Esposa

La entrevista 

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La entrevista 

Inhale y exhale aire un par de veces, de hecho muchas veces. No podía creer que después de responder al correo, me pedirían vernos al siguiente día, así que me vi obligada a cancelar todos mis pendientes, citas y también lives que tenía preparados para conectarme con mis seguidores. 

Esa entrevista, a pesar de ofrecerme dinero por su realización, lo que más me interesaba era aquello que meses atrás había anhelado con todo el corazón, es decir, el poder humillar a Arthur, tal y como él lo había hecho. Sabia que lo que planeaba era una estupidez y que tendría consecuencias graves, pero ya había planeado como enfrentaría este asunto, siempre y cuando el editor en jefe y la periodista decidieran publicar mi historia tal y como pensaba narrarla, esperando que Arthur no tuviera nada que ver en la publicación o de lo contrario, todos mis planes y mi trabajo se vendría para abajo. 

Salí del ascensor del elegante edificio donde se llevaba a cabo el trabajo de aquella revista, pero no me sorprendía mucho sabiendo a quién le pertenecía y de hecho, para mi desgracia me cruce con una fotografía suya, una de las portadas que se habían preparado cuando Arthur había adquirido la revista. Era un afiche enorme que estaba colgado en la pared como si fuese un orgullo tener a ese hombre por jefe, era una completa estupidez. 

יי 

Como me hubiese gustado tener un rotulador permanente en ese momento, subirme a una silla y pintarle un par de cuernos a esa fotografía, tal vez un par de bigotes y un parche, como me habría reído, pero únicamente podía conformarme con lo que mi imaginación me ofrecía, aunque hubiese sido más fácil que Arthur no fuese asquerosamente atractivo, quizás esa había sido mi debilidad. 

Antes de aquel estúpido mal entendido, yo había visto a Arthur con otra mujer, precisamente en nuestra boda. Yo sabia y tenía la noción del tipo de hombre con el que me había casado y aunque no había amor de por medio ni ningún tipo de sentimientos, había sido esa cara de dios griego lo que me había hecho dudar y me había hecho imaginar algo que debí suponer que jamás iba a ocurrir. 

De pronto el sonido de las puertas del ascensor abriéndose me hizo volver a la realidad, una en la que estaba por destruir y humillar a Arthur 

La twist 

procrastinar y hacer esperar a mi dentino. Me di media vuelta y preparé mi mejor sonrisa para la recepcionista. 

Me sorprendió ver que aquella chica, tan linda y enbelta ontaba usando una falda que mi marca había sacado el mos pasado, lucla blen en ella, quizás más que en mí y por 

supuesto me reconoció al verme. 

-Estoy buscando a la señorita Taylor… 

Sí, sí, sí, ella la esta esperando- anuncio interrumpléndome- en el piso 8, pregunter por ella en el primer escritorio, la llevarán a su oficina. 

Sonref y con ello le agradeci su ayuda, después me apresuré a tomar el ascensor, pues estaba a poco de Irse, pero por suerte, un joven chico detuvo la puerta antes de que esta se cerrara frente a mí. Me parecio que vestirse con cierta elegancla y 

sensualidad tenía sus ventajas, aunque por lo general siempre eran malos comentarios de las personas que tenían envidia o al menos eso era lo que queria creer, ya que siempre en cada una de mis publicaciones en **, tenía que haber un mal comentário sobre mí y el cómo me vela, es decir, muchas chicas pensaba que mis fotografía estaban editadas para lograr que me viera así de bien, pero la realidad era que simplemente mi cuerpo era asi, delgado y con curvas porque aún era joven y claro, el estrés era parte de la magia. 

Gracias a las paredes del ascensor pude ver mi reflejo. Para una cita tan especial decidí llevar una falda de tablones de color negra que me llegaba a media pierna, unas medias negras, botas del mismo color, una blusa blanca con holanes, una boina blanca y un abrigo blanco, así como una bolsa de diseñador bastante linda aunque un poco estorbosa para mi gusto. La verdad extrañaba mi ropa de antes, lo sencilla que era, pero al mismo tiempo, me gustaba esa atención que recibía de las personas, me había vuelto un poco más confiada de mi misma. 

Cuando las puertas se abrieron de nuevo, vi otro estilo de decoración en ese lugar, pero igual era agradable. Las paredes tenían otros afiches, me parecio que eran de ediciones de la revista con entrevistas especiales, en todos ellos, se encontraba la fotografía del personaje que habían logrado hablar, estrellas de cine, políticos, empresarios y por último, personas como yo, que parecían que éramos completos extraños que por alguna razón, la gente nos seguía y nos adoraba. 

Una vez que me anuncie con la secretaria de la señorita Taylor, me senté en una sala 

2/3 

THE 

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La entrevista 

de espera, donde también había algunas personas, no sabia si me conocían, pero ninguna se atrevió a decirme nada, ni siquiera a sentarse en el mismo sofá que yo. Luego de unos minutos, la secretaria volvió, pero no lo hizo sola. 

Delante de ella venía una mujer delgada, alta, hermosa e imponente, de cabello rubio y ojos verdes, era como ver una modelo, pero aparentemente ella era la periodista que iba a entrevistarme. Me sentí sorprendida e inquieta, nunca antes me había sentido así en una entrevista, de hecho, era muy sencillo hablar sobre mí y mi marca, pero percibí que al lado de esa mujer me sentiría pequeña y quizás hasta sumisa. 

-Es un placer conocerla, señorita Christine- me dijo extendiendo la mano hacia mí, así que me levante de mi lugar y constante que ella era mucho más alta que yo, quizás de la misma altura que Arthur, aunque era una pena tener que comprarla con él, pero no conocía a alguien más que midiera lo mismo. 

-El placer es mío- dije con una sonrisa. 

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