Chapter 1
Capitulo 1 Una noche loca
«Uf... Duele...» Cristina Suérez sintié6 como si su cuerpo hubiera sido
atropellado por un camién cuando se desperté. Al darse la vuelta, vio el rostro de
un hombre apuesto pero de aspecto frio. Cristina estaba tan conmocionada que
su corazon casi dejo de latir en el acto. Sus ojos se abrieron de par en par y su
cerebro se quedé en blanco durante unos segundos antes de recordar lo
ocurrido. «Oh, es verdad... Anoche alguien me drogé en la fiesta de graduacion,
y entré accidentalmente en la habitacion de este hombre mientras escapaba...»
El hombre seguia profundamente dormido. Cristina apret6 los dientes y soporté
el intenso dolor mientras se levantaba con cuidado de la cama.
El suelo estaba hecho un desastre y su ropa se habia hecho pedazos. Dejé
escapar un suspiro de impotencia mientras se ponia la camisa blanca del
hombre y salia silenciosamente de la habitacién. Natan Herrera se despert6é
poco después de que Cristina abandonara el hotel. Entrecerrd los ojos al mirar a
su alrededor y vio que ella no estaba a la vista. El estado desordenado de la
habitacion y la mancha de sangre en la sébana eran la prueba de que se habia
acostado con una mujer. Natan se habia vuelto alérgico a las mujeres desde que
tuvo un accidente cinco afios atras. Como ninguna mujer podia siquiera
acercarse a él, la gente empez6 a difundir rumores desagradables sobre su
incapacidad para continuar el linaje familiar. Sentia que su encuentro de anoche
con aquella mujer desconocida era un milagro de la ciencia. Sin dudarlo, tomé el
teléfono y llamo a su ayudante. —Ven ahora mismo. Su ayudante, Sebastian
Torres, llegé a su habitacion de hotel poco después. —Comprueba las
grabaciones de las camaras de vigilancia. Quiero informacién sobre la mujer que
estuvo anoche en mi habitacion —ordend Natan tras vestirse. —¢ Mujer? La voz
de Natan se volvi6 fria al preguntar: —¢ Qué? ¢Hay algun problema? Sebastian
se quedo helado. «jPero el sefior Herrera es alérgico a las mujeres! jLe sale un
sarpullido cada vez que se acerca a ellas! Los tres afios de tratamiento en el
extranjero no le ayudaron en nada, asi que ¢cémo pudo acostarse con una
mujer nada mas volver?» Por supuesto, Sebastian no se atrevié a dudar lo mas
minimo de las palabras de Natan. —iNo hay ningtin problema! Estaba a punto
de salir y llevar a cabo su tarea cuando Natan volvié a llamarle: —
Dile al abogado, el sefior Lozano, que venga a verme a mi despacho. Eran casi
las nueve cuando Cristina regres a la Mansion Jardin Escénico. Se detuvo en
seco cuando vio a las amas de llaves limpiando el patio. «Ahora que he pasado
la noche fuera, jseguro que chismorrean y difunden rumores sobre mil» Mientras
Cristina pensaba si debia evitarlos, el mayordomo se acercé. —jAh, has vuelto!
—Si. —¢ Qué le ha pasado a tu ropa? Cristina se tiré de la camisa de vestir que
llevaba puesta. —Oh, acabo de comprarla. Es el tltimo disefio. ¢Me queda
bien? «Mientras parezca segura de mi misma, el mayordomo no se atrevera a
hacerme demasiadas preguntas». Aunque la camisa de vestir le quedaba un
poco grande, era lo bastante larga para cubrir los muslos de Cristina, dejando al
descubierto sélo sus esbeltas pantorrillas. El mayordomo se limité a asentir sin
decir nada més. Cristina se enderezé y se dirigié hacia el segundo piso. El
mayordomo esper6 a que ella entrara en su habitacion antes de dirigirse a un
rincén tranquilo. Tras entrar en el cuarto de bafio del dormitorio, Cristina se
sumergio en la bafiera para aliviar su dolor. —
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Esto me pone furiosa —murmuroé en
voz baja mientras cerraba los ojos y
recordaba lo que habia pasado
anoche. «Averiguaré quién me drogo,
iy haré que esa persona pague por
ello!» Sin embargo, cambié der m
opinion uandogpariéckeh Sthombre
cbn'8l que estaba en la cama. «No,
no puedo permitirme exagerar. Mi
marido, al que no conozco a pesar de
llevar casada tres afos, volvera
pronto del extranjero. Las cosas se
pondran realmente problematicas si
descubre que me he estado
acostando con otros hombres y se
enfrenta a mi familia por ello».
Cristina salio de sus pensamientos
cuando el mayordomo llamé a la
puerta. —Sefiora. —; Si? —El sefior
Herrera... —;Ha vuelto? —Cristina se
puso tensa al oir aquello. «; Tan
pronto?» The content is on
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