La Obesion del ceo por Maricel98

Chapter Capítulo 58



Me duché durante más de media hora posteriormente escogí la ropa interior color blanco y un vestido color rojo ajustado. Es una de las prendas que él compró para mí junto con lencería y pijamas cortos.

Decidí dejar mi cabello suelto y me maquillé minuciosamente. Me siento impotente al saber lo que ocurrirá está noche, al tener que maquillarme y vestirme para agradarle a mi captor. Sᴇaʀ*ᴄh the ꜰindNʘvel.ɴet website on Gøøglᴇ to access chapters of novels early and in the highest quality.

—Ya la cena está lista —Me hace saber él mientras entra al cuarto sin tocar

—Me siento un poquito mal

—¿Otra vez náuseas?

Asentí con la cabeza

—Cuando lleguemos a la ciudad iremos al doctor quizás un Mini Dieguito viene en camino.

Negué con la cabeza —Conozco mi cuerpo y no es eso, además el nacimiento de Aarón fue muy complicado porque yo era muy joven y los doctores me explicaron que sería complicado que vuelva a embarazarme.

—Buscaremos la forma, bebé.

Maldije internamente al darme cuenta de que ni mis mentiras lograrán que este hombre cambie de opinión.

—Gracias por ser comprensivo, amor. Te espero mientras cenas.

—Estoy mirando mi cena.

Él une sus labios a los míos en un beso efusivo con el cual me quita el aire. No tarda en adentrar su lengua en mi garganta explorando mi boca.

Lleve mis manos a su cabello mientras correspondo sus besos.

Se alejó de mí y se dedicó a deshacerse de su camisa y su corbata arrojándolas al suelo permitiéndome ver su abdomen.

A pesar de ser un infeliz debo reconocer que su físico es alucinante. Tiene un excelente cuerpo debido a que le encanta ejercitarse y sus ojos son hermosos, pero tratándose de él la apariencia pasa a segundo plano.

—¿Te gusta lo que ves?

Esa maldita frase me recuerda a cuando hice el amor con Fernando en el sofá de su departamento. Recuerdos son lo único que tengo de él.

—Me encanta —Uní mis labios a los suyos en otro beso pero esté fue corto

—Hoy quiero disfrutarte, quítate la ropa lentamente.

Trato de preparar mi mente para hacer esto sin devolver el estómago. Es un sacrificio por un bien mayor, muy pronto los tres estaremos lejos y seremos felices para siempre.

Todo sea por mis dos amores.

—¡Por qué no lo haces! —Él parece enfadado

—Me encanta que tú me desnudes, amor.

Se dibujó una sonrisa en su rostro—Ah si y a mí me encanta desnudarte.

Él se acerca a mí y une sus labios mientras se dedica a desatar las tiras de mi vestido para despojarme de él rápidamente.

Sus labios se deslizan hacia mi cuello dejando besos efusivos y mordidas en mi frágil piel. Estoy consciente de que debo parecer un completo colador.

—Amo tu piel.

—Amo tus manos y tu boca en mi piel —Rodeo los ojos aprovechando que no puede verme.

Él no tarda en cargarme entre sus brazos para sostenerme debí enredar mis manos en su cabello y mis piernas en su cadera.

Posteriormente de arrojarme en la cama él llevó sus manos a su jean despojándose de este y quedando en bóxer. Debido a que este es ajustado logró ver su erección.

—Quiero que cumplas todas mis fantasías —Me dice mientras lleva su mano a mis labios y adentra su dedo índice en ella acariciando mis dientes.

No pude evitar toser lo cual causó su carcajada.

—De rodillas

Sé perfectamente lo que significa eso y por ello me lo cuestione unos segundos, pero él me empujó hacia el suelo logrando que me arrodille. En verdad duelen mis rodillas raspadas.

Cerré los ojos cuando el bajo su bóxer dejando ver su miembro.

—Si no lo haces sabré que mientes y todo será peor.

—Lo haré porque te amo, Diego.

El tomo mi mano y la llevo hacia el centro de su miembro logrando que lo roce con mis dedos. Cuando sostuve el centro me percaté de que el cerro los ojos y lanzo un jadeo.

Abrí mis labios y los adentré en la punta deslizando lentamente mientras mis manos masajean la parte que no llega la boca.

—Eso es

Continúe adentrándolo y sacándolo de mis labios durante dos minutos cuando sentí que se me acababa el aire me detenía.

—Sigue —Me exige—Debes aprender a complacer a tu hombre, chiquita.

Tosí durante unos minutos y me tragué mis ganas de vomitar, posteriormente procedí.

Esta vez es más intenso porque él lleva sus manos a mi cabeza y la mueve a su antojo logrando que se me vaya el aire de los pulmones.

Es horrible la sensación de ahogarme por sentir esa cosa en mi garganta. Cuando termino me percaté de que un líquido blanco emanaba de él.

—Trágatelo—Me ordena

Simplemente, hice lo que él me pidió.

Nunca me había sentido tan humillada en mi vida. Fernando nunca me había tratado de esta manera como si fuera una cualquiera o un pedazo de carne.

—No quiero volver a hacerlo.

—Debes aprender lo —Él lleva sus manos a mis mejillas deteniendo mis lágrimas.—Yo hago lo que quiero contigo, no eres dueña de tu vida ni de tu cuerpo. Tu amo absoluto, tu hombre soy yo, Belinda Uriarte.

Él une sus labios a los míos en un beso salvaje posicionándose arriba mío.

—Me fascina tu boquita

Él sin preguntar voltea mi cuerpo logrando que quede boca abajo en la cama. Toma mi cabello y lo acomoda en mi hombro derecho luego desliza sus manos hacia el broche de mi brasier y no tarda en deshacerse de él dejando mi espalda desnuda.

Se dedica a dejar besos y mordidas en mi hombro. Lleva meses abusando de mí y por ello mi cuerpo se ha adaptado al suyo y ya no siento el inmenso dolor que sentía en un inicio.

—Te tatuaría—Me dice mientras reparte besos en mi espalda e incluso la lame

Antes de que él prosiga decidí que es el momento de iniciar mi plan. Si de verdad anhelo mi libertad debo hacer todo lo necesario para ganarme su confianza.

—Me das un beso —Le pedí

Él volteo mi cuerpo y unió sus labios a los míos en un beso salvaje el cual le correspondí con la misma intensidad.

—Quiero ser tuya, Diego para toda la vida. Ya me cansé de fingir que no me gusta cuando me tocas y me coges.

Solo provoqué que sus besos se deslicen hacia mi cuello.

—Repítelo, dime que nadie te lo hace como yo.

—Nadie mi amor, nadie me hace gozar como tú. Me encanta tenerte adentró.

Lleve mis a su mano y la deslice hacia mi cintura adentrándola en mis bragas. Él masajeó mis partes y cerré los ojos arqueando mi espalda.

—Amo tu humedad

Aleja sus manos de mi cuerpo, lo empuje posicionándome arriba de él y dejando un beso intenso en sus labios.

—Ya no aguanto más mi amor te deseo demasiado—Deje un beso en su mejilla—Solo quiero besarte y estar contigo. Te amo.

Deje otro beso en sus labios, me dediqué a dejar besos y mordidas en su cuello.

Me acomodé arriba de él sentándome y dentro de pocos segundos después entro en mí de un movimiento.Comencé a moverme de forma circular.

Él se dedicó amasar mis pechos con sus manos sin dejar de observarme.

Sin previo aviso comencé a moverme de arriba abajo velozmente mientras él lleva sus a mis caderas y me ayuda a moverme. En ningún momento dejé de fingir gemidos, lo bueno de tener el control es que no puede herirme.

— ah ah—Puedo observar como cierra sus ojos

No se contiene y me empuja quedando él arriba mío y embistiéndome profundamente. Luego de unos segundos comienza a moverse velozmente mientras devora mi hombro.

—Ah ah Diego—Más que gemir grito

—Sé que te encanta —Él simplemente aumenta la velocidad hasta que luego de unos segundos se agota y se recuesta a mi lado.

Toma mi cintura y deja un beso en mi cuello.

—Me encantas

—Me siento muy mal.

—¿Te lastimé?.

Negué con la cabeza —No debí confesarte todas esas cosas.

—Mi chiquita sé perfectamente que siempre me has deseado lo veía en tu forma de mirarme y coquetear conmigo.

—Me daba mucha pena porque tenías novia y no quería herir a Fernando.

—Ya no menciones a esos idiotas. Los importantes somos tú y yo mi amor. —Él deja un beso en mi mejilla —Dime ¿hace cuanto tiempo me deseas?.

Conozco a Diego y sé perfectamente que este es el momento para idolatrarlo.

—Hace muchos años, pero sabía que nunca te fijarías en mí

—Estabas equivocada chiquita siempre me he fijado en ti. Tus ojos, tu boca, tu piel me enloquecen. —Él desliza sus manos hacia mi entrepierna—Esto me pertenece Belinda. No tienes una idea cuanto me arrepiento de esa estúpida apuesta yo debí ser el primero en tu vida.

—Solo fue una vez y ni siquiera me gustó. Eres mucho más hombre que él.

—Claro que sí soy mejor que ese o cualquiera.

—¿Me abrazas?

—Siempre —Él se pega a mi cintura y deja un beso en mis labios—Buenas noches, hermosa


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