Mi Salvador el Sen or Wilson ( Amelia Suarez )

Chapter Capítulo 15



Capítulo 15 

En el camino al hospital, Amelia se aferró a la camisa de Wilson con desesperación para sentir un atisbo de seguridad. 

Al escapar de la habitación, Amelia se aferró a él como si hubiera encontrado un salvavidas cuando estuvo a punto de ahogarse. 

Wilson frunció el ceño al mirar a Amelia, 

Su rostro delicado estaba tan pálido como el papel. 

Cuando la vio años atrás en la familia Gallego, era como una rosa blanca a punto de florecer. 

“Sr. Gallego… si quiere, yo puedo llevarla. ¿Por qué no va a casa a cambiarse?“, dijo el asistente nerviosamente al llegar al hospital e intentó tomar a Amelia. 

Wilson miró friamente al asistente, pasó de largo con Amelia en brazos y se dirigió a urgencias. 

El asistente inhaló una bocanada de aire frio, el Sr. Gallego estaba realmente extraño ese día. 

“No, no me toques.. 

Amelia luchaba en su inconsciencia y su rostro se volvia cada vez más pálido. 

Cualquiera podia notar que había pasado por experiencias horribles. 

“No, no me toques. ¡No me toquen, ustedes no me toquen…!. 

Las enfermeras intentaron examinar a Amelia, pero ella luchaba con demasiada fuerza en su estado inconsciente. 

“Dr. Lira, la paciente no coopera“. 

En el turno de urgencias estaba Patricio, quien entró en la sala de examen con su estetoscopio y al ver al hombre con el ceño fruncido que estaba al lado, se quedó en shock por un momento. “¿Wilson?“. 

Wilson frunció el ceño y le dio una mirada a Patricio. 

Se acordaba del hijo menor de la familia Lira. 

La familia Gallego, la cúspide de la élite de Bella Maravilla, seguida por las familias Suárez, Lira, Zavala y Santos. En su búsqueda por ganarse el favor de los Gallego, la familia Suárez había arreglado que su hija Amelia se comprometiera con Horacio, el hijo menor de los Gallego, lo que también elevó el estatus de los Suárez en Bella Maravilla. 

Sólo que, por desgracia, Amelia resultó ser una impostora. Después de la fiesta de compromiso, surgieron rumores sobre su vida privada desenfrenada y más tarde dio a luz a un hijo ilegítimo, lo que llevó a las familias Gallego y Suárez a perder toda dignidad en Bella Maravilla. 

En cuanto a ese Patricio, Wilson lo recordaba por ser diferente. 

Siendo el heredero de la familia Lira, no sólo despreciaba los negocios familiares, sino que también, a pesar de la oposición de los Lira, decidió estudiar medicina y convertirse en médico. 

Eso convirtió a la familia Lira en motivo de burla en el círculo de negocios por un tiempo. 

“Conmoción cerebral leve, la herida de la frente necesita puntos, vacuna antitetánica, desnutrición severa, y parece que casi murió de hambre, qué curioso“, dijo Patricio con una sonrisa sarcástica al ver los resultados del examen de Amelia. 

Amelia, la falsa heredera, habia ofendido a los Gallego y no parecía tener ninguna oportunidad de sobrevivir. 

Penso que sólo una persona como Horacio seria capaz de maltratar a Amelia, pero ¿también Wilson? 

“¿Inanición?“, preguntó Wilson, su mirada se oscureció con confusión. 

¿Horacio la llevó a casa y no le dio de comer? 

“Inyecten suplementos nutricionales“, ordenó Patricio a otro médico con un gesto de cabeza y luego miró a Wilson. “Quizás me estoy metiendo donde no me llaman, pero como médico, me gustaria recordarle al Sr. Gallego que Amelia ya ha pagado su deuda con cinco años de cárcel, no hay necesidad de empujar a una persona al abismo“. 

Lo más ridiculo de los ricos era lo que llamaban honor. 

Por el honor perdido en el pasado, fueron capaces de torturar a una mujer de esa manera. 

Patricio despreciaba a esas personas. 

Wilson estaba visiblemente enojado, pero no dijo nada. 

“Por cierto, le recuerdo que ella una vez fue la prometida de su hermano“, dijo Patricio cuando vio la marca en el cuello de Amelia y malinterpretando la situación. 

En Bella Maravilla, aunque todos le tenían miedo a Wilson, también querian acercarse a él, pero Patricio era la excepción. 

Wilson no tenia interés en las mujeres, pero entonces, ¿cómo Amelia había acabado con 

Se decía que tantas heridas

Wilson era de pocas palabras, incluso sabiendo que Patricio lo habia malentendido, no se molestó en explicar. 

Sr. Gallego, ¿fue usted quien llamó a la policia?“, afuera del cuarto del hospital, un policía entró. “Disculpe la molestia, pero necesitamos verificar algunos detalles. Ahora, la gente del hotel niega haber lastimado a la señorita, incluso dicen que fue ella quien se hirió…“. 

La mirada de Wilson era helada. “¿Se hirió a si misma hasta quedar gravemente herida?“. 

El policia tomó una bocanada de aire frio ante la imponente presencia de Wilson. “Lo siento, Sr. Gallego, pero necesitamos pruebas y el testimonio de la victima“. 

“Hare que mi asistente envie los videos de las cámaras de seguridad del pasillo del hotel“. Wilson echó un vistazo al reloj, ya que la policía había llegado, no había razón para quedarse. 

Patricio se quedó atónito, ¿había malinterpretado la situación? 

“¡No me toques, no quiero!“. Amelia despertó de una pesadilla, abrió los ojos con terror y todo su cuerpo temblaba

¿Dónde estaba ella, qué lugar era este…

Al ver que Amelia intentó arrancarse la aguja del suero, Patricio rápidamente se acercó para detenerla. “No te muevas“

Amelia miró a Patricio con miedo y se movió instintivamente hacia atrás en la cama. 

Ella temía el acercamiento de cualquier hombre. 

“Srta. Amelia, por favor colabore con nosotros y responda algunas preguntas. ¿Qué sucedió en la suite 

de la Posada la Llave de Oro, hubo un incidente de violencia?“, preguntó el policía acercándose. 

Aún perturbada, Amelia miró hacia Wilson que se habla detenido en la puerta. 

Amelia sintió miedo y respiro hondo. 

Wilson era el hermano de Horacio, y si ella decia que Horacio la habla engañado para llevarla alli, podría dañar la imagen de la familia Gallego. 

Amelia apretó los dedos lentamente y bajó la cabeza. “No… no pasó nada, ful yo misma, me golpéé a 

mi misma…“. 

En la puerta, Wilson frunció el ceño descontento y se marchó. 

Detestaba a las mujeres que eran cobardes, humildes y que no sabían defenderse. 


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