La Obesion del ceo por Maricel98

Chapter Capítulo 122



Me desperte cerca de las nueve de la mañana debido a que alguien abrió la ventana de mi habitación y el sol impacto en mi rostro.

—Buenos días, princesa.

Lance un bostezo y al abrir los ojos me percate de que Fernando está en el cuarto con una charola la cual está repleta de comida y contiene una rosa color blanco.

—Prepare tu desayuno favorito, despierta que es el inicio de mi día.

—¿Por qué no lo dejamos para mañana? —Lance un bostezo

—Tú definiste la fecha ahora te aguantas mi amor—Él deja un beso en mi mejilla

—Te esperó desayunada y arreglada en veinte minutos en la cocina.

—¿Qué planes tienes? Debo saber que ropa utilizar

—Es sorpresa —Es todo lo que dice antes de alejarse

Devore mi desayuno el cual es evidente que Fer compro porque él no sabe ni preparar un café y cuando termine me dirigí a la ducha para bañarme en lo cual no tarde más de diez minutos.

Cepille mis dientes y mi cabello el cual está liso porque ayer fui al salón de belleza antes del cumpleaños de papá.

Escogí un vestido color blanco y floreado, deje mi cabello suelto y elegí un maquillaje natural el cual no esté muy cargado como el de anoche.

Cuando estuve lista tome mi cartera y baje las escaleras rumbo hacia la sala en donde Mariana y Fernando me esperan junto con los pequeños quienes ya están desayunando.

—Buenos días —Deje besos en las mejillas de mis hijos

—Te tardaste mucho —Él rodea los ojos —Ya hablé con Mari y ella junto con Gabriela cuidarán de los niños por hoy.

Hace meses nunca habría dejado a Aarón con Mariana, pero ella ha cambiado y además de su relación conmigo también su relación con los pequeños ha cambiado. Se ha convertido en una de sus tías favoritas.

—Yo quiero ir con ustedes —Me pide Aarón

Fer ríe —Te divertirás mucho más con Tía Mariana y Gabriela. Pueden ir al cine o hacer un camping y mañana mamá y yo hacemos los que ustedes quieran.

—La pista de patín —Propone Megan y Aarón asiente

—Tenemos un acuerdo

Salude a los niños con un último beso al igual que a Mariana y me aleje junto con Fernando.

Él condujo durante la última hora y yo estoy intentando adivinar a que lugar se dirige para nuestra cita. Hace años no salimos como una pareja aunque a decir verdad no somos todavía una pareja.

—No me gusta la playa

Él ríe —Conozco a la perfección tus gustos princesa.

Unos kilómetros antes de bajar del carro él me cubrió los ojos con una venda color roja. Me percaté que luego de unos diez minutos bajamos del carro y él me pidió que me quitará los zapatos antes de bajar. Sᴇaʀ*ᴄh the Find_Nøvel.ɴet website on Gøøglᴇ to access chapters of novels early and in the highest quality.

Comenzó a guiar mis pasos sin quitar sus brazos de mi cintura. Con solamente el tacto de mis pies me percató de que el camino está repleto de pétalos que de rosas.

Cuando él me quito la venda de los ojos me percaté que estamos frente a un campo de rosas y no son cualquier rosa sino de mi color favorito el amarillo.

—Aún recuerdo la primera vez que te hable estabas vestida de color celeste y te regale una rosa, ahora quiero regalarte este campo de rosas, tus favoritas.

Es verdad que la primera vez que él me hablo fue en la cafetería que yo trabajaba en mis tardes libres y le compro una rosa a un vendedor que pasaba por el lugar. Es increíble que aun lo recuerde cuando ocurrió hace casi nueve años.

—Iniciaste bien, pero te falta mucho camino.

Él ríe —Es solamente el inicio

Él condujo unos kilómetros más y nos encontramos con un lago lejano y allí organizamos un picnic con la comida que él había traído en una canasta en el maletero del carro.

Nos dedicamos a charlar mientras almorzamos sándwiches que él preparo y observamos el bello paisaje del agua color azul.

—Ni uno

Negué con la cabeza —Si intentas darme un beso se acabó tu oportunidad, Fernando Valencia

—Está bien —Él asiente

Después de almorzar recogimos nuestras pertenencias y el prosiguió conduciendo hasta nuestro nuevo destino.

***

El resto de la tarde él me llevo a un parque de diversiones en el cual nos divertimos jugando diferentes juegos.

Él alego que a un parque parecido nos escapamos en una de nuestras primeras citas cuándo éramos adolescentes.

Nos subimos a la rueda de la fortuna, a una especie de túnel romántico en un bote y él ganó varios peluches para mí.

Me compro helado y todo lo que yo le pidiera, sería un pecado no aprovecharme de la situación.

Principalmente, cuándo saliendo del parqué descubrimos una tienda nueva y me dio curiosidad husmear.

Me compro tres carteras, blusas y faldas en conjunto, dos vestidos además de unos zapatos nuevos. También lo obligue a esperar mientras me probaba diferentes prendas de ropa que termine por descartar.

Cuando llegó el anochecer él me llevo hacia el puerto lo cual me sorprendió porque debido a que ya está oscureciendo creí que me llevaría rumbo a mi casa.

—Adivina ¿Cuál es tú última sorpresa?.

Reí —Me lanzarás al mar para que me ahogue

—No exactamente. —Él tomó mi cintura y me guía mientras caminamos. —Mi amor creo que debo recordarte que ya no soy millonario.

Reí fuerte —No me lo recuerdes que te resto puntos

Me sorprendí cuando me percaté de que la última sorpresa es un paseo en barco.

Él me ayudó a subir y posteriormente subió él.

Me percaté de que el vehículo es enorme y está repleto de luces preciosas. Fer me guío enseñándome cada rincón del barco y presentándome a la tripulación.

Nunca había estado en un yate tan enorme el cual posee habitaciones, baños, living, cocina entre otras cosas.

Dentro de pocos minutos el cielo comenzó a oscurecer y comencé a visualizar la media Luna y las estrellas que lo adornan, sumado a la vista del agua azul y cristalina completan una vista perfecta.

—¿Te gusta la vista? —Me pregunta mientras toma mi cintura y yo asentí con la cabeza.

—Me encanta

—Quise conmemorar nuestra primera vez, pero me resultaba aburrido visitar la casa de tu abuela por lo cual preferí conmemorar nuestro primer beso.

Reí —Tienes pésima memoria Fer nuestro primer beso no fue en un yate.

—Solamente espera unos minutos. La princesa desea cenar. —Él tomó mi mano y me guío hacia la mesa.

La mesa está decorada con velas, rosas y adornos muy bellos. La cena se ve perfectamente ordenada y la cena debo admitir que se ve deliciosa.

—Es la cena que preparaba mi madre, pero es muy complicada de hacer

—Recibí ayuda

Probar esos bocados fueron como un dejavu, sentí la sensación de ser tele transportada hacía mi infancia cuando mamá me consentía. En menos de media hora terminamos de cenar y al ver la expresión de su rostro me percaté de que a él también le gustó.

—Dime la verdad ¿Quién la preparo?

Él ríe —Tu tía Ángela. Ya no quiero más mentiras entre nosotros tú sabes perfectamente que más que una pasta no sé preparar.

—Lo sé, si aceptó volver contigo ¿Se acabarán estos detalles?.

Él niega con la cabeza —Los tendrás siempre que lo desees, como otras cositas.—Él lleva su mano a mi mejilla acariciando mi piel. —Después de todo lo que hemos pasado nunca me arriesgaría a perderte princesita —El deja un beso en mi frente.

Él se reincorpora de su asiento y toma mi mano ayudándome a levantarme para luego guiarme hacía una parte alejada en la cual tenemos una visita preciosa del mar.

—Lista para tu sorpresa

Asentí con la cabeza

En ese instante comenzaron a escucharse sonidos de fuegos artificiales, levanté la vista y observe como el cielo se iluminaba y se formaba una frase “Te amo Belinda”.

—Ahora entiendes por qué conmemore nuestro primer beso —Me susurra al oído mientras me estrecha entre sus brazos y deja un beso en mi frente.

Es verdad que nuestro primer beso fue bajo los fuegos artificiales en uno de los eventos de la empresa.

Él une su nariz a la mía y lleva sus manos a mis mejillas.

—Sigues temblando como esa noche —Él se quita su saco y cubre mi cuerpo lo cual le agradezco porque estoy helada.

—Ya es media noche Belinda.

—Es verdad

—¿Qué dices? ¿Me das otra oportunidad o seremos amigos toda la vida?.

En ese instante sentí una completa lucha interna entre lo que mi mente me dice y lo que mi corazón me está gritando, pero finalmente obedecí a uno.

Lleve mis manos a sus mejillas y uní mis labios a los suyos en un gran beso el cual él me siguió con la misma intensidad cargándome entre sus brazos.

—Te juro que está vez no lo arruinaré —Me dice en los mínimos segundos que dejamos de besarnos

—Quiero que iniciemos de cero Fer. Que finjamos que nada ocurrió.

—¿Cómo novios con hijos? —Él ríe burlón

—Exactamente ¿aceptas?

Él une sus labios a los míos en otro beso en señal de respuesta.


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