Chapter Capítulo 26
Debo reconocer que estoy muy sorprendida, Diego suspendió la fiesta y le pidió a sus amigos que se marchen de casa.
Posteriormente, se duchó y nos pidió a nosotras que escojamos una película.
Megan eligió la película de Barbie y las doce princesas.
En este instante estamos en la sala de cine mirando la película. Diego tiene en sus brazos a Megan y yo estoy centrada en mi reloj.
Mi abuela siempre cumple su palabra, si ella me advirtió que si llegaba tarde me dejaría en la calle, estoy segura de que lo cumplirá.
Probablemente, colocó el candado en la puerta, no es la primera vez que lo hace.
Tengo dos opciones, pedirle a Diego que me permita dormir en el sofá o rezar para que Wendy no se haya ido a alguna fiesta y se encuentre en casa.
—¿No me darás helado? —Le pregunta él a la pequeña
—¡No! Llegaste tarde
—Pero estoy acá. Mejor tarde que nunca, princesa. —Él deja un beso en su frente —¿Estás bien Belinda? Te veo rara
—Estoy perfecta, señor
—Belinda quiero palomitas —Exclama Megan
Me gire hacía Megan y le entregue el tazón con palomitas, luego me incline reposando mi cabeza en el sofá y centrándome en la película.
En esta parte la princesa está charlando con el Zapatero, el cual es su enamorado.
—Barbie se parece a Mariana ¿Verdad Megan? —Diego la molesta porque sabe que la niña no tolera a su novia
—La bruja fea se parece a Mariana y grita igual.
No pude evitar reír por lo cual le me lanzó una mirada, pero dentro de pocos segundos compartió mi risa.
—La princesa se parece a Belinda —Comenta Megan
Negué con la cabeza —No mi amor, yo no tengo nada de rubia, ni de millonaria.
—Tú eres más hermosa —Diego me lanza una mirada
—¿Por qué no te casas con Belinda en lugar de Mariana, Diego?.
Reí —Creo que tienes mucha imaginación, Megan.
—Más bien creo que mi hermanita es muy inteligente, Belinda. ¿Bell y yo hacemos buena pareja verdad Megan?.
—Sí con ella no eres tan gruñón. Si Belinda se casa contigo se mudaría a la casa y puede jugar conmigo todos los días.
—No suena mal
Le lance una mirada asesina —¡No la confundas! —Me centre en la pequeña —Amor, tu hermano sé casará con la señorita Mariana, pero eso no impedirá que yo juegue contigo todas las veces que quieras e incluso puedes visitar mi casa.
Al terminar la película automáticamente Megan se durmió entre mis brazos. Ella juraba que miraríamos una maratón y se durmió luego de la primera película.
—No aguanta nada —Él deja un beso en su mejilla —Sí quieres la dejamos con una de las sirvientas y te llevo a casa.
—Sobre eso quería hablar contigo. No daré detalles, pero está noche no puedo regresar a mi casa por lo cual quería preguntarte si puedo quedarme acá.
—No lo sé.
—Puedo quedarme con Megan o en el sofá.
Él dibuja una sonrisa en su rostro —Claro que puedes quedarte, hermosa.
—Gracias, llevaré a Megan a su cuarto.
Caminé rumbo hacia la habitación de Megan y al llegar le quité la ropa y le coloqué el pijama. La pequeña ni se inmutó al parecer tiene el sueño muy pesado.
Quite los listones de mi cabello, me desmaquille y me quite los zapatos para acurrucarme en la cama de Megan.
La cama es gigante por lo cual entramos las dos a la perfección.
Apague la lámpara y comencé a cerrar los ojos intentando conciliar el sueño y olvidar todos los problemas que tengo.
El principal que perturba mi mente es Diego Valencia, quien ya me ha dado a entender que le gustó y lo que odio es que no me es indiferente.
Mi segundo problema es Fernando por quien también tengo sentimientos, pero ellos dos pasan a segundo plano porque lo que más me importa es mi hijo a quien debo recuperar cueste lo que cueste.
Me desperté abruptamente luego de dormir unas dos horas cuando sentí los pasos de alguien en la habitación.
—Hazte a un lado—Me pide la Voz de Diego
—Hazte a un lado—Me pide la Voz de Diego
Lance un bostezo —Me puedo ir a otro cuarto
—Los demás tienen cerrojo y los sirvientes no dejaron las llaves.
No tuve opción y moví me posicione en medio de la cama, él se recostó a mi lado y llevo su brazo debajo de mi cabeza, su brazo libre se acomodó en mi cintura.
Siento que mi cuerpo tiembla al tenerlo tan cerca pero debo disimular. Me ayuda mucho el saber que no puedo verlo debido a que las luces están bajas.
—Puedo dormir del otro lado
—No, despertarás a Megan. ¿Acaso me tienes miedo?
Negué con la cabeza
—Bien, buenas noches —Él deja un beso en mi mejilla
—Buenas noches—Deje caer mi cabeza en su hombro y cerré los ojos.
Sentí el tacto frío de su mano izquierda acariciando mi mejilla y mi cabello luego se deslizó en la curva de mi cuello hacia mi hombro, comenzando a jugar con la tira de mi camiseta.
Su pulgar se deslizó debajo de la tira de mi camiseta y la bajo a la altura de mi hombro.
Sentí un escalofrío cuando sentí sus labios en la curva de mi cuello dejando besos pequeños en mi fría piel, sus manos se deslizaron hacía mi cintura entrelazándose.
Mi cuerpo y el suyo están tan pegados que puedo sentir como crece su erección en la zona de mi trasero.
Poco a poco sus besos suaves se convierten en intensos e incluso muerde mi cuello ferozmente.
—Amo tu piel, eres tan suave. — Él lleva sus manos hacia mis muslos realizando masajes de arriba a abajo
—¡Ya basta, Diego!
—No quieres que me detenga —Él desliza su mano hacia mi entrepierna ejerciendo presión en esa zona
—¡No! —Exclamo e intento alejarme de él, pero ejerce fuerza con sus brazos en mi estómago
Su lengua sigilosa lambía mi mejilla mientras sus labios localizan el pómulo de mi oreja succionando.
—Tú sabías que pasaría esto cuando aceptaste quedarte. Es lo que querías, lo que has querido siempre.
Yo nunca quise un acoston con Diego.
Solamente estaba enamorada y deseaba que él me corresponda luego llegó Fernando y me enamoré de él, deseaba que él me amara, pero solo jugó conmigo.
Finalmente, encontré el primer amor correspondido en toda mi vida y ese es Aarón. El amor de mi vida y por quien sacrificaría todo.
Diego aprovechó mi distracción y adentró su mano en mi short y después en mis bragas, masajeando mi zona íntima.
Cerré los ojos y me dejé llevar por la sensación, hace años no soy tocada por ningún hombre y no soy de piedra.
Diego sabe como tocarme para excitarme.
Mordí mi labio inferior para evitar emitir un sonido cuando él localizó la zona de mi clítoris. Con su dedo índice comienza a masajear y realizar movimientos circulares.
—Estás tan húmeda —Susurra en mi oído mientras frota su erección en mi espalda
Logré escuchar que él abrió la cremallera de su pantalón y eso me hizo regresar al planeta tierra y recordar que esto está terriblemente mal.
Salte de la cama y salí de la habitación lo más rápido que pude. Me dirigí al pasillo, pero antes de bajar las escaleras él logró atraparme y me cargo en brazos.
—¡A donde mierda crees que irás!.
—¡Suéltame!
—Tenemos algo pendiente.
—¡No seré tu amante, Diego!. Aunque lo dudes yo tengo dignidad.
Mis palabras llamaron su atención y por ello me bajo y me miro a los ojos.
—Querido Diego si quieres un acoston tienes a muchas mujeres que estarían felices de complacerte, pero yo no seré tu amante.
—No te quiero como amante sino como mi mujer y no quiero un acoston sino varios.
Reí fuerte —Tu mujer es Mariana.
—Mariana es un negocio, Belinda. En cambio, tú eres la mujer que más deseo en el universo, la que me enloquece y me obsesiona, no puedo respirar si no te tengo a mi lado. Me estás volviendo un maldito demente.
—Eso suena muy bonito, pero no te creo nada.
—Tarde o temprano serás completamente mía, Belinda Uriarte. Es inevitable que tú y yo estemos juntos, siempre debió ser así, pero el idiota de Fernando se interpuso entre nosotros.
—¡Si sigues con esa actitud renunció!
—Tienes una deuda conmigo.
—¿Me obligarás a acostarme contigo para cubrir esa deuda?
—No necesito hacerlo por tu propia voluntad te entregarás a mí. Sabes perfectamente que los nos deseamos—Él ejerce fuerza en mi cintura — ¿O por qué no dejas de temblar? ¿Por qué permitiste que te toque?
—Por idiota, esa es la única respuesta lógica cuando me has tratado peor que basura.
—No lo volveré a hacer, mi amor. Te trataré como lo que eres, mi mujer.
—Yo no soy nada tuyo. Nunca me acostaría con un patán quien considera a las mujeres objetos desechables y no respeta ni a su propia prometida.
—Esto no se quedará así, no nació la mujer que me deje con las ganas. — Sentencia
Tengo la certeza de que Diego no me dejará en paz hasta que logre su cometido, el cual es llevarme a la cama para luego desecharme.
Gracias al cielo no volvió a molestarle en lo que quedó de la noche y pude dormir tranquila junto a Megan.
***
Al salir el sol me levanté de la cama y tome mis cosas, me percaté de que la pequeña está despierta y deje un beso en su mejilla, le repetí lo hermoso que fue conocerla y lo especial que es.
La cargue entre mis brazos y la llevé hasta la recámara de Diego porque ella no quería dormir sola.
Ella se recostó a su lado para seguir durmiendo plácidamente.
Rápidamente, logré tomar el autobús y no tarde más de cuarenta minutos en llegar a mi casa. La puerta ya está abierta porque mi abuela es muy tempranera, entre con mis propias llaves y subí a mi cuarto en el cual deje mi bolso.
Me dediqué a colocar la ropa sucia en la cesta y ordenar un poco la habitación.
Cuando escuche el sonido de la puerta baje las escaleras y me encontré con mi abuela quién cargaba unas bolsas.
Me dispuse a ayudarla, pero ella no me lo permitió y me lanzó una mirada asesina.
—Abuela como vez estoy fresca como una lechuga. No ingerí alcohol ni nada parecido.
—No volveré a cometer el error de confiar en ti. Nunca debí permitir que trabajes en esa empresa conociéndote como te conozco.
—Ese es el problema tú no me conoces. Si me conocieras sabrías que lo único que hago es trabajar para ofrecerle una buena vida a mi hijo, lo único que quiero es recuperarlo.
—¿Para qué Belinda? ¿Qué le dirás a Aarón? Que ni siquiera sabes quien es su padre porque fuiste una cualquiera.
No logró controlar mis lágrimas porque no merezco que me ofenda de esta manera. No fue correcto entregarme a Fernando, pero lo hice por amor y eso no me convierte en una cualquiera.
No fui la primera adolescente que tuvo relaciones con su novio sin cuidarse.
—Yo no soy eso que dices y no entiendo por qué me atacas cuando ayer en la mañana estábamos perfectamente bien.
—Ayer la señora Olga vino a buscarte, pero al no encontrarte hablo conmigo. Se quejo de tu comportamiento con su hijo. Ella alega que no dejas al muchacho en paz que lo buscas, acosas y te le ofreces todo el tiempo.
—¡Eso no es cierto! ¡Tú sabes que esa mujer me odia!. Yo no tengo nada con el joven Fernando.
—¡No me mientas, Belinda! ¡Me advirtió que si no lo dejas tranquilo se encargará de que te corran de la empresa!
Lo mejor que puedo hacer es renunciar. Diego está encaprichado conmigo y Fernando no me deja en paz debido a eso su madre es capaz de hacer cualquier cosa en mi contra.
Esa mujer no tiene límites.