Chapter 14
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ELIZABETH WILDING
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14- Primera cita–1
14–Primera cita–1
(Willa)
El Príncipe Alfa, Alpha Dracos, el Principe Caspien, me miraba con una expresión impasible que sabía que no reflejaba lo que realmente sentía.
Parte de mí quería huir de nuevo, en realidad, una gran parte de mí. Ya me sentía intimidada por su carrera y su estatus dentro de la manada Crescent Moon, ¿pero saber que toda la manada le pertenecía a él?
Antes estuve emparejada con un Alfa, pero Alpha Dracos, el maldito príncipe, era un Alfa Alfa.
Tomaste mi asiento logré decir, y una de sus sonrisas genuinas apareció en su rostro.
-No fue mi intención, ni tampoco ocultarte quién soy–dijo y su voz parecía sincera. Asentí, reflexionando sobre esta información. Esto no cambia nada. Sigo siendo yo.
En realidad, esto cambió muchas cosas. ¿Esperaría que fuera Luna?
-Si nosotros, ya sabes hice un gesto entre nosotros, esperando que entendiera-. ¿Querrías que fuera Luna? -Tragué saliva, eso fue una pregunta estúpida. Por supuesto, cualquier Alfa querría eso de su pareja.
Sus cejas oscuras se fruncieron.
No si tú no quieres. Te quiero en cualquier capacidad que pueda tener. Me encantaría contar con tu perspectiva en algunas cosas, pero si no quieres hacerlo oficialmente, entonces está bien para mí. Nos las
arreglamos bien sin una Luna -respondió.
Me regaló otra de sus raras sonrisas.
-De acuerdo Lo pensé, esperando que no solo lo estuviera diciendo para que lo aceptara- ¿Es una de esas cosas que dices ahora pero luego inevitablemente me resentirás por ello?
Frunció el ceño.
-Willa, si no quieres hablar de eso, está bien, pero ¿te importa si te pregunto qué pasó con tu primera pareja?
Genial, mis inseguridades estaban apareciendo de nuevo.
-Um, es una larga historia, muy larga, una con la que todavía estoy lidiando. Sinceramente, no sé si alguna vez dejaré de lidiar con ello.
Asintió.
-¿Y tu hijo?
-Emmett” señalé y mordí mi labio-. Él es suyo.
-De acuerdo, bueno, cuando estés lista, estaré aquí.
La sinceridad en su voz me conmovió.
-Quiero decirte me sorprendí por lo mucho que eso era cierto. Solo que, no aquí.
Miré a mi alrededor mientras algunos clientes nuevos empezaban a entrar y la hora punta del almuerzo estaba a
punto de comenzar.
-¿Entonces me dejarás invitarte? -preguntó, con una sonrisa burlona en su rostro y las cejas levantadas-. Solo para hablar, por supuesto.
bien.
No pude evitar sonreír.
-Claro.
Sus ojos se abrieron por un segundo. Tuve la sensación de que rara vez se sorprendía. Eso me hizo sentir
314–Primera cita–1
-De acuerdo entonces, ¿qué tal esta noche? -preguntó.
-Necesito ver si puedo encontrar a alguien que cuide…
-Iré yo. Mañana no trabajamos por la tarde debido a nuestra orientación, así que podemos tener una pijamada -interrumpió Cali.
-¿Cuánto tiempo llevas ahí?.
Ella se encogió de hombros.
Me aburro. ¿A qué hora? -Se volvió hacia Caspien. Él la observó con una expresión neutra.
Ella cruzó los brazos y mantuvo su mirada.
-Sabes que eres como la Bestia al comienzo de La Bella y la Bestia. Gruñes de vez en cuando, no sonríes.
-¿No tienes miedo de mi? -El la miró, con una ceja levantada.
-Mierda. Me aterras. Entras como si fueras el dueño del lugar, y es posible que lo seas, pero también pareces haber matado a algunas personas–le respondió Cali y se encogió de hombros. Pero, no me equivoco con el
comentario de La Bestia.
Le lanzó una sonrisa y se dirigió hacia la cocina, sus rizos rojo rubí ondeando detrás de ella.
No está equivocada – le di la razón a Cali. Mordí mi labio inferior, tratando de no sonreír.
Él bufó. Incliné la cabeza, pidiéndole que lo negara.
bien?
De acuerdo juré que sonrió mientras tomaba su café-. Entendido. ¿Le preguntarás si las siete le van
Me miró con expresión calmada e impasible, pero sus ojos parecían contener algo más, algo parecido a la risa
tal vez.
-Las siete me van bien -gritó Cali desde la cocina. Supongo que no se alejó mucho.
Cerré los ojos y sacudí la cabeza.
-¿Dónde nos encontramos? -le pregunté tratando de mantener mi voz tranquila a pesar de que
estaba hecho un nudo.
mi estómago
-Te recogeré, envíame un mensaje con tu dirección –Deslizó una tarjeta de presentación sobre el mostrador. La recogi sin mirarla y la metí en el bolsillo de mi delantal.
Se levantó y dejó veinte dólares nuevamente sobre el mostrador. Realmente tendría que dejar de hacer eso, incluso dejaba dinero cuando traía el café. Lo vi salir, parecía que era dueño del mundo, y supongo que lo era, al
menos de esta parte.
Esto era demasiado real. Medio esperaba poder posponerlo un poco más, pero tenía que admitir que estaba emocionado por verlo durante más de unos minutos, poder abrirme realmente a alguien y contarle todo.
Me preocupaba terminar no gustándome realmente, y me preocupaba aún más que sí me gustara.
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14- Primera cita–2
14- Primera cita–2
(Willa)
Cali y yo volvimos a su casa para recoger a los niños para que ella pudiera ducharse rápidamente y hacer una
maleta.
Su hija, Loreli, heredó sus rizos rojos, pero un poco más claros en color. Emmett y Loreli se habían vuelto tan
cercanos, lo que fue un gran alivio para mí. No solo me sentía mejor al dejarlo cuando iba a trabajar, sino también porque ya tenía una amiga de su edad. Su primera amiga de verdad.
-Traje un colchón inflable para Loreli. Puede dormir en la habitación de Emmett -dijo Cali y se fue a
prepararlo tan pronto como llegamos a mi casa.
No había estado aquí desde que me recogió el primer día de trabajo, pero caminaba por aquí como si fuera suya. Admiraba su confianza y la facilidad con la que parecía vivir su vida. Sabía que no debía asumir que no era una máscara, pero si lo era, la llevaba muy bien.
-Fiesta de pizza, películas… espera, no tienes televisor –mencionó.
Puso las manos en las caderas y examinó mi sala que se abría hacia la cocina.
-Todavía estoy instalándome -respondi. Tampoco teníamos televisor en la cabaña. Me había
acostumbrado.
-Hmm, bueno, tengo mi portátil. Podemos usar eso -dijo y se volvió hacia mí con una sonrisa maliciosa-. Ahora, prepárate.
-Ni siquiera sé adónde vamos.
Encogió los hombros y me arrastró detrás de ella.
-Ducha -Me empujó al baño. Asegúrate de lavar todas tus partes íntimas -Cerró la puerta antes de que pudiera responder.
Duchada y casi seca, ella entró y me ayudó a secarme el cabello con el secador, logrando que mis ondas se volvieran ligeramente más rizadas de lo normal y mi cabello brillara.
Verla ayudándome hizo que mi corazón se apretara. Solía ser mi amiga de la infancia Lola y ocasionalmente mi
madre, quienes me ayudaban así. Incluso tener una nueva pareja y una vida que realmente disfrutaba no restaba el
dolor sordo de lo que perdí y la vida que podría haber tenido.
-¿Estás bien?-preguntó Cali. No me di cuenta de que había apagado el secador.
-Solo estaba pensando, mi mejor amiga Lola solía ayudarme a hacer esto y me hizo extrañarla.
-¿Cuándo fue la última vez que la viste?
Tuve que pensarlo. Pasó un tiempo. Ella vino a la cabaña una vez y nos encontramos en el pueblo algunas veces. Se fue a la universidad y, a pesar de nuestras frecuentes cartas y llamadas ocasionales, no la vi realmente con tanta frecuencia en persona desde que me fui.
-Ya ha pasado más de un año en este punto.
¿Qué pasó?-preguntó, rebuscando en una bolsa de maquillaje que trajo.
-Todavía somos cercanos, pero la vida, supongo – Le sonreí ligeramente y ella hizo lo mismo.
-Entiendo eso más que nada, tuve que alejarme de algunas personas y es horrible. No estoy diciendo que debas alejarte de Lola, por supuesto -dijo y me dio una media sonrisa. Pero los caminos cambian y las personas
cambian, y eso apesta.
-Así es–suspiré.
14–Primera cita–2
-Cierra los ojos -Se acercó a mí con una brocha de maquillaje y traté de quedarme quieta.
-No demasiado, por favor.
Llamaron a la puerta y salté.
Cali frunció el ceño, revisando su teléfono.
-Son solo las seis. Quédate aquí me ordenó y salió del baño.
Traté de escuchar, pero no parecía él. La puerta se cerró y me aventuré a seguirla. Cali intentaba equilibrar seis.
cajas enormes de pizza y dos bolsas en sus manos.
-Déjame ayudarte -Agarré algunas de las cajas y las puse en la mesa-. Esto es mucho para ustedes tres. ¿ Olvidaste que dos de ellos son niños? -pregunté y me reí.
-Pensé que tú lo habías pedido respondió y colocó las bolsas en la mesa, rebuscando en ellas. Sacó pan de ajo y dos botellas de champán antes de entregarme una tarjeta. Es de príncipe encantador–Sonrió con malicia, volteándose para tomar vasos de la cocina.
Abrí la tarjeta.
Un pequeño gesto para tu sarcástica “mejor” amiga.
Recuérdale que al final la bestia se queda con la chica.
-Caspien
Me reí y ella frunció el ceño, arrebatándomelo de la mano. Rodó los ojos después de leerlo, pero estaba
sonriendo.
Nunca dije que él no se quedaría con la chica. Solo digo que es un poco hosco. Pero no aprecio que haya puesto ‘mejor‘ entre comillas–dijo con desdén, abriendo una botella-. Por cierto, tu selección de vasos es deprimente.
Tenía principalmente tazas de café, algunos vasos de plástico para Emmett y algunos vasos desparejados que mi madre encontró en una tienda benéfica o en una venta de garaje.
-Terminemos de prepararte dijo empujándome hacia el baño-. Tenemos unos cinco minutos antes de que los niños huelan la pizza–susurró la última parte mientras pasábamos por la habitación de Emmett, donde estaban jugando.
La dejé hacer su trabajo y lo que vi en el espejo fue a alguien que no reconocía. Bueno, la reconocí como la futura Luna de Blue Ridge. La chica que irradiaba confianza aunque fuera falsa, aquella que se vestía elegante para cada cena y fiesta que ella misma ayudaba a planificar. Vi una muñeca, una hermosa muñeca, pero me recordó cuando no era más que un accesorio, una organizadora de fiestas glorificada con un título elegante.
-¿No te gusta? -Cali frunció el ceño. ¿Es demasiado? Pensé que un suave ahumado en los ojos y solo un poco de brillo resaltarían tus ojos. Creo que luces absolutamente deslumbrante.
-No, no es eso Volví al presente, tratando de sonreírle-. Simplemente no me he arreglado así en años, y trajo algunos recuerdos que no pensé que traería -admití.
Sus labios formaron una línea delgada, pero no preguntó nada más. Eso me gustaba de ella. Sabía que siempre estaría allí, pero no insistía. Parecía saber cuándo hacer preguntas, como sobre Lola, y cuándo no estaba lista para
yl
abrirme y lo dejaba pasar.
-Bueno, hagamos nuevos recuerdos entonces -dijo y me ayudó a levantarme de una silla de la cocina que arrastramos hasta aquí.
-Gracias por ayudar con Emmett y conmigo -agradecí y señalé mi rostro, ella tomó mi mano.
-No me agradezcas, para eso están los amigos, ¿verdad?
-Así es estuve de acuerdo.
Le pregunté a Caspien cuál era el código de vestimenta, y él simplemente dijo: ‘ven como eres‘, así que eso no
14–Primera cita–2
ayudó. No queria ir demasiado informal ni demasiado elegante, y no podía decidir cuál sería peor.
-Sencillo, pero elegante – Cali se apoyó en el marco de la puerta de mi habitación, leyendo mis pensamientos -¿Quizás un vestido largo n***o? Algo cómodo para que no parezca que vas a una boda.
-Oun funeral–añadí, volteando hacia mi armario. No lo había actualizado en años y dejé atrás todas las cosas bonitas en Blue Ridge. Aunque Nolan había empacado mis cosas, no quería que me recordaran la ropa que él compró
para mí.
De todos modos, un vestido de gala no habría funcionado bien en la cabaña.
Debería haberte traído algo dijo Cali cruzó los brazos, acercándose a mí, frunciendo el ceño ante los suéteres, las camisas de franela y los jeans.
―
No sé ni siquiera adónde vamos dije y me dejé caer en la cama.
–
-Probablemente a algún lugar elegante respondió Cali. Eso ya lo podía haber adivinado.
Ella rebuscó en una caja de cosas que aún no había desempacado. Lo añadí a mi lista mental de cosas por
hacer.
–
–
-Esto podría funcionar sacó algo verde oscuro, un vestido que no había visto desde el instituto
-Dudo que me quede bien.
Me apoyé en los codos. Cali me lo lanzó.
Pruébatelo Volvió a rebuscar en la caja.
Suspiré, me quité la ropa y me puse el suave tejido, teniendo cuidado de no estropear mi maquillaje. -También necesitamos conseguirte un espejo de cuerpo entero–dijo Cali. Pero vaya, sí, no hay otras opciones–Me miró de arriba abajo aprobadamente.
-No es como si tuviera otras opciones–le di una mirada vacía.
Miré hacia abajo el sencillo vestido verde esmeralda. La tela era elástica, gracias a Dios. Este vestido era de hace siglos. Creo que me lo puse para algún baile insignificante al que Lola me arrastró en el instituto. No me quedaba como solía. En aquel entonces estaba más delgada, pero esta tela era comprensiva y se ajustaba a mis nuevas
curvas.
No tengo idea de por qué mi mamá lo empacó, o tal vez lo hice por alguna razón cuando fuimos a la cabaña. Esos días antes de irnos aún están borrosos.
-¿No es demasiado elegante? -pregunté.
Cali negó con la cabeza.
-Es perfecto, elegante pero sencillo, exactamente lo que buscaba.
-Está bien–dije, pero no me sentía bien, mi cabeza se sentía ligera y los nervios me recorrían. No quería estar demasiado arreglada ni suponer que íbamos a algún lugar bonito.
-Te ves como una princesa–dijo Emmett deteniéndose en seco al entrar a mi habitación.
-Un hada -dijo Loreli, casi chocando con la espalda de Emmett-. Tengo hambre su atención se volvió
hacia su mamá.
-Por suerte, pedí pizza -guiñó un ojo Cali hacia mí, y los conduje a ella y a Emmett hacia la cocina.
-¡Wów, esta pizza es suficiente para alimentar a un dinosaurio entero! Los ojos de Emmett estaban muy
abiertos.
–
–
-Algo así le sonreí, tomando platos de la cocina antes de sentarme junto a él.
-Emmett -lo llamé, pero estaba medio distraído con la pizza–¿Cariño?-toqué su brazo.
-Sí, mami sus ojos verdes se volvieron hacia mí.
-Mamá saldrá por un ratito, pero Cali estará aquí y Loreli. ¿Está bien? -Asintió.
中
Cufdalos, ¿de acuerdo? Le guiñé un ojo-. Ayuda a Cali y muéstrale dónde está todo.
-Sí, mami, ¿vas a volver esta noche? -preguntó y una pequeña mueca cruzó su rostro.
-Sí revolví su cabello-. Vamos a tener una pijamada todos juntos.
-Haz tus últimos reloques. Yo me encargo de esto -dijo Cali, apartando mi mano cuando intenté tomar un
trozo de pepperoni de la pizza de Emmett, Probablemente estás a punto de comer.
Me miró con desaprobación.
Rodé los ojos y dejé la mesa. Me puse unas botas hasta los tobillos, que eran lo único que tenía con un poco de tacón, y me puse una chaqueta ligera pero la dejé. Hacía calor, pero quería cubrirme por alguna razón, especialmente si terminaba usando un vestido casi lasta el suelo en una hamburguesería. Aunque realmente no podía imaginarlo en un lugar de hamburguesas, pero al parecer frecuentaba los restaurantes de comida rápida.
-De acuerdo, creo que estoy lista–dije y volví a la mesa.
-Mejor que lista. Eres una diosa sonrió Cali hacia mí.
Un golpe seco resonó por el pasillo y salté. Cali asintió hacia la puerta. No esperaba que subiera aquí. Pensé que me habría enviado un mensaje cuando estuviera abajo. Me obligué a acercarnie a la puerta. Sentía falta de aire e intenté respirar profundamente mientras estaba frente a la puerta.
-El protocolo es abrir la puerta de verdad -gritó Cali. Me alegré de que la mesa del comedor estuviera fuera de vista. No estaba lista para que él conociera a Emmett aún, o para que Emmett lo conociera a él.
Golpeó nuevamente.
Limpié mis manos en mi vestido y, afortunadamente, mi cuerpo recordó cómo abrir la cerradura. No estaba preparada para lo que vi frente a mí.
Caspien estaba parado en el marco de la puerta, ocupando casi todo el espacio. Llevaba una camisa oscura y pantalones grises. Su chaqueta estaba colgada sobre su hombro y lucía de alguna manera informal, pero aún irradiaba esa autoridad y confianza sin esfuerzo que solo había visto en películas.
Lo había visto vestirse elegante antes. En realidad, nunca lo había visto con otra cosa que no fuera un traje, pero así, era irresistible.
Su camisa le quedaba perfectamente ajustada como si estuviera hecha a medida, y estoy segura de que lo estaba. Se adhería a su cuerpo, mostrando la masa de sus brazos y que era un guerrero entrenado, un Alfa, debajo de los trajes perfectamente confeccionados. Senti calor recorrerme y anidarse profundamente en mi solo al pensar en ver lo que había debajo.
Cuando finalmente mis ojos se encontraron con los suyos, me miraba con deseo. Su mirada me recorrió de arriba abajo y eso me hizo sentir bien.
-Te ves como una Diosa, Willa. Eres increíble -alagó.
Un nudo se formó en mi garganta cuando sus ojos gélidos se encontraron con los míos. Estaban llenos de algo que esperaba que fuera lujuria, pero era más que eso. Había un afecto más profundo que el deseo, algo que rara vez veía con Nolan durante el año que estuvimos juntos.
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