Chapter Capítulo 123
CORAZONES ATADOS. CAPÍTULO 10. ¿Eso que siento es tu cariño?
Normalmente Maddi se derretía -lo más en secreto posible, claro-, cada vez que veía a James morderse el labio inferior. Sin
embargo en aquella ocasión el gesto estaba lleno de impotencia y de rabia.
“¡Diablos, y aun así se ve lindo!“, suspiró Maddi en el segundo que le dieron de ventaja, porque luego todo fue preocupación.
El abogado se retiró y James alargó su mano con un gesto automático, uno que ni siquiera pensó, para que Maddi enredara sus
dedos con los suyos y lo siguiera a la oficina. Ella se sentó pacientemente en un sofá mientras él sacaba aquellos documentos
del sobre y los revisaba.
No gritaba, no maldecía, pero la línea tensa de su mandíbula era suficiente para que la muchacha supiera que la única razón
por la que no estaba destrozando algo era para no asustarla.
-¿Qué está pasando? -preguntó porque tampoco quería que él le ocultara las cosas.
-No va a haber ningún acuerdo con respecto al divorcio -murmuró-. Cuando Sabrina me envió la primera demanda pidió la mitad
de todo lo que tengo; yo le ofrecí diez mil euros de mensualidad, y le dije que puede quedarse nuestro departamento... pero por
lo visto no quiso aceptarlo.
-Lo lamento -murmuró Maddi pero James vio la molestia en su rostro.
-¿Qué pasa? —preguntó y luego insistió cuando la vio negar―. Maddi, somos amigos, de verdad puedes decirme lo que
piensas.
Ella apretó los labios y se le escapó una mueca.
-Bueno... es que yo trabajaba dieciocho horas diarias y jamás logré ganarme eso con el sudor de mi frente -murmuró-. Así que
ganártelo con el sudor de el de enfrente, porque ni siquiera lo trabajas... debe ser como un milagro o algo así. -Levantó los
hombros con un gesto de tristeza—. ¿No entiendo qué más puede querer?
James respiró profundamente y se sentó junto a ella.
-Ese es el problema. El valor del dinero solo lo entiende quien ha tenido que trabajar por él, y por desgracia, ese jamás ha sido
el caso de Sabrina -dijo mientras pensaba en todo le mal que le había hecho secundando esa vida de ilusiones vacías que tenía
la modelo-. Ella cree que debo darle más solo porque piensa que soy millonario.
Maddi frunció el ceño sin comprender.
-¿Piensa? ¿No lo eres?
-Mis padres me desheredaron cuando me casé con Sabrina.
La muchacha hizo una mueca pequeña intentando no reírse.
-¿Es en serio?
-¡Sí, te lo juro! —sonrió James.
-¿Por qué eso no parece molestarte? -Y eso sí era extraño porque las familias se mataban por dinero.
-Bueno, la verdad es que mi madre siempre tiene la razón, me gusta contradecirla, pero sé que todo lo hace por mi bien.
Además tengo un buen sueldo como CEO de la compañía, me gusta trabajar y si necesito algo solo se lo pido a mi mamá —dijo
él encogiéndose de hombros
Siempre pido cosas razonables, así que siempre me da lo que le pido.
-¡No lo puedo creer! ¡James King es un niño de mami! -se burló Maddi. 2
-¿Y este de quién va a ser? -preguntó él poniendo una mano sobre su vientre y Maddi hizo un puchero.
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-¡Muy cierto! También va a ser un nene de mamá – suspiró y lo miró a los ojos. Lamento que estés pasando por esto.
James apretó los labios y se aclaró la garganta antes de responder:
-Y yo lamento involucrarte.
-¿Involucrarme? ¿Qué quieres decir?
Él le entregó los papeles para que ella los viera.
-Sabrina me está acusando de adulterio. Te señaló como mi amante y la madre de mi hijo, así que también te citaron a declarar
a ti en el juicio -siseó él tan molesto que Maddi fin lo
por comprendió. 1
-James... ¿estás molesto por esto o por el divorcio?
-¡Estoy molesto por todo, Maddi! ¡Para empezar porque estas acusaciones son una gran mentira! ¡Tú no eres mi amante, y yo
solo estoy adoptando a tu bebé, pero eso no implica que haya una relación romántica entre tú y yo! ¡Además Sabrina sabe que
yo no puedo tener hijos! ¿ ¡No se da cuenta de que todo ese teatro se le va a caer en el juicio!? -gruñó James-. ¡Y encima no
quiero que tengas que pasar por ese mal rato! ¡Los periodistas, las fotos, los chismes, ir a declarar...! ¡Maldit@ sea! 2
Maddi no supo reconocer que aquella pequeña punzada en su pecho era decepción, pero finalmente tomó su mano y la acarició
con un gesto de consuelo.
-Cálmate. Todo va a estar bien. No creas que soy débil solo porque me conociste en un momento difícil de mi vida...
-¡Yo no creo que seas débil, Maddi!
-¡Entonces no tienes nada de qué preocuparte! -le aseguró ella—. A más de una estúpida con extensiones he puesto en su
lugar en mi vida, créeme, y no tengo nada que esconder porque no he hemos hecho nada malo. Así que si me llamaron a
declarar, con gusto voy a ir... pero te garantizo que cuando me siente en ese estrado, van a querer que me calle. 3)
James sonrió con dulzura, Maddie era linda hasta cuando parecía enojada. La abrazó con fuerza, intentando no desanimarse, y
poco después estaba llamando a John Anders, abogado familiar y el nieto mayor de Paul, quien había sido abogado de la
familia King toda su vida. John radicaba en Boston, pero moverse no era precisamente un problema para los King.
-James, esto no tiene ni una falla -dijo John un par de días mostrándole el acuerdo prematrimonial que había firmado-. Tienes
ganado ese juicio por todos lados.
-¡Pero John, me está acusando de adulterio!
-¿Y qué? -replicó el abogado-. Digamos que consigue probar eso. Incluso digamos que
logra quitarte todo lo que tienes... ¿qué tienes, James? ¿Un departamento a tu nombre? ¿Una cuenta de banco quizás con otro
cuarto de millón de euros? ¿Qué es eso para ti? Nada. Pase lo que pase, cuando se dicte ese divorcio tú saldrás ganando.
James asintió conforme y John le aseguró que llegaría una semana antes de que empezara el juicio, para prepararlos a los dos
para sus declaraciones.
Mientras, Maddi intentaba que James se distrajera un poco y él intentaba ocultarle toda la frustración que sentía por lo que le
estaba haciendo su exmujer.
¿Estás seguro de que esto es lo mejor? -preguntó ella cuando James tiró de su mano para que entrara en el salón de clases.
-Sí, Maddi. No voy a meter la cabeza en un agujero como un avestruz, porque tienes razón, no hemos hecho nada malo -replicó
James-. Así que vamos a ir a nuestra clase de papás primerizos y la vamos a pasar bien con el resto de los desinformados
como nosotros. ¿De acuerdo?
Maddi sonrió y asintió, se sentía preocupada por la decisión de James de continuar con su vida en público con ella a su lado,
pero si de verdad eran amigos ella solo podía apoyarlo en sus decisiones.
Si era honesta aquella palabra le sonaba pesada en la lengua, amiga... pero él había sido muy claro en medio de su exabrupto
emocional, que él fuera a adoptar a su bebé no significaba que hubiera una relación romántica entre ellos. 2
Una vez que entraron en la clase, sin embargo, todo aquello se le olvidó. el salón estaba vacío, solo había unas suaves
alfombras en el suelo y todas las parejas se sentaron en ellas. La clase fue una gran distracción para James y Maddi,
escucharon la charla sobre todo el curso y lo que estarían aprendiendo. Se sentían más que perdidos en muchas cosas y aún
tenían un largo camino por delante, pero sabían que se tenían el uno al otro.
-Bien, el final de la clase será un ejercicio de relajación para las mamás, y los papás deben aprenderlo, porque también ayuda a
fortalecer su vínculo con el bebé -les explicó la instructora. Recuerden que cuanto más tiempo esté presente el papá durante el
embarazo, mayor será su vínculo con el bebé. ¿De acuerdo? ¡Empezamos!
El ejercicio era simple: Los papás se sentaban y abrían las piernas mientras las mamás se sentaban en medio de ellas y
apoyaban la espalda en su pecho. Los papás debían masajear las piernas flexionadas de las mamás desde las rodillas hasta
las caderas.
-Ahora vamos a recostarnos bien y todos vamos a cerrar los ojos -declaró la instructora—. Recuerden sus ejercicios de
respiración, y comenzamos.
Maddi se sentía algo incómoda con toda aquella situación, pero James parecía estar tomándolo todo muy en serio. Sus manos
grandes y suaves subían y bajaban por sus muslos desde sus caderas y Maddi abría un ojo y miraba a los lados a ver si alguien
más se estaba dando cuenta de que aquello parecía una sesión porno.
-¿Por qué no respiras? -susurró James en su oído y ella casi gimió—. ¿No se siente bien?
-Emmmm... no es eso, es que...
-¿Qué?
-Lo de que fueras mi masajista era una broma, no tienes que tomártelo en serio...
-¡Claro que sí! -rezongó él-. Además yo quiero un vínculo lindo con mi bebé. Ya escuchaste a la doctora, el roce hace el cariño.
—James.... ¿eso que siento crecer allá atrás es tu cariño? -murmuró Maddi y él abrió los ojos de un tirón, dándose cuenta de la
erección que se le había despertado contra el trasero de
Maddi. 8
-¡Joder! ¡Lo siento! ¡Mierd@, lo siento...! ¡No me di cuenta, ya me quito!
-¡Shshshshshsh!-lo calló ella-. Quédate sentado, James, ¿O quieres que todo el mundo se dé cuenta de que traes el cariño...
disparado? 12
Maddi lo vio ponerse de todos los colores del arcoíris, pero finalmente la clase terminó y ellos esperaron a que todos salieran
para levantarse de aquella alfombra. Ella ni siquiera lo miró, el techo parecía muy interesante a aquella, muy bello, tenía un no
sé qué que no podía dejar de mirarlo.
-Lo lamento, no quería incomodarte -murmuró James y Maddi apretó los dientes pero acabó riendo a carcajadas.
-Primero, me lo voy a tomar como un cumplido, y luego... velo por el lado bueno, ¡las hormonas de mi embarazo te están
haciendo efecto a ti! ¡Jajajajajaja!
James cerró los ojos y rio también aceptando la broma, porque era mejor que ponerse serios.
Les quedaba un juicio pesado y difícil por delante, y si se ponía serio entonces era muy probable que terminara teniendo que
mentir en aquel estrado; porque lo que ya no podía negar de ninguna manera... era que Maddi le gustaba, y no solo como la
madre de su hijo.
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