Chapter Capítulo 205
ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 54. ¿Por qué hiciste eso, idiota?
Aaron se quedó mucho con aquella noticia, hasta que cayó sentado en una silla de la sala de espera del hospital.
-¡Es adoptada! ¿¡Ustedes lo sabian!?
-Si, ¿por qué?
-¡Porque no me lo dijeron! -exclamó él.
-Creímos que lo sabias.
Aaron miró a su madre anonadado.
Julie era adoptada. No era que eso significara nada para él. Con que Nahia fuera feliz le bastaba, pero ahora entendia todo el
asunto del divorcio y además sabia que no había habido otro hombre en su vida.
-¿Entonces no hubo nadie más? -le preguntó a su madre con los ojos brillantes.
-¡Te merecias que hubiera tenido diez...! -lo regañó Nina-. Pero no, no hubo nadie más.
Aaron casi hizo un bailecito de la victoria, pero se contuvo. Entró de nuevo a quedarse con Kyle y tal como habia prometido,
apenas Nahia durmió a la bebé se fue al hospital a verlos.
La familia se fue a descansar mientras ellos se quedaban cuidando al niño, pero Aaron no estaba preparado para un
postoperatorio y a Nahia se le encogia el corazón al verlo sufrir. Kyle estaba adolorido. por la operación y él era el único que
podía consolarlo.
-Le duele, ¿no le puede dar más analgésicos? -increpó a una enfermera.
-Bueno, el protocolo es que un médico lo haga...
-Pues llame al que está de guardia ahora mismo!
Pero aunque le subieron los analgésicos, las molestias de la operación era imposibles de evitar. Se pasaron la noche sentados
junto a su cama, intentando calmarlo mientras el niño se quejaba. Pasaron la noche dando vueltas de un lado a otro, tratando
de sobrellevar la situación sin perder la esperanza.
Al día siguiente cuando la familia llegó, estaban realmente exhaustos. Aaron estaba a punto de derrumbarse porque hacia dias
que no dormía bien, pero a pesar de eso era optimista.
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-Vayan a descansar-sugirió Nina-. Voy a ir a echarle una bronca al cirujano y te aseguro que en diez minutos Kyle estará
dormido.
Y como lo que aquella mujer prometia era un hecho, en diez minutos los médicos subieron a revisarlo, le pusieron otra dosis de
analgésicos y un sedante suave que lo puso a dormir.
-Listo, tu padre y yo nos quedaremos en la mañana y en la tarde vendrán Meli y Nathan. Ustedes vayan a descansar.
Finalmente Aaron y Nahia aceptaron la oferta y él la siguió al estacionamiento para dejarla en su coche,
-¿Te duele? -preguntó Nahia viéndolo hacer un gesto de incomodidad cuando le abría la puerta.
-No, es solo que no he estado haciendo mucho reposo...
-Entonces yo te llevo, vamos.
Él no se atrevió a discutir y poco después salian hacia la casa. Los dos realmente estaban exhaustos, pero tal vez hubiera sido
mejor que, con dolor y todo, Nahia lo hubiera dejado conducir. Sus ojos pestañearon una vez, una sola, y lo siguiente que sintió
fue el golpe del cristal contra su hombro.
El auto topó de golpe contra el inicio de aquel puente y la baranda se encajó peligrosamente en medio del capó, haciéndolo dar
una vuelta para caer cinco metros al agua que estaba debajo.
Cuando Aaron abrió los ojos, aturdido, se dio cuenta de que al no llevar el cinturón de seguridad, habia sido lanzado fuera del
coche, ¡pero Nahia seguía allá abajo! Sintió la humedad caliente a un lado de su cabeza, pero no se detuvo a ver si era sangre.
Saltó al agua rápidamente mientras el auto se iba
hundiendo poco a poco.
-¡Nahia...!-gritó golpeando el cristal- Nahia! -pero ella no le respondió.
Un escalofrio recorrió su espalda mientras su corazón latia frenéticamente intentando abrir la puerta, pero esta no quería abrirse
y el auto se estaba hundiendo
-¡Nahia!
Después de varios intentos fallidos, Aaron finalmente golpeó contra el cristal con su brazo mecánico una y otra vez hasta que se
rompió. La ventana se hizo pedazos mientras Nahia yacia allá abajo, inmóvil. El agua ya estaba casi a la altura de su cuello
cuando él la agarró, pero el agua hacia que se le resbalara de
su mano.
-¡Maldición! -rugió- ¡Nahia!
Sin detenerse a pensar en los daños ocasionados por una acción desesperada, Aaron la agarró directamente con su brazo
mecánico y tiró de ella hacia arriba. No había tiempo para sentir el dolor, Nahia se debatia entre la inconsciencia y el agua que
poco a poco inundaba todo el interior. Levantar en vilo sesenta kilos con un brazo dañado lo hizo rugir de dolor, pero no se
detuvo mientras la sacaba de alli y Nahia comenzaba a recobrar la consciencia.
-¿Robocop...?-la escuchó murmurar mientras terminaba de alzarla y la sostenia contra su cuerpo-i Aaron! -gritó ella
despertando del todo mientras el auto terminaba de hundirse y el agua los engullia.
Salieron a la superficie y Nahia lo buscó desesperada. Desde el puente había gente gritando y bajando hasta las orillas. Aaron
salió a su lado y Nahia lo abrazó mientras trataban de nadar hacia la orilla lo más rápido posible.
Aaron la tomó entre sus brazos y con sus últimas fuerzas la subió a la ribera. La gente los arrastro fuera del agua y cayeron en
la hierba, jadeando por el esfuerzo mientras escuchaban cómo llegaba la ambulancia.
Nahia tenía un corte en la frente y le dolian horriblemente las piernas, pero el brazo de Aaron sangrabal profusamente y ella
sintió que el corazón se le ponía en la boca cuando lo vio recostarse en aquella camilla.
-¡Rápido, hay que hacer un torniquete...! -exclamó uno de los paramédicos.
-¿Y como por dónde!? ¡Todo esto es metal! -exclamó el otro.
-¡llévennos al hospital, su equipo de cirugia está alli!-declaró Nahia mientras se sentaba a su lado sin hacer caso de todo lo que
ella misma se había lastimado.
La ambulancia llegó al hospital y enseguida llevaron a Aaron a que lo revisaran. Una enfermera ayudaba con rápidos
movimientos a ponerle suficientes vendas para contener el sangrado. En cuestión de minutos un equipo de cirujanos se
presentó alli para analizar la situación y prepararlo todo para el procedimiento que salvaría o no el brazo de Aaron.
Nahia solo pudo mirar temerosa mientras lo llevaban, pero sus ojos se llenaron de lágrimas cuando lo vio desaparecer por los
pasillos del hospital.
-La cirugía no es opcional -sentenció el médico-. Tuvo desgarros profundos en la unión de la placa base. Hay que operar, cortar
un poco más, ver qué se puede hacer. Alguien tiene que autorizar la
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operación.
Mientras escuchaba aquello, Nahia sintió un nudo en su garganta y las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas. Ella
sabia que habían corrido muchisimo peligro, pero Aaron los habian salvado.
Sin embargo aquello era como repetir de nuevo la pesadilla de hacía dos años, pero tal como en ese entonces, su respuesta
fue la misma:
-Haga lo que tenga que hacer para que siga vivo.
El médico asintió tomando la tablilla firmada.
-Por favor llame a su hermano, lo necesitamos.
Nahia se apresuro a correr por los pasillos del hospital y Jake y Nina contuvieron el aliento al verla llegar. Explicarles lo que
habia pasado no demoro nada. En menos de quince minutos Caleb estaba alli con una nueva placa base y rezando para que
todo funcionara.
Y entonces las horas comenzaron a pasar. Largas, terribles, agobiantes. Nadie podia darle nada de información y eso la
desesperaba. Había llegado toda su familia para apoyarla, pero nadie tenía palabras precisas que decir. 1
Todos daban vueltas por la sala de espera sin saber qué hacer, solo estaban aguardando a que el medico saliera con noticias.
-Va a estar bien, la cirugia fue exitosa -murmuro el médico con una sonrisa. El equipo hizo un trabajo maravilloso y lograron
reinstalar la placa base sin mayores complicaciones. Lo dejamos un centimetro más corto, solo espero que no se le ocurra
repetir el acto heroico
Todos suspiraron aliviados, acercándose a Nahia para abrazarla entre sollozos. Pero en medio del alivio Nahia sentia algo más,
volvia a sentir el peso de su decisión y todo lo que eso conllevaba, especialmente enfrentar el momento en que Aaron
despertara.
-Tengo que preguntar-dijo Nahia-. Sé que no es el protocolo, pero ¿podemos trasladarlo a la habitación de Kyle?
El médico respondió con un gesto afirmativo y un par de horas después comenzaron a mover los equipos y para trasladarlo a la
habitación de Kyle sin ninguna complicación.
Nahia vio a Aaron, acostado boca arriba con aquellas ojeras suaves cubriendo sus ojos. Tenía varias agujas en los brazos, y un
monitor conectado que sonaba al compás de sus latidos. No pudo evitar soltar unas lágrimas lagrimas al ver el estado en que
se encontraba. Se acercó a él con precaución, como si tuviera miedo de despertarlo y extendió la mano para acariciar su
cabello.
Si era honesta estaba tan aterrada por su reacción que le daba miedo que despertara
-¿Por qué hiciste eso, idiota? -susurró en su oido con un sollozo-¿No te cansas de ponerme entre la espada y la pared? 1
Un instante después él apreto su mano y sin abrir los ojos susurró algo, algo que a Nahia le detuvo el corazón.