Chapter Capítulo 92
Capítulo 92
Felix no consideraba a Diego y Teresa comado, se levanto y con un tono monótono dijo. “Hola, tio”
Pata Felix, Gabriela era solo una niña, nunca habia perdido su tiempo con alguien que no le era útil, asi que le respondió con un asentimiento superficial.
A ella no pareció importarle; se sento de nuevo y continuo manejando su celular.
Poco después, el hijo mas querido de Diego y Teresa, Simon, llego con su esposa e hijos.
Simon y Viviana, una pareja de intelectuales, tenian un aire sencillo. Eran de pocas palabras, pero cuando hablaban era para soltar palabras como: “hermana” y “cuñado“, llenando el aire de halagos.
Los demas ni siquiera recibieron una mirada.
Sara dijo con una sonrisa, “Parece que todos los miembros de la familia están llegando, así que vamos
a preparamos para comer.”
“Esperemos un poco mas, dijo Félix mirando hacia Sara, “el señor Lazcano aún no ha llegado.”
Sara entendió inmediatamente la mirada de Felix, “Oh, claro! ¡Todavia falta un invitado importante! ¡Qué mala memoria tengol”
Unos diez minutos después, llegó el invitado importante al que se referia Sara.
Era un hombre de unos 50 años, de apenas un metro sesenta de estatura, pero pesaba alrededor de 200 libras. Su cabeza parecia unirse directamente a sus hombros, casi no se alcanzaba ver su cuello y llevaba un grueso collar de oro que lo hacía ver algo comico.
En la mesa, Félix tomó la iniciativa de presentarlo, “Este es Julio Lazcano, el señor Lazcano es mi paciente y también un buen amigo. Julio, todos ellos son mis parientes. Somos como una familia, así que siéntate con confianza.”
Gabriela frunció ligeramente el ceño.
¿Por que sentía que la mirada de Julio estaba fija en Sofia?
Era una sensación bastante incomoda para ella.
Disimuladamente, Gabriela desvió su mirada hacia el con una intensidad cortante.
Al encontrarse con su mirada, Julio sintió un sudor frio en su frente y rápidamente apartó la mirada, tomando un sorbo de su bebida para aliviar la tensión.
Era un sentimiento extraño.
A pesar de que la otra parte parecia tener solo unos diez años, sentia un miedo involuntario al mirar
esos ojos.
Era un miedo casi instintivo
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Con el licor corriendo por su garganta, el miedo en el corazón de Julio se disipó un poco.
Al escuchar a Sara decir que después de la cena irían a cantar, Gabriela tiró suavemente de la manga de su madre y le susurró, “Mamá, tengo cosas que hacer, nos vamos después de comer.”
Sofía asintió con la cabeza, “Si, nos iremos después de comer.”
Y así, justo después de la cena, Sofía propuso irse.
Sara tomó la mano de Sofía y dijo con una sonrisa, “No te apresures, ven conmigo, tengo algo que decirte.”
“De acuerdo,” asintió Sofía.
Ambas se dirigieron a la oficina de la familia Lozano.
Fue entonces cuando Sofía se dio cuenta de que Diego y Teresa, así como su hermano Simón y su hermana Selena, también estaban alli.
¿Qué querían decirle?
De repente, Sofia se sintió un poco nerviosa.
“Toma asiento,” le indicó Sara señalando una silla.
“Estoy bien de pie.”
Sara le echó un vistazo a Sofía, quien después de tantos años seguia sin poder comportarse adecuadamente en público, “Está bien, si prefieres estar de pie.”
Tras decir esto, Sara continuó, “Te hemos llamado para cuál es tu opinión acerca del señor Lazcano.”
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