuerno húngaro con el número cuatro.

—¡Bueno, ahí lo tienen!—dijo Bagman— Han sacado cada uno el dragón con el que les tocará enfrentarse y el número es el orden en que saldrán, ¿correcto? Yo tendré que dejarlos dentro de un momento, porque soy el comentador. Diggory, eres el primero. Tendrás que salir al cercado cuando oigas un silbato, ¿de acuerdo? Bien, Lily...¿podría hablar un momento contigo?

—¿Mmm? Claro.—respondió sin comprender y ambos salieron de la tienda. El la miro paternal.

—¿Qué tal te encuentras, Lily? ¿Te puedo ayudar en algo?

—Estoy bien.

—¿Tienes algún plan? No me importa darte alguna pista, si quieres. Porque...eres la más débil de todos aquí, Lily. Así que si te puedo ser de alguna ayuda.

—Lo siento, señor Bagman pero le aseguró que el termino “débil” no se aplica a mi persona.—replicó Lily con el ceño fruncido.— Ya tengo un plan.

Se escuchó el sonido de un silbato.

—¡Santo Dios, tengo que darme prisa!

Bagman salió corriendo y Lily volvió a la tienda, viendo a Cedric salir con la cara más verde que nunca. Unos segundos después oyeron el bramido de la multitud. Solo podían escuchar a la multitud y sus expresiones, pero no sabían nada y los comentarios de Bagman no ayudaban.

El tiempo paso y lentamente fue el turno de Fleur y luego el de Viktor, quedando Lily sola en la tienda. Estaba nerviosa, con el corazón latiendo furiosamente y entonces, recordó las palabras de Draco esa mañana.

—Tranquila, todo saldrá bien.—había dicho, dándole un casto beso en la sala común.— Recuerda que los dragones te adoramos, querida.

—¡Muy osado!—grito Bagman, sacando a Lily de sus pensamientos.— ¡La verdad es que esta mostrando valor y, sí señores, acaba de tomar el huevo!

Viktor había acabado y aquel sería el turno de Lily. Se levanto y respiro hondo para tranquilizarse. Escuchó el silbato y salió de la tienda con rostro estoico. Pasó los árboles y penetró en el cercado a través de un hueco.

Desde las gradas que por arte de magia habían puesto después del sábado, lo miraban cientos de rostros. Y allí, al otro lado del cercado, estaba el colacuerno agachado sobre la nidada, con las alas medio desplegadas y mirándola con sus malévolos ojos amarillos, sacudiendo la cola llena de pinchos y abriendo surcos de casi un metro en el duro suelo.

La multitud gritaba muchísimo, pero a Lily no le importaba si eran de apoyo o no. En ese momento solo estaba concentrada. Levantó la varita.

—¡Accio Saeta de Fuego!—gritó.

La oyó atravesando el aire tras ella. Su Saeta volaba hacia allí por el borde del bosque. En cuanto la tuvo, la montó y dio una patada al suelo para elevarse. En ese momento perdió todo el miedo.

Por fin estaba en su elemento.

Descendió en picado. El colacuerno la siguió con la cabeza. Sabía lo que el dragón iba a hacer y justo a tiempo freno su descenso y se elevó en el aire. Llegó un chorro de fuego justo al lugar en que se habría encontrado si no hubiera virado en el último instante. Ella no se preocupo, era como esquivar una bludger.

—¡Cielo santo, vaya manera de volar! ¿Ha visto eso, señor Krum?—vociferó Bagman.

Lily se elevó en círculos. El colacuerno seguía siempre su recorrido. Se lanzó hacia abajo justo cuando el dragón abría la boca y tuvo menos suerte. Esquivo la llamas, pero la cola le raspó el hombro, rasgando su túnica. Sobrevoló y pensó, necesitaba que el dragón se moviera.

Empezó a volar de un lado al otro. La cabeza del dragón se balanceaba a la par. Remontó un poco el vuelo y la cabeza de este se elevó con ella, alargando al máximo el cuello. Se elevó un par de metros más y el dragón soltó un bramido de exasperación. Entonces, Lily alzó nuevamente su varita y grito:

—¡Expecto Patronum!

El patronus más grande que hubiera existido antes, de quince metros y con la forma de un majestuoso dragón...apareció. El colacuerno, al verlo, abrió grande los ojos y emprendió el vuelo para acercarse.

Rápidamente Lily iba hacia el suelo a toda velocidad. Soltó las manos de la Saeta y tomó el huevo de oro. Escapó acelerando al máximo, remontando sobre las gradas, con el pesado huevo seguro bajo su brazo ileso.

De repente fue como si alguien hubiera vuelto a subir el volumen: por primera vez llegó a ser consciente del ruido de la multitud, que aplaudía y gritaba tan fuerte como la afición irlandesa en los Mundiales.

—¡Miren eso! ¡El patronus más grande registrado y hecho por nuestra paladín más joven! ¡La más joven ha sido la más rápida en tomar el huevo!

Lily vio como los cuidadores corrían para reducir al colacuerno, mientras que McGonagall, Moody, Snape y Hagrid iban a toda prisa a su encuentro. Voló sobre las gradas y aterrizó con suavidad.

—¡Excelente, Potter!—dijo bien alto, McGonagall.

—Tienes que ir a ver a la señora Pomfrey antes de que los jueces muestren la puntuación.—dijo Snape.

—¡Lo conseguiste Lily! ¡Ese era el peor!—dijo Hagrid.

—Gracias, Hagrid.—dijo Lily. El profesor Moody parecía encantado.

—Lo mejor, sencillo y bien, Potter.

—Muy bien, Potter. Ve a la tienda de primeros auxilios, por favor.—pidió Snape, de nuevo.

En la tienda, la señora Pomfrey parecía preocupada y tiro de ella hacia dentro. Era una herida superficial, por lo que solo tuvo que limpiar antes de curarla.

—Ahora quédate sentada y quieta durante un minuto. Luego podrás ver tu puntuación

En cuanto la enfermera salió del cubículo, Draco entro a este y la besó. Sintió como la tomaba fuertemente de la cintura y ella correspondía el beso pegándose más a el.

—Bien hecho, mi reina. Muy bien hecho.—halagó Draco dando un beso en su frente.— Casi nos da un infarto a todos, pero bien hecho.

Salieron caminando a paso tranquilo hacia el cercado. Era hora de las puntuaciones. Madame Maxime alzó su varita y formó un ocho. El señor Crouch proyectó un nueve. Dumbledore un nueve y Ludo Bagman un diez.

Entonces, Karkarov alzó la varita, proyectando un cuatro.

—Mmm notablemente partidista.—dijo Draco con desdén.— a Krum le dio un diez.

—A mi solo me importa que salí viva.—admitió Lily encogiéndose de hombros.

—Estas empatada en el primer puesto, Lily. Krum y tu.—dijo Theo llegando hacia ellos con una sonrisa.

—¡Oh, Lily! ¡Que bueno que estas bien!—dijo Hermione abrazándola con fuerza.

—Bueno, bueno, luego podemos festejar con nuestra reina. Ahora, Bagman la llama.—dijo Blaise llegando y señalando la tienda.

Lily asintió y volvió a la tienda, encontrándose con que los otros tres campeones ya estaban ahí. Cedric, al verla, sonrió.

—¡Lo has hecho muy bien, Lily!

—Y tu.

—¡Muy bien todos!—dijo Bagman entrando.— Ahora, solo unas palabras. Tienen un buen período de descanso antes de la segunda prueba, que tendrá lugar a las nueve y media de la mañana del veinticuatro de febrero. ¡Pero mientras tanto les vamos a dar algo en que pensar! Si se fijan en los huevos que están sujetando, verán que se pueden abrir. ¿Ven las bisagras? Tienen que resolver el enigma que contiene el huevo porque les indicará en que consiste la segunda prueba y de esa forma podrán prepararse para ella. ¿Esta claro? ¿Seguro? ¡Bien, pueden irse!

En cuanto Lily salió de la tienda, sonrió. Todo Slytherin la esperaba con una gran sonrisa de orgullo. Más alegre de lo que había estado en días, camino con ellos para festejar.


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