La Esposa del Ruso by Bella Hayes

Chapter Capítulo 31



Capítulo 31
El día transcurrió lentamente mientras Mikhail permanecía acostado en la almohada de Jelena, buscando consuelo en el olor
que su esposa dejó en la cama. Su móvil repicó innumerables veces sin que él se molestara en atenderlo, no quería hablar con
nadie. Ni siquiera se molestó en llamar a la oficina, al día siguiente volvería a asumir sus funciones como CEO en el consorcio
familiar.
El timbre de la puerta lo desperto de un sueño ligero, al mismo tiempo, su móvil repicó por enésima vez, lo levantó. Era
Alexander, su hermano mayor, el que siempre lo apoyó y muchas veces tomó la responsabilidad de su padre en asuntos
relacionados con su educación y su forma de percibir la vida. -Hola, Alexander. -Fue su saludo con voz enronquecida.
-Abre la puerta, estoy fuera.
A regañadientes se levantó y se dirigió a la puerta, al abrirla se encontró con la mirada preocupada de su hermano. -¿Cómo
estás? -preguntó Alexander examinándolo con la mirada. -He tenido días mejores. ¿Y tú como estas? ¿Y Katerina? -preguntó a
su vez mientras caminaban hacia el recibidor. Estaba tratando de desviar la atención de su hermano o de postergar el
interrogatorio que sabía que vendría. -Yo estoy bien, pero mi esposa no está segura de sí abofetearte por lo que hiciste o
abrazarte y consolarte cuando te enteres de la metida de pata que cometiste. Aún tiene un poco de fe en ti, aunque le duela
más su hermana.
-Lo lamento, pero no discutiré mi matrimonio ni contigo ni con nadie. Bueno, rectifico, lo discutiré con mi abogado porque me
divorciaré de Jelena lo antes posible. -Jelena se fue del país, pero regresará para el juicio. -Fue la enigmática respuesta de
Alexander.
-No habrá juicio, nuestro divorcio será’amistoso. No tenemos hijos, le dejaré esta casa y una buena pensión, no quiero tener
que verla nunca más.
-Estoy seguro de eso, pero es muy probable que la prensa enloquezca por el juicio de Benjamín O’Brian y tu antigua asistente,
Beatriz Cifuentes. Perseguirán a Jelena y a ti mientras dure todo el proceso -expresó su hermano mientras miraba sus uñas.
-No entiendo lo que dices -respondió molesto Mikhail, no quería hablar de Jelena y las enigmáticas respuestas de Alexander le
estaban volviendo loco.
–Por supuesto, no lo sabes porque no dejaste que ella te contara nada. Benjamín O’Brian, en complicidad con Beatriz
Cifuentes, drogó y abusó de tu esposa, le tomaron fotos y te las enviaron a ti. La policía cree que con el fin de extorsionarte...

-¿Cómo dices? -cuestionó Mikhail horrorizado.
-Por eso Katerina no sabía si abofetearte por amenazar con llevarte a Jelena a Rusia, con lo
cual perdería la residencia en este país, residencia que logró a través de un asilo que sus hermanas introdujeron. Además de
amenazarla con dejarla con su padre, que todos sabemos que es un pésimo papá que le hará de su vida un infierno y la
venderá al mejor postor. O
rv venir a abrazarte cuando te dieras cuenta de que tu esposa es inocente de todas las cosas de las que la acusaste; acabando
con todas las posibilidades de sacar adelante tu matrimonio.
Por segundo día consecutivo Mikhail sintió que la tierra se abría y lo engullía dejándolo en un sitio oscuro y desolador. Su
esposa le había rogado que la dejara explicarse y Jelena era más orgullosa que él. Nunca le había pedido perdón cuando había
obrado mal, nunca le rogó por nada, así que se imaginó lo desesperada que debió sentirse para pedirle de esa manera que la
escuchara. -¿Dónde está Jelena? Dímelo por favor -preguntó con la desesperación rayando su voz. -En algún lugar de los
Estados Unidos, no lo sabemos a ciencia cierta. Ivanna solo nos dijo lo sucedido y que había partido a Norteamérica. Se fue
con Karlen, su hermano se negó a dejarla ir sola.
-Debo ir a hablar con Ivanna de inmediato -exclamó Mikhail levantándose para salir.
-Aún no lo sabes todo fue la escueta respuesta de Alexander.
-¿Más secretos? ¿Puede haber más? —preguntó angustiado.
-Sí, lo lamento, pero debes conocer todos los hechos -expresó KDimitri.
-Suéltalo todo -pidió Mikhail nervioso.
– Jelena iba a romper el compromiso contigo. Aceptó el matrimonio porque su padre la chantajeó con llevarse a Karlen a
nuestro país y entregarlo a la Bratva para que fuera entrenado como un jefe.
-Entonces era cierto lo que pensaba de que no quería casarse conmigo.
***
Mikhail se presentó en la residencia de los Evans al día siguiente en la mañana porque cando Alexander se retiró de su casa
era muy tarde para una visita, además necesitaba pensar en todo lo ocurrido, encontrar el sentido a muchas de las acciones de

Jelena. Finalmente dedujo que ella lo había seducido para poder sentir que tenía un poco de control de la situación, y de paso,
vengarse por el dolor y la humillación que sintió por todas esas publicaciones sobre sus supuestas amantes. Su mujer no era
una víctima, quería ser una participante activa de su vida. No sabía cómo lograría su perdón, pero necesitaba redimirse, amaba
a su esposa y la necesitaba, por eso se sintió tan desolado al creer que ella le había traicionado de esa manera, y como un
animal herido, actuó atacándola.
La mirada que le dirigió Ivanna cuando entró al salón pudo haber helado las dunas del desierto. Pero Mikhail no se inmutó,
sabía lo mucho que la mujer amaba a sus hermanas y que por Jelena sería capaz de volverse como una leona defendiendo a
su cachorro. En la luna de miel, su esposa le había contado el incidente con su madrastra y cómo esta mujer, que siempre se
había destacado por su dulzura, se engrandeció ante sus ojos.
-Buenos días, Mikhail. ¿Querías hablar conmigo?–A pesar de su tono calmado, Ivanna echaba fuego por los ojos mientras
recordaba cada lágrima de su hermanita. -Buenos días, Ivanna, quisiera hablar con Jelena, por favor.
–No está aquí –respondió friamente.
-Sé que no está, pero necesito verla con desesperación. -¿Para qué? ¿Para llevarla de regreso a Rusia y entregarla a nuestro
padre mientras tú te entretienes con tus amantes?
-Eso fue una amenaza estúpida cuando estaba cegado por el dolor pensando que me había traicionado. No tengo ninguna
amante, por favor, dime dónde está mi esposa.
-Si no tienes ninguna amante, ¿quién es esta mujer? -preguntó Ivanna extendiéndole una de esas malditas revistas del corazón,
donde aparecía en primera plana una foto de él durmiendo ya su lado la chica que subió esa noche a su habitación.
-Creo que las explicaciones tengo que dárselas à Jelena -dijo algo molesto, arrugando la revista-. Te pido que me digas dónde
está mi esposa.
-Jelena me pidió que te dijera que no quiere verte nunca más, que la dejes en paz, que no la busques. Quiere el divorcio, así
que nuestro abogado se comunicará con el tuyo. -Fue la respuesta de Ivanna echando chispas por los ojos.
-La encontraré, no me importa donde se esconda. Nuestro matrimonio tiene muchos problemas, pero amo a mi esposa y haré
todo lo posible por recuperarla.
-Suerte – le dijo Ivanna con mirada sarcástica. La necesitaría, pensó recordando su visita a Katerina la noche anterior.

Su cuñada estaba trabajando en el estudio donde editaba y manejaba su negocio de fotografía. Al verlo entrar le dirigió una
mirada compasiva, aunque su tono, y las palabras que pronunció, fueron duras.
-No sé dónde está.
-Hola, Katerina. -Fue su respuesta. No deseaba estar enemistado con esta mujer a la que tanto apreciaba. Su relación era muy
cercana, ella había sido la esposa de su padre, fue muy maltratada por este y, aun así, mantuvo su dulzura y su fuerza de
voluntad. Él la admiraba por eso. Además, se había casado con Alexander transformando la vida de su hermano. -Hola, Mikhail.
.
«¡Vaya! Mikhail, no Lancelot como solía llamarme», pensó lastimado.
-Solo porque te quiero, te diré que estoy sumamente arrepentido de todo lo ocurrido. Estaba herido y reaccioné atacándola. Lo
que hice es imperdonable, pero te aseguro que cuando desperté esta mañana estando sobrio, me di cuenta de que utilizar sus
miedos para castigarla había sido sumamente ruin. Regresé a la casa para hablar con ella y aclarar la situación, pero ya se
había marchado.
-Lo sé, Alexander me lo contó, me llamó al salir de tu casa rumbo al hospital. –Fue la suave respuesta de Katerina.
-Ayúdame por favor, necesito encontrarla, explicarle lo que siento. La amo, llegué de Rusia queriendo decírselo y encontrarme
con su supuesta traición... -Su voz entrecortada despertó la compasión de su cuñada-. Me volví loco de rabia y traté de herirla
tanto como yo me sentía. Metí la pata hasta el fondo y necesito que me perdone.
-Quisiera poder ayudarte, pero realmente no sé dónde está. Ivanna solamente me dijo que estaba en Norteamérica, tuvimos
nuestra primera pelea de hermanas desde que nos reencontramos. Me dijo que yo te quería mucho y que podías manipularme
para decirte dónde estaba Jelena y que nuestra hermanita necesitaba que la apoyáramos en esta situación. Ivanna vivió mucho
tiempo con miedo a ser encontrada y enviada de vuelta a nuestro país, por eso apoya a Jelena en su huida. Además, teme que
entre de nuevo en depresión, ya pasamos mucho miedo con ella y, aunque lleva un par de años recuperada, Ivanna tiene miedo
de que esta situación desencadene otra crisis.
-¿Cuándo tuvo Jelena una crisis depresiva? -preguntó Mikhail. «Más secretos», pensó sorprendido. ¿Cuántos más habría?
Estaba descubriendo que su esposa era mucho más compleja de lo que pensaba y él solo había visto una ínfima parte de ella.
La que Jelena le había dejado ver.

-Creo que desde que llegó aquí estaba deprimida, pero fue cuando cumplió los diecisiete años que cayó en una crisis severa.
Estaba a punto de cortarse las venas cuando su amiga Rania la encontró, ella dice que no pensaba suicidarse, solo quería
cortarse un poco para aliviar su dolor. Eso nos espantó, la llevamos a un psiquiatra y estuvo medicada y en terapia durante un
par de años, se recuperó, pero siempre tememos que recaiga. Sobre todo, Ivanna, que fue la que más cerca estuvo de ella.
-Nunca lo supe, Jelena no me lo contó.
-Después de su cumpleaños dieciocho Jelena nos pidió que la mantuviéramos alejada de ti mientras se recuperaba porque tú la
alterabas. Por eso dejaste de verla en las reuniones familiares. Lo lamento, eras su prometido y debimos decirtelo, pero Ivanna
y Jelena nos pidieron a Alexander y a mí que no te dijéramos nada por el momento, que cuando estuviese recuperada ella te lo
contaría. Supuse que así había sido. -Me hubiese gustado saberlo para poder ayudarla, pero no te culpes, sé lo que es estar
dividido entre dos lealtades. Además, ella es tu hermana y entiendo que quisieras protegerla.
Había intentado hablar con Rania, pero la chica se había negado a contestar sus llamadas después de su primera
conversación. Aunque trató de explicarse, esta se negó a dejarle hablar para insultarlo.
-Quiero a Jelena como a una hermana, si la pierdo... Si algo le sucede por tu culpa no habrá lugar en la tierra donde puedas
esconderte, te lo haré pagar, maldito cabrón.
Era hora de empezar a buscar ayuda profesional, contrataría una agencia de detectives para encontrar a su esposa.


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