Chapter Capítulo 1530
Capítulo 1530
Selena mordió su labio, guardó silencio por un momento, luego lentamente preguntó: “¿Podrías decirme por qué quieres vivir aquí?”
Gustavo se quedó en silencio por un largo tiempo, al final solo suspiró. “Porque quiero compensar… con lo poco que me queda de vida.”
Ella lo miró de manera indiferente, “Compensar a quién?”
Todos cometian errores, incluso ella misma. Pero nunca pensó en compensaciones, porque no se arrepentía de nada de lo que había vivido ni de ninguna de las decisiones que había tomado.
Porque si todo sucediera nuevamente, ella tomaría las mismas decisiones. No creia en Dios, si tuviera que hablar de pecado, todos los cometian. Lo que sucedió, sucedió, lo que está mal, está mal. Solo hay que pagar por los errores, no se puede reparar nada solo por compensar y arrepentirse.
¿Compensar? Solo era para sentirse un poco mejor.
Gustavo sacudió la cabeza. “No puedo compensar todo. Solo espero tener una oportunidad para rezar y que tu vida sea mejor.”
Selena sonrió ligeramente, “¿Rezando por mi?”
“Además de esto, no sé qué más puedo hacer por ti. Quieras aceptarlo o no, eso es lo que siento, no tiene nada que ver con nadie más.”
Ella asintió, bajo la mirada a la Biblia a poca distancia y se quedó callada por un momento. “Hoy solo vine para hacerte una pregunta.”
“Dime.” Dijo Gustavo con indiferencia.
“¿Por qué consientes tanto a Reyes?”
Gustavo frunció el ceño, “¿Por qué preguntas?”
Selena lo miró directamente, su voz era fria, “No me digas que ella es tu esposa, que pasó toda su vida contigo, que la cuidas, la amas, porque es lo que se debe hacer. Si, debes amarla, no tengo derecho a interferir. Pero, te lo he dicho antes, esto no es amar, es consentir.”
para ti
o para ella?”
Mientras hablaba, miró alrededor del patio sencillo y sonrió friamente. “¿Tu supuesta compensación es realmente La cara calmada de Gustavo finalmente cambió ligeramente. Las palabras de Selena lo hicieron sentir inquieto. Ella lo miró, sus ojos se estrecharon ligeramente. “Durante todos estos años, al menos sé que solías ser un hombre de principios. Tus compañeros no tenían quejas sobre ti solo les parecía extraño la forma en que tratas a Reyes. Decian que no parecía que la estabas mimando, sino que parecía… que ella tenía algo contra ti o que té sentias culpable con ella…”
El anciano levantó la vista y la miró, “¿Tienes alguna suposición?” Su tono estaba lleno de precaución.
Selena sonrió, por supuesto…
“No sé nada de tu pasado. Así que no tengo idea de qué hiciste en aquel entonces para que Reyes te controle hasta el punto en que estás ahora. Pero si me dejas adivinar, entonces voy a intentarlo…”
Habló con calma, mirando los guantes de felpa rosa en sus manos, ligeramente sonriendo, pero su sonrisa era fría. “Una de las cosas que más hace sentir culpable a un hombre es ser infiel. Y lo que más hace sentir culpable a un esposo es engañar a su esposa, traicionar a su familia.”
La cara de Gustavo finalmente comenzó a mostrar emoción, ya no pudo mantener la calma y la compostura.
Selena se rio en su interior nuevamente, decepcionada con el carácter de Gustavo. Había experimentado demasiadas traiciones. Héctor y Rosa engañándola a sus espaldas, para ella, era asqueroso y sucio. ¿No debería la lealtad en una relación ser un principio y un limite para todos? Si un hombre no puede hacer eso, ¿cómo puede esperar el respeto de los demás?
La poca buena imagen que quedaba de Gustavo en la mente de Selena, se desplomó al fondo.
“Voy a adivinar otra vez.” Selena juntó las manos, levantó la vista y miró fríamente al anciano. “El más alto nivel de engaño de un marido es mantener la armonía en casa y tener una amante en secreto. Y si esa amante tuviera un hijo, ¿no crees que su vida sería perfecta?”
Gustavo bajó la cabeza, no podía ver la expresión de su rostro, su brazo estaba temblando visiblemente. Las caras de Petrona y Perla parecían muy sorprendidas. Y como una visitante frecuente de la familia Morales, la incredulidad en la cara de Petrona parecia aún más evidente.
No podía creerlo. Aquel hombre que siempre había sido amable y cariñoso con ella cuando era niña, habia hecho algo así. Realmente no se veía venir que él fuese capaz de traicionar a su familia.
Para Petrona, el adulterio de Gustavo era tan increíble como si el sacerdote del monasterio de repente tuviera un hijo. Después de un rato, recuperó un poco su cordura.
“No Selena, Gustavo no haría eso. No tienes ninguna base para tus suposiciones, no lo malinterpretes.
La sonrisa en la cara de Selena se mantuvo fría. Soltó las manos que tenía fuertemente apretadas, se apoyó en la mesa y se puso de pie lentamente, sin quitarle la vista de encima a Gustavo. “Tampoco podía creer que fuese cierto. Con todo lo que sucedió, tenía mis dudas, pero nunca las consideré seriamente. Hace mucho que esas dudas comenzaron a aflorar, pero las ignoré. Porque simplemente no quería creer, ni me atrevía a pensar, que serías capaz de algo así. Incluso si no me ayudaste mucho en aquel entonces, eras un consuelo para mí cuando todos me ignoraban. No quería destruir lo único bueno que tenía en mi corazón. No quería pensar en ello, no quiero pensar en ello. Con que fueras mi abuelo, era suficiente…”
Gustavo levantó la vista hacia Selena, sus labios temblaban, quería decir algo, pero no podía. Ella le miraba desde arriba, fría y triste. “Si lo que sospecho es cierto, el abuelo de mi corazón, simplemente ya no existe…”
“Selena…” Petrona pudo escuchar la desilusión y tristeza en las palabras de su amiga, no pudo evitar llamarla suavemente.
Los ojos de Selena se llenaron de lágrimas. Ignoró las palabras de Petrona y continua mirando fijamente a Gustavo alzando la voz: “Así que mi abuelo, a quien respeté durante todos estos años, es el culpable de todo! Te sientes culpable hacia Reyes, así que usaste mi vida para compensarla, ¿es asi? Siempre que ella estuviese bien, podría hacer lo que quisiera, sin Importar si eso significaba sacrificarme.”