Chapter Capítulo 31
Capítulo 31
Amelia se sintió examinada de una manera bastante extraña, sus ojos abiertos se tensaban ligeramente bajo la intensidad de su
mirada oscura.
¿Qué?” Estaba a punto de preguntarle si algo ocurría cuando Dorian se adelantó, “¿Te importaría si entro para
conversar un rato?”
“No es muy conveniente”, dijo ella
Pero él no era de los que se rendian por una simple negativa.
No irrumpió a la fuerza, tampoco se marchó, solo se quedo alli, con esa eterna calma, observándola fijamente, con el aire de
que no se iria a menos que ella lo dejase entrar.
“Yo...” La voz de Amelia se detuvo por un momento, su tono se debilitó involuntariamente, “Voy a cerrar, haz lo que quieras.*
Dijo eso e iba a cerrar la puerta, pero antes de poder hacerlo, Dorian rápidamente puso su mano para detenerla y con un leve
empujón abrió y entró
Amelia se enfado: “No puedes ser tan descarado.
Dorian y ella nunca habían discutido fuertemente, de hecho, nunca le habia levantado la voz, siempre habian mantenido una
relación pacifica y esa tranquilidad de largo plazo le impedía mostrarse demasiado enojada con él, solo podia lanzarle
reproches con una voz que carecía de fuerza, con un ligero tono quejumbroso.
Dorian raras veces la veia enojada, lo que le hizo echarle una mirada.
Con esa mirada, Amelia perdió aún más su impetu.
“Me voy a dormir. Incluso sus explicaciones sonaron débiles y poco convincentes.
“Me iré en un rato.” Dijo Dorian.
Amelia vaciló y luego soltó un suspiro.
Dorian entró y se sentó en el sofá. Al hacerlo, echó un vistazo casual a la mesa de centro, notando que no estaba el informe
médico que había visto antes.
No pudo evitar mirar a Amelia.
Ella intuyó de qué quería hablar.
“No tengo nada grave”, se volvió y sacó de un cajón del armario el informe de sangre que había dejado encima a propósito,
“Últimamente he estado comiendo mal y tengo un poco de hipoglucemia, pero hoy fui al médico.”
Dijo mientras le entregaba el informe.
El lo tomó y efectivamente, no había nada serio.
Pero recordó que esa tarde debía haber al menos dos informes de distintos periodos, uno en la mesa y otro en su bolso, el cual
ella no le permitió ver.
Además, recordaba la primera frase del hombre que había tocado la puerta: “Frida me acaba de llamar y dijo que fuiste al
hospital esta tarde para...”
Ella había interrumpido apresuradamente esa frase.
La fecha del informe era de ese día, evidentemente hecho por la tarde.
Pero el informe que estaba en la mesa era anterior.
Su mirada se dirigió hacia el cajón detrás de Amelia.
Eita se sinto nerviosa sin razón y su mirada se volvió cautelosa al mirarlo.
Donas detuvo su mirada en sus ojos un momento, pero no siguió preguntando. En cambio, cambio de tema:
Cómo te llamabas antes?”
Su pregunta inesperada la confundió un poco.
“Soy Amelia”, dijo ella, “¿No lo sabías?”
Dorian pregunto: Siempre te has llamado Amelia? ¿Nunca cambiaste de nombre?”
Ella lo pensó por un momento, desde que tenía memoria, siempre la habían llamado Amelia, así que asintió: ‘Si, así es.
Él continuó: “¿Cuándo eras niña, tuviste alguna experiencia especial?”
Amelia frunció el ceño: ¿Por qué preguntas algo así de repente?”
El hombre no dio detalles: “No es nada, solo recorde a alguien.”
Pero ella lo entendió y sonrio: “¿Amanda?”
Dorian la miró sin decir palabra.