Chapter Capítulo 46
Capítulo 46
El Grupo Gallego.
“Señor Gallego, este trimestre…“.
Wilson estaba en una reunión cuando, de repente, el celular de alguien sonó.
La sala de conferencias quedó en un silencio sepulcral.
Todos se miraron con miedo, se preguntaron quién tuvo el valor de olvidar silenciar su celular durante una reunión interna y llevarlo consigo…
Mientras todos temblaban de mledo, Wilson sacó su propio celular.
Entonces todos suspiraron aliviados.
Wilson frunció el ceño ligeramente al ver la llamada entrante de un número desconocido en su celular personal, sabia que pocas personas tenlan ese número.
“¿SI?“.
Del otro lado de la llamada, habló una voz llorosa y melosa. “Papá, ven a salvarme, buaaa…“.
Era Lázaro, estaba llorando y pidiendo a su padre que lo salvara.
El silencio de la sala era tan profundo que todos se quedaron mirando a Wilson en shock.
¿Cuándo tuvo un hijo Señor Gallego? ¿Se habla casado en secreto?
Al escuchar los sollozos desde otro lado de la llamada, Wilson sintió un apretón en el pecho y se levantó bruscamente.
Levantó la mano para indicar que el vicepresidente continuara con la reunión y salió rápidamente. “Lázaro, ¿qué pasó?“.
“Ellos, ellos incendiaron la casa, tengo miedo…“. Lázaro lloraba y no podia respirar. “Papá, me golpearon, hay mucha sangre y no para. También golpearon al tio, las manos del tio están cubiertas de sangre, buaaa… Mamá desapareció“.
La expresión de Wilson se oscureció al máximo, su temperamento se volvió muy sombrio.
La gente de la sala de conferencias lo miró con miedo, se preguntaron si el señor Gallego estaba a punto de cometer un asesinato.
En el exterior, Fausto que llevaba café, se detuvo al ver la expresión del señor Gallego, pasó el café a otra persona y siguió rápidamente a Wilson. “Señor Gallego, ¿qué pasó?“.
“¡Ve a arrancar el auto!“. Wilson estaba algo fuera de control.
Fausto se alarmó, corrió al ascensor y presionó frenéticamente el botón, estaba ansioso por bajar al estacionamiento y sacar el auto, pensaba que algo grave había ocurrido.
“No tengas miedo, estaré alli enseguida“, tranquilizó Wilson a Lázaro con voz baja.
Realmente habia cometido un error él…?
Si ayer Amelia no le hubiera dicho a la policía que el asunto estaba relacionado con Carolina, ¿la familia Suárez y Horacio no la habrian molestado?
“Papá, tengo miedo…“.
Lázaro continuó llorando.
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Capitulo 46
Wilson no era bueno consolando a los niños, después de todo, nunca antes lo habla hecho. “Lázaro, cuenta hasta cien y yo estaré allí, ¿de acuerdo?“.
Por alguna razón, el pecho de Wilson empezó a doler con cada latido.
Nunca le hablan gustado los niños, pero con Lázaro no podia sentir aversión, incluso sentia cierta ternura.
“1….
Lázaro comenzó a contar entre sollozos.
Wilson no se atrevió a colgar la llamada y salió rápidamente de la empresa mientras Fausto llegaba justo a tiempo con el auto.
“¡Señor Gallego, suba!“.
Fausto piso el acelerador y salieron disparados, sólo entonces se acordó de preguntar. “Señor Gallego. ¿a donde vamos?“.
“A la casa de Damaso“.
Fausto freno bruscamente. “¿Qué?“.
“¡Rápido!“.
La cara de Wilson estaba pálida.
Fausto tembló de miedo, no se atrevió a preguntar más, encendió su celular para buscar Taller de Reparaciones Damaso y se dirigió alli a toda velocidad.
En la zona de demolición.
Lázaro estaba escondido en un rincón, miraba la quemada y ennegrecida mientras lloraba y contaba.
“15. 16…“.
En el patio, Damaso no queria que Lázaro viera sus heridas, tampoco quería ir al hospital para hacerse radiografias, asi que sólo agarró unos trozos de madera para fijar sus dedos y palma de la mano, los envolvió torpemente.
“89, 90…“. Lázaro continuó contando entre lágrimas, miraba esperanzado hacia la puerta.
Pero su papá aún no había llegado.
“98…“.
“¡Lázaro!“.
Un auto negro de lujo se abalanzó sobre el lugar, Wilson y Fausto bajaron del auto con urgencia.
Damaso miró aterrado hacia el auto que se detuvo y a Wilson bajar, instintivamente agarró un palo que estaba cerca. “¿Qué es lo que quieren al final? ¿Acaso por tener dinero y poder creen que pueden empujar a la gente a un callejón sin salida una y otra vez?“.
Damaso había visto antes a Wilson en aquel año en que fue a suplicar de rodillas a la familia Gallego paral que Horacio perdonara a Amella.
En los ojos de Damaso, esas personas eran iguales que Horacio y Valentino.
“¡Papa!“. Lázaro colgó la llamada, corrió hacia fuera mientras lloraba y se abrazó directamente a Wilson.
Damaso miró sorprendido a Lázaro y luego a Wilson, quien lo abrazó. Parecia no tener malas intenciones, pero Damaso ya no confiaba en ellos. “Wilson, ¿qué es lo que intentas hacer? Lázaro, él no es tu padre, ¡ven
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aqui!“.
Los ojos de Lázaro se llenaron de lágrimas mientras miraba a Damaso. “Tio, papá puede protegerme a mi y a mamá“.
Damaso se quedó petrificado en su lugar, un niño de cinco años ya sabla que tenía que buscar protección….
Todo era su culpa por no poder darle al pequeño un sentido de seguridad,
“Lázaro, él y esos malhechores son harina del mismo costal, aléjate de él, sé obediente…“. Damaso no creia en las buenas intenciones de Wilson, gente como él no tenia corazón,
“Señor Damaso, seria mejor que nos acompañara al hospital, parece que su mano está bastante herida“. Fausto miró la mano de Damaso y se llevó un susto.
Damaso miro friamente a Fausto y escondió su mano detrás de su cuerpo. “No necesito su hipocresia“.
“¿Y Amelia?“. Wilson frunció el ceño y preguntó.
Damaso soltó una carcajada, era evidente que Wilson vino por Amelia. “Wilson, Amelia no ha hecho nada para ofender a la familia Gallego. Si en verdad debe algo, es a la familia Suárez, tú no tienes ningún derecho de ponerle una mano encima. Por favor, vete“.
Amelia se habia ido, eligió huir de Bella Maravilla, quizá hizo lo correcto.
Se alejó de esa gente malvada.