Chapter Capítulo 24
Belinda
En este instante me encuentro alistándome para ir a la mansión Valencia.
Me coloqué un short vaquero y una blusa color blanca debido a que el clima está muy caluroso. Es increíble que haya salido el sol cuando anoche por poco se caía el cielo.
Estoy desayunando con mi pequeño y mi abuela. Él anoche se quedó a dormir con nosotros y hoy despertó a primera hora.
—No puedo ir contigo
—Solecito hoy tengo mucho trabajo, pero ya te prometí que iremos al nuevo parque de diversiones solo tú y yo. —Deje un beso en su mejilla —Hoy jugarás con la abuelita
—Podemos ir a la plaza si quieres
Fuimos interrumpidos cuando alguien tocó la puerta en cuanto abrí me percaté de que se trata de Diego.
—¡Buenos días! —Él me saluda con un beso en la mejilla
—Niño Diego —Mi abuela lo saluda con un abrazo afectuoso
—Mati cada día más guapa
—Muchas gracias mi niño sigues igual de coqueto.
—¿Y está pulga? —Él se refiere a Aarón quien está escondido detrás de mi abrazado a mi pierna.
Cargue a Aarón en mis brazos para que Diego pueda observarlo mejor y me percaté de que le lanzo una muy extraña.
—Este es Aarón, hijo de mi tío.
—El famoso Aarón
—¿Y el quién es?
—Mi jefe amor —Deje un beso en su mejilla y luego me centre en mi abuela.
—Abue por favor cuídalo y recuerda que no tengo celular hasta nuevo aviso.
—Solamente llama para avisar cuando regresas.
—No se preocupe que yo la traeré a casa en persona Mati.
—Muchas gracias, joven
—No te vallas —Escucho los sollozos de Aarón quien no me deja de abrazar.
—Mañana paso todo el día contigo amor—Deje un beso en su mejilla —Te amo pero debo trabajar
—¡Quiero ir contigo!.
—Tengo prisa Belinda
—Amor juega con mi compu y con la abuela además tienes mucha tarea. Mañana te compró un helado gigante y el próximo fin de semana sin falta vamos al parque de diversiones.
—Con Fer
Noté que Diego me lanzó una mirada asesina al escuchar ese nombre.
—Si le preguntaré a Fer si él puede ir con nosotros.
—Lo prometes.
—Si y sabes que siempre cumplo mis promesas —Deje un beso en su mejilla y simplemente me marché
***
—Es demasiado pegado a ti—Me comenta Diego luego de varios minutos de conducir
—Así son los niños
—Debes deslindarte de a poco conmigo tienes muchas obligaciones.
—Con todo respetó casi no lo veo en toda la semana y ahora tampoco puedo pasar un fin de semana con él por trabajar con usted. No le parece injusto.
—La vida no es justa. Mi padre nunca pasaba tiempo conmigo por revolcarse con sus amantes y mi madre murió cuando era un poco más grande que Aarón. Créeme él superará que no puedas pasar un fin de semana con él.
—Eso espero
—¿De dónde conoce a Fernando?
—Es una larga historia. En una ocasión lo salvó de ser atropellado y luego el niño lo invito a su cumpleaños, al parecer se llevaron muy bien.
Él ríe —Más bien Fernando lo utiliza para tenerte cerca, eres muy ingenua Belinda.
—Él no es así.
—No quiero hablar hoy sobre Fernando.
Al transcurrir unos minutos llegamos a la mansión de Diego. Le abrieron el gran portón y adentro el carro.
Al transcurrir unos minutos llegamos a la mansión de Diego. Le abrieron el gran portón y adentro el carro.
Cuando Diego abrió la puerta trasera para que yo baje me asombre mucho al observar la mansión. Es un poco más grande que el hogar de Fernando.
Posee grandes jardines con varias plantas de diferentes colores, estatuas y una fuente de agua preciosa, una piscina. Es lo que logró ver en el jardín porque aún no me he adentrado a la propiedad.
—Deberías hacerme un mapa
Él ríe mientras rodea mi cintura —Es increíble que en tantos años de conocernos nunca hayas visitado mi casa.
—No éramos precisamente amigos, señor. Ahora veo porque decía que mi casa le parecía una ratonera comparada con la suya.
Más de una vez él y Mariana fueron a mi casa porque como mencioné antes cuando éramos niños nos llevábamos bien. Y obviamente ellos no dejaban de burlarse por el tamaño y aspecto de mi casa.
Él lleva sus manos a mis mejillas —Quiero que olvides todas las tonterías que he dicho o hecho desde que nos conocemos hasta ayer. Imagina que anoche nació un Diego diferente y quiero que me llames así Diego.
—No será fácil
—Solamente inténtalo, ahora te haré un recorrido por mi casa.
—Bien
Pude observar la bella decoración de la casa, por dentro se ve mucho más espaciosa que afuera. Posee sala de estar, biblioteca, sala de cine, sala de juegos, gimnasio, el despacho del señor y en la parte de arriba las habitaciones.
En una zona están las habitaciones de los empleados y en la otra la de los integrantes de la familia.
Cuando termino el recorrido él me guio hacia el cuarto de la niña. Ella se encuentra sentada en el sofá con una especie de Tablet, la acompaña una empleada.
El cuarto es color rosa con decoraciones de mariposas, está repleto de juguetes y peluches de diferentes tamaños. También cuenta con su propio baño, un plasma, computadora, DVD y parlante para escuchar música.
Asimismo posee una casita con varias muñecas adentró y una mesita para tomar el té con varios muñecos.
—Megan —Fórmula su nombre llamando su atención
Ella deja la tablet y se acerca a él corriendo. Abraza sus piernas y Diego la carga para dejar un beso en su mejilla.
—Ya puede retirarse Myriam.
—Sí joven —Asiente la señora quien se marcha
—Ella te cuidará el resto del día —Él la baja al suelo y me percato de que la niña me mira detenidamente.
Es como tener a una Mini Diego delante de mí.
Su cabello es rubio y rizado, sus ojos color cielo y su piel clara. Esta niña parece una auténtica muñeca.
—Hola Megan yo soy Belinda —Deje un beso en su mejilla.
—Me gusta tu cabello.
—Gracias mi amor, eres más linda de lo que mencionaron.
—Bien las dejo para que se conozcan.
—Hay alguna comida que no le guste o algún cuidado que deba tener.
Él niega con la cabeza
—Se portan bien muñecas, vuelvo más tarde.—Es todo lo que dice antes de marcharse
Me percató de que la sonrisa de Megan cambia a una expresión sería.
—¿Qué pasa amor? ¿No quieres que yo te cuide?
—Diego dijo que pasaría el día conmigo
—Él está muy ocupado ¿Quieres mucho a tu hermano?.
—Sí
—Él te adora siempre me habla de ti muñeca. ¿Ya almorzaste?
Ella niega con la cabeza
—Bien vamos a la cocina a ver qué ahi y también podemos hacer un pastel.
—Para Diego
—Claro amor
Me dirigí a la cocina y le preparé unas hamburguesas con papas fritas como ella me pidió. Diego dijo que puedo disponer de la casa como quiera y hoy los sirvientes tienen el día libre.
La cocina está muy bien surtida por lo cual puedo preparar lo que se me antoje.
Almorzamos en el cuarto de Megan junto con sus muñecas. En principio estaba tímida, pero ahora me está platicando sobre sus muñecas, sus padres y sus compañeros de colegio.
Debo admitir que es una niña adorable
—Así que te molesta mucho esa Cassy
—Sí me pega con mis muñecas y me dice cosas feas.
—¿Va a tu aula?
Ella asiente con la cabeza
—Te diré lo mismo que le digo a mi… primito. Si te molesta la primera vez dile a la maestra y si no cambia la situación devuélvele el golpe.
—Si me pega más fuerte.
—No lo hará, los abusones se aprovechan cuando te ven débil. Pero cuando se dé cuenta de que te defiendes ya no se meterá contigo.
—¿Por qué no le pegas tú Belinda?
Reí fuerte —Mi amor yo soy grande, no sería correcto si le pego a un niño.
—Igual
—¿Y los niños te molestan?
—Me regalan dulces, pero se pelean por jugar conmigo.
—Claro que sí, estás preciosa. —Deje un beso en su mejilla mientras le hago cosquillas provocando sus risas.
Luego de lavar los platos regrese al cuarto de Megan y comenzamos a jugar con sus muñecas y peluches. Oficiamos una boda entre Barbie y Ken, cuando me pregunto como harían un bebé le respondí que esas eran cosas de adultos.
A Aarón cuando me formula esa pregunta le relato la historia de la abejita y el polen, pero Megan me tomó desprevenida.
Cuando nos cansamos de jugar ella me pidió ir a la piscina. Megan ya sabe cambiarse solita solamente la ayudé a atarse el bikini.
Como no tengo ropa y no puedo permitir que nade sola me quite la blusa y el short quedando en ropa interior para nadar junto con ella.
Antes de sumergirnos en el agua le unté protector solar porque el sol está muy fuerte. El agua de la piscina es algo profunda y está helada, pero Megan parece acostumbrada y ella nada mucho mejor que yo.
—Cuando sea grande las tendré como tú o mami —Ella se refiere a mis pechos
No pude evitar reír —Tal vez, debería llamarte niña preguntona.
—Así me dice Fer
—¿Te llevas bien con Fernando?.
—Juega más conmigo que Diego, pero Mariana….
—¿Mariana que?
—Ella me grita y tú me caes mejor.
—Tú también princesa.
La tarde transcurrió muy rápido, nadando en la piscina y jugando con la pelota o los juguetes inflables de Megan.
Cuando nos agotamos de nadar nos recostamos en una reposera a beber el jugo que prepare para nosotras. Estoy centrada en el sol mientras Megan comenzó a utilizar su celular.
Yo a su edad jugaba con plastilina y la pequeña sabe manejar a la perfección el celular.