El Chico Dhall ©

Chapter 57: E-5



Extra-5

Pov Quero

La vida está llena de altas y bajas.

Eso es lo que me digo siempre que me acuerdo de esos ojos verdes.

-¡MALDITA SEAAAAAAA! -chillo apretando la almohada en mi cara y sintiendo como el corazón se me rompe cada vez más con la música sonando por mis audífonos.

"Just gonna stand there and watch me burn, well that's alright, because i like the way it hurts."

Una mano cálida acaricia mi cabeza y no tengo ni ver quien es para saber que es ella.

-Todo estará bien, ya lo veras -levanto mi rostro lleno de mocos y lágrimas gruesas hacia el suyo y junto mis cejas.

-No, Jex. Nada está bien y no lo estará -vuelvo al hueco en su cuello y sorbo sonoramente mi nariz -si tanto asco me tenía como para no decirme que era su mate, si tanto quería estar con otra me lo hubiese dicho y nos hubiésemos ahorrado esto desde un inicio.

-Hey-ella me separa de su hombro y toma mi cara entre sus manos-jamás pienses en ti como asco o como una basura, limpia mis lágrimas con un pañuelo desechable que agarra de la mesita de noche -él es la basura y tú no mereces llorar por un grandisimo idiota que no se dio cuenta de lo maravillosa que eres, ¿de acuerdo? -sus palabras me llegan a lo más profundo del corazón y me quiebro en llanto nuevamente. Jex deja un beso en mi frente y me atrae a su pecho-ven aquí llorona-soba mis hombros y por la puerta se asoma mi madre, observa mi deplorable estado y despacio se acerca hasta estar sentada en la cama.

Es normal que actúe de esa manera, porque ella fue la me dijo que lo había visto con alguien más y yo no le creí, pero luego lo confirme cuando fui a su casa y vi lo que vi.

Supongo que como mamá se arrepiente de haberme dicho, porque sabía que esto pasaría, pero hizo bien en decirme.

-Mira como estás... -susurra y posa una de sus manos en mi pierna-mi niña-dice y me separó de Jex para ir a sus brazos.

-Lo siento por no creerte, mamá-trago grueso conteniendo las ganas de llorar.

Niega acunando mi cabeza -No tienes nada por lo que pedir perdón, pajarito.

-Ya dejen de comportarse así, porque me da envidia y me pongo a llorar, últimamente estoy muy sensible-suelto los brazos de ella y sonrío con el comentario de mi cuatro ojos favorita. Miró a mi mamá con la misma intensión y la jalamos en un abrazo de oso por parte de las dos Nosotras también te queremos mucho, Jex.

- Yo no tengo problema por compartir mi madre contigo le digo yo y ella sacude el cabello de ambas al levantarse.

-Lo sé, pero bueno, vine aquí para que salgamos, compremos cosas y vayamos a ver nuestras series turcas a el cine en casa de la mansión -salta de alegría y con solo escuchar la palabra mansión achurro las cejas. Rápidamente ella nota mi desencajo y se aproxima a hablar —no te preocupes, esta semana Elián y Yannick no están.

-¿Segura? -cuestiono levantándome para tomar sus manos.

Si él no está es más que obvio que no rechazaré la oferta de ir a ver nuestras series amadas a una televisión gigante.

Vamos, es una oportunidad única en la vida.

Asiente -Elián se fue ayer por la noche y Yannick salió hoy en la mañana, no hay muros en la costa -volteo a ver a mi mamá pidiendo permiso y ella asiente sin refutar y con una sonrisa en su rostro. -Te hará bien despejar la mente por un par de horas -se levanta-bueno, me iré a ver como va la comida, porque no quiero que se me queme-sale de la habitación y ambas damos saltos de alegría, ya que por primera vez ella deja ese lado de mamá regañona para después.

-Rápido antes de que se arrepienta -Jex me suelta y agarro mis zapatillas planas, arreglo el desastre que tengo como cabello y cambio la camisa vieja de dormir por una de rayas coloridas. -Lista-digo agarrando su brazo para salir a toda velocidad de la casa-adiós mamá-me despido en la puerta.

-Adiós, mamá, de parte de tu segunda hija-grita ella y me lleva corriendo hasta la prado negra estacionada al frente de la casa -sube-abre la puerta y entro, ella imita mi acción y cierra -Ángel, vamos

a casa.

-Entendido, luna Jex-abro mis ojos tanto como puedo al escuchar el luna y ella se sonroja.

Típico de Jexi.

-¿Elián te mando lo que le pedí? —cuestiona ella y el chófer nos ve a través del retrovisor.

-Sí, de hecho, mi padre Alonzo ya compró las cosas porque la luna Irina también quiere ver las series con ustedes.

-¿Y la señora Sara?

-Dijo que no podía, porque a su madre, la señora Elizabeth, se le antojo ir de compras y no pudo negarse a ir.

-No hay problema, ¿y Kayla?

-La señorita Kayla dijo que bajaría en cuento llegarán las cosas al salón, supongo que ya tiene que estar sentada esperando por usted y compañía.

-Quero, soy Quero-me quejo -no compañía -sacudo mi dedo índice y el chófer asiente sin más.

-Y yo Ángel, el chófer personal de la luna Jexi. Un gusto señorita Quero -sus ojos no dejan de verme por el retrovisor y asiento desviando la mirada.

Nunca he sido buena para ver a la gente a los ojos, lo debo admitir.

La camioneta se estaciona frente a la gigantesca mansión y los recuerdos de ese día llegan a mi mente.

No, ahorita no debes pensar en eso.

Me muerdo los labios y bajo, cierro la puerta y sigo a Jex hasta estar dentro, ambas nos encaminamos hacia el gran salón y dejó caer mi mandíbula con la cantidad de cosas que hay en una mesa al alcance de nosotras cuatro nada más.

La luna Irina, Kayla, Jexi y yo.

-¡Ya llegaron! -nuestra chiquita luna se acerca a nosotras -cojan lo que quieran y podemos comenzar.

Como un instinto en el cerebro de mi mejor amiga se gira y me tapa la boca -¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! -mi grito se difumina por su mano tapando mi boca y toca su pecho al soltarme.

-Sabía que harías eso.

Hemos visto en total toda una temporada entera y vamos a mitad de la segunda con pájaro soñador. Las palomitas ya tienen tan seca mi boca que no puedo más y me excuso para ir por agua a la cocina. Corre, corre que ahora es que empieza lo bueno con Sanem.{

Ni que lo digas, Deisy.[

Corro sin importarme estar descalza y entro a la cocina formando un alboroto, siento la efusividad correr por mis venas y hago pasos improvisados hasta llegar al

frigorifico, agarro la botella de agua más grande que hay y simulo ser Sanem mientas actúo frente a las cámaras.

De la nada escucho la puerta abrirse, aferro la botella al pecho asustada y apenada por quien

pueda ser que me haya pillado en

esta vergonzosa situación, pero aprieto la mandíbula cuando siento ese olor a rosas llenar mis fosas nasales.

No se supone que él no estaría aquí.

Mis ánimos decaen otra vez y sin decir ni una sola palabra intento salir de la cocina lo más rápido que puedo.

-Te estás llevando mi botella de agua -su voz entra en mi piel como bola de fuego hasta llegar a calentar mi corazón, pero al momento de esas imágenes pasar por mi mente, otra vez, escucho como se rompe en trocitos chiquitos.

Me giro hacia él con enojo y le lanzó el agua con fuerza, —¡PUES QUÉDATE CON ELLA! —él la atrapa antes de que esta de con su cara y la deja a un lado de la isla para observarme con atención.

Y es que incluso sabiendo que no me refiero a lo que le acabo de lanzar, él, Yannick Dhall, no dice ni una sola palabra, y duele; porque lo peor de todo esto es que una parte de mí lo sigue queriendo.

Salgo disparada de la cocina con las

lágrimas a punto de salir, entro al pasillo para ir al salón y me detengo justo a la mitad agarrando mi cabello con fuerza, dejo las lágrimas caer en silencio y pongo uno de mis

brazos sobre el rostro para tapar mis ojos llorosos.

Duele y solo las personas con un corazón roto me pueden entender.


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