Mi Salvador el Sen or Wilson ( Amelia Suarez )

Chapter Capítulo 50



Capitulo 50 

Ciudad Libre, a diferencia de Della Maravilla, carecía de una pizca de refinamiento, pero rebosaba de tuloy 

exceso. 

En esta ciudad de luces brillantes y vino abundante, la sensación de extrañeza casi ahogaba a Ametia como las aguas de un rio. 

Amella temblando de frio, se encogla en un rincón. 

Cludad Libre no era Bella Maravilla; en Bella Maravilla no habla un Invierno que calara los huesos, pero Cludad Libre si lo tenia. 

Por la noche, calan grandes copos de nieve y los transeuntes pasaban apresurados. 

Amelia se apoyo en el cristal de una ventana, observando la nieve caer al otro lado del vidrio. 

Cuando era niña, le encantaban los dias de nieve porque en Bella Maravilla no habla invierno, asi que ansiaba la oportunidad de ver la nieve. 

“Amelia, este año te llevará a Rio del Valor para ver la nieve“, 

Recordó aquel invierno, Justo antes de que su identidad fuera revelada, cuando su hermano Valentino organizó un viaje sorpresa para ella directamente desde la escuela, sintió una alegria inmensa. 

De niña, Valentino la adoraba, le ofrecía todo el culdado que un hermano le podia brindar a su hermana. 

Antes, Amelia lo consideraba algo normal, pero ahora todas esas atenciones eran deudas que sentia que debía pagar. 

Durante años, Amelia habla soportado en silencio los planes y manipulaciones de la familia Suárez hacia Carolina, simplemente porque durante los primeros veinte años de su vida, habia disfrutado de un cariño que no le correspondia. 

Carolina la odiaba, y Amelia lo entendia

“Revisé el clima; cuando aterricemos empezará a nevar“. 

Ese ano, Valentino, con cariño, despeinó a Amelia mientras la llevaba a ver el paisaje nevado en Rio del 

Valor. 

Le puso un abrigo acolchado y aunque hacia frio, su corazón estaba caliente. 

Ahora que el sueño habla terminado, esta era la realidad que verdaderamente debía enfrentar. 

“¡Amelia!” 

“¡Despierta, Amelia!” 

Amelia se habla quedado dormida junto a la ventana y el grito de alguien la hizo sobresaltar, abrazándose a si misma asustada. 

“¿De qué tienes miedo? ¿Acaso voy a comerte?” La mujer que se agachaba frente a Amelia, incluso en plenal nevada, llevaba una falda cortisima y bastante maquillaje. 

Amelia suspiró aliviada. “¿Cómo supiste que estaba aqui…?” 

“Por aqui cerca de la estación no hay muchos sitios donde dormir más que este cajero automático, además es seguro“. La mujer sonrió y sacó un cigarrillo de su bolso para encenderlo. “Ayer me llamaste, crei que habia escuchado mal. Te dije que me buscaras cuando salieras de prisión, ¿por qué tardaste tanto en venir?” 

12-28 

Amelia se sintió algo avergonzada. “Estuve en casa unos dias con los niños“. 

“Está bien, ven conmigo“. 

La mujer se llamaba Bianca y habia sido compañera de celda de Amelia. 

También habia salido de prisión antes de lo previsto. 

Inicialmente habia caido en desgracia por seguir a un hombre equivocado, un tipo con esposa que vivia a expensas de su mujer, quien habia hecho fortuna gracias a la familia de ella. Y aun asi, tenia una amante. 

Cuando la esposa se enteró, exigió a Bianca que devolviera el dinero. Bianca se negó y el hombre, junto con su esposa, la denunciaron por extorsión. 

Ese hombre habia jugado con Bianca durante tres años de su juventud. 

“¿Cuando llamaste dijiste que querías ganar dinero?” Bianca miró a Amelia de arriba abajo y, al verla temblar, pensó que era demasiado frágil “Con ese cuerpecito, no podrias trabajar en nuestro oficio“. 

“No hay problema, puedo aguantar“. Amelia negó con la cabeza. “Ya sea sirviendo bebidas o llevando bandejas, puedo hacerlo“. 

Bianca miro a Amelia, inhaló profundamente su cigarrillo y se rio. “Amelia, no serás tan ingenua como para pensar… ¿que realmente trabajo solo como camarera? ¿Qué camarera gana mil o dos mil al mes?” 

Amelia se quedo atónita al darse cuenta de lo que Bianca queria decir. “Yo… yo, no puedo“. 

“Tú misma dijiste que necesitabas dinero. Bianca tomó a Amelia y subieron a un taxi. “Si de verdad lo necesitas, ¿qué importa lo demás?” 

Bianca se recostó contra el vidrio del taxi, arrojando la colilla de su cigarrillo con despreocupación. 

Amelia, por instinto, quiso detenerla, sintiendo que eso no estaba bien; no se debe tirar basura en cualquier lugar. 

Bianca percibió la intención de Amelia y sonrió sin malicia. “¿Qué pasa? ¿Crees que eres la hija de la familia Suárez?” 

Amelia se quedó paralizada por un momento, luego se encogió lentamente en su asiento. 

Claro, todo ese orgullo que llevaba puesto y la supuesta nobleza que tenia en los huesos, debia 

devolverselos a la familia Suárez. 

Ella realmente debía ser una de esas personas atrapadas en el lodo. 

Valentino y Horacio, querian verla hundirse. 

“En nuestro negocio no mantenemos a gente ociosa, no digas que tú no te adverti. Eres bonita, tienes buen cuerpo y además bailas, ese es tu capital. Si realmente quieres meterte en esto, nadie te superará, el dinero llegará rápido,” dijo Bianca con seriedad y un suspiro. 

“Todo depende de ti, si sigues siendo tan terca, los ricos no van a ayudarte“. 

Amelia bajó la cabeza, sin decir una palabra

“Amelia, ¿duraste cinco años en prisión, verdad? Siempre fuiste la más obediente, la que más se esforzaba por reformarse, pero nunca te reducían la sentencia. Cualquier tonto se darla cuenta de que alguien te está pisoteando. ¿Quieres ganar dinero limpio? ¿Es posible? Si fuera asi, no me habrías contactado. ¿No tengo razón?” 

Bianca no había sido muy astuta en el pasado, pero aprendió de sus errores, y esos despreciables hombres. la habían hecho cada vez más astuta. 

Capitulo 50 

Al ver que Amelia seguía en silencio, un atisbo de compasión cruzó los ojos de Bianca, pero ¿de qué servía su compasión? Ella también estaba en una situación precaria, ella misma apenas podia cuidar de si misma. “Yo quisiera ayudarte… de qué sirve tener un buen corazón si no lengo los medios.” dijo Bianca con una risa irónica. 

Ella también habla estado bajo la lluvia y realmente queria ofrecerle a Amelia un paraguas, pero ¿tenia ella la manera de ofrecerlo? 

“Voy a… voy a intentarlo,” dijo Amelia con una voz algo ronca. 


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