La Novia Equivocada Novela de Day Torres

Chapter Capítulo 208



EXTRA. Una boda...
Extra
NATHAN Y MELI
Seis meses después.
-¿Sabes qué, Miss Tropiezo? Creo que los hicimos muy bien -sonrió Nathan viendo desde la puerta cómo Sophia ayudaba a su
hermana con el peinado y el maquillaje.
-Claro que los hicimos bien -sonrió Meli-. Criamos a unos buenos hijos que han sabido conquistar el amor, los negocios y la
felicidad.
Se miraron por un segundo y Nathan apretó los labios.
-Los tres están locos...7
-Ya seeeeeee, pero son buenos-se carcajeó Meli-. No me puedes negar que te has divertido en el camino, señor ogruto. 2
Nathan la abrazó con fuerza y dejó un beso sobre su cabello.
-Te amo. Me has dado los mejores hijos, los mejores momentos, la vida más feliz que un hombre podría soñar. Te adoro -dijo
mientras la estrechaba con fuerza-. Ven, tengo un regalo para ti.
La arrastró en medio de aquella turba de gente que había venido a la boda hasta llegar a su cabaña, y la encerró en su
habitación. Puso delante de ella una hermosa caja de regalos y Meli sintió que le sudaban las manos mientras la abría. Su
corazón se detuvo por un momento y miró a su esposo con la emoción contenida en aquellas lágrimas.
Nathan se arrodilló frente a ella, sacó los zapatos de tacón rojo que estaban dentro y se los puso con un gesto sensual y lleno
de amor. 3
-Lo mejor de mi vida fue tropezarme contigo en ese ascensor, y luego todas las veces que aquellos zapatos nos pusieron en
situaciones... comprometedoras -aseguró-. Sé que no son los mismos, pero los mandé a hacer iguales, a ver si te sigues
cayendo sobre mí. 2
Meli sonrió con lágrimas en los ojos y se inclinó para besarlo.

-¿En qué parte quieres que me caiga exactamente sobre ti? -preguntó y Nathan suspiró de la emoción.
-Tenemos una hora antes de que empiece la ceremonia -dijo con tono coqueto-. ¿Te opones a llegar despeinada, Miss
Tropiezo? 1
Meli sonrió cruzando los brazos detrás de su cuello y besándolo.
-¡Para nada! 6
SOPHIA Y REX.
Rex se dejó caer sobre el diván de su habitación mientras su hija menor saltaba sobre él, otra lo pateaba sin querer y la mayor
le decía que así no llegaría a viejito.
-¡Claro que no llegaré, si ustedes son tres tornados! -exclamó mientras Sophia las echaba con mucho amor de la habitación
para que fueran a jugar a otro lado.
-¿Estás bien, amor? -preguntó sentándose en sus piernas y abrazándolo mientras él le acariciaba la espalda con un suspiro.
-¡El karma es muy duro! -murmuró Rex-. Tres nenas, Ballenita! ¡Tres nenas! ¿Qué voy a hacer cuando
se enamoren? Dime. ¡Tendré que tomar un entrenamiento intensivo con Aaron...! ¡Sí eso haré, campamento militar para todos
los padres de familia! ¡Tema principal: Cómo espantar novios, enamorados y potenciales pretendientes! ¡Lo propondré en la
próxima reunión familiar!
Sophia no pudo evitar reírse de lo preocupado que estaba por eso, solo le faltaba poner una valla eléctrica o mandar a hacer
cinturones de castidad para las niñas.
Pero lo cierto era que habían construido una familia preciosa y ahora solo tenían que disfrutarla.
-¿Sabes qué deberíamos hacer? -murmuró él pensativo.
-¿Qué, amor?
-Casarnos de nuevo, renovación de votos, fiesta por todo lo alto -dijo él-. Hace rato que no hago un papelazo en público
gritando a los cuatro vientos lo mucho que te amo....
-Lo hiciste en el partido de fútbol de Amaya la semana pasada -le recordó Sophi.

-¡Por eso te digo, ya pasó mucho tiempo! -sonrió él envolviéndola en un abrazo posesivo y tomando sus labios con un beso
suave. 2
-Está bien, en cuanto esta boda termine, planearemos nuestra renovación de votos-accedió ella-. Pero ahora vamos que casi va
a comenzar la ceremonia.
Se levantaron y salieron de la mano, mientras Rex daba gracias a dios como cada día de su vida por la mujer tan impresionante
de la que se había enamorado. 1
JAMES Y MADDI
-Uno, dos, tres, cuatro... ¡Andrew, no te muevas...! ¿dónde está tu hermana menor? Bethany, mi amor, ponte los zapatos...
¡Jaaaaaames! 1
Aquel grito siempre llagaba cuando Maddi sentía que perdía el control sobre la situación y eso era bastante a menudo. James
entró por aquella puerta con una de los trillizos al hombro y uno de los bebés más pequeños, de año y medio en el otro.
-¡ATENCIÓN!-gritó y los niños se detuvieron-. ¡Soldados, todos fuera de la cama y los muebles! ¡ FIIIRMES! Hay helado en la
cocina... ¡MAAAARCHEN!
La banda de chiquillos salió corriendo del cuarto y Maddi se llevó las manos a la cintura mientras él caminaba en su dirección
todo zalamero.
-El helado no resuelve las cosas, señor ricitos se quejó, pero la sonrisa en el rostro de su marido era demasiado linda como
para regañarlo.
-Si no puedes con el enemigo, únete a él -sentenció James-. Y nuestro enemigo nos supera en número así que... ¡helado será!
Maddi sonrió con suavidad. Había tenido tanto miedo de ser mamá y ahora lo que tenían era toda una guardería en casa y toda
una escuela llena de niños que consideraban suyos.
-¿Sabes que te amo, ricitos? -sonrió ella mientras James la abrazaba con fuerza.
-¡Mas te vale! ¡En ningún lado te vas a encontrar a un semental así como yo! -le advirtió James y un segundo después estaban
muertos de risa uno en brazos del otro.

Afuera escucharon el sonido de las campañas anunciando que ya iba a comenzar la boda y se apresuraron a salir, porque
tenían un papel importante en aquella celebración y no se la podían perder.
NAHIA Y AARON
-¿Estás nerviosa? -Nahia escuchó aquella voz del otro lado de la muerta y se derritió-. Sé que verte
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antes de la boda es de mala suerte, pero no podía estarme quieto. Esto me parece demasiado bueno para ser verdad. Tengo
miedo de que te me desaparezcas.
Nahia abrió solo un poco la puerta y sacó una mano, que Aaron tomó y acarició con ansiedad.
-Oye, no me voy a escapar -murmuró ella con suavidad.
-¿Segura? ¿No vas a salir corriendo? -preguntó Aaron con un suspiro-. A ver enséñame los tacones, quiero saber qué tan difícil
te sería.
Nahia ahogó una risita coqueta y se levantó el vestido para sacar un pie, que iban metido en una media fina extra sexy y un
tacón de aguja de trece centímetros.
-¡Dios, eso está de infarto! -balbuceó Aaron y ella rio. ¿Me enseñas otro poquito?
-Tú lo que quieres es ver dónde termina la media, Robocop, pero eso no toca hasta después de la boda -sentenció ella.
-¡Pues vamos a apurarnos entonces porque yo quiero comerme todo eso ya!-declaró él con emoción y en efecto, diez minutos
después casi daba saltitos en su lugar al final de la alfombra clara.
Cuando vio a Nahia aparecer con aquel vestido, casi se cayó de la impresión. Era una princesa... su princesa, y era preciosa.
Aaron recordó la primera vez que la había visto. Aquel había sido amor a primera vista, del bueno, del que era imposible
alejarse. Y aunque definitivamente muchas cosas los habían separado antes, era hermoso saber que habían encontrado su
camino de regreso el uno al otro.
Nahia llegó a su lado y los dos se detuvieron delante de Mamá Orlenko, porque si alguien creía que Katerina no iba a oficiar la
boda de su nieto, bueno... que tratara de impedirselo. 2

Veinte minutos después, después de aquel beso que los declaraba marido y mujer, Aaron se la echó al hombro y se la llevó a
“cambiarse” para ponerse “más cómodos”, mientras el resto de los invitados revolucionaba aquella propiedad y se movían hacia
la parte trasera, donde ya estaba organizada, por supuesto, la jaula de pelea. Solo que esta vez Nahia no había podido
protestar porque había sido idea de su padre tener boda con entretenimiento.
-Robocop... antes de que me hagas el amor salvajemente... -murmuró ella sobre su boca mientras, deteniéndolo-, hay algo que
quiero decirte. 1
Él suspiró de gusto dándole otro beso y la miró con atención.
-¿Qué mi amor? -preguntó.
-Que... que tenemos una sorpresa para ti. Una muy grande -dijo ella con un brillo en sus ojos-. Vamos a tener un bebé.
Aaron se separó de ella y la miró con los ojos bien abiertos, totalmente en shock. Su corazón latía con fuerza mientras la
miraba.
-¿Vamos a tener un bebé? ¡Vamos a tener un bebé! -gritó él emocionado, abrazándola con fuerza y enterrando su cara en su
cabello-. ¡Estoy tan feliz!, ¿tú también lo estás? ¡Otro nene!
Nahia asintió con los ojos cristalizados y se bebió todos sus besos. 2
-Otro nene -murmuró con el corazón feliz-. Ya vamos por tres... ahora sí que no dormirá nadie. 36

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