Chapter 75
La pequena Valentina
na hriosa mansión al norte de la ciudad Alegra de Altamirano no quería ni siquiera cargar en brazos a su pequeña boa
Valentina, Aníbal Altamirano no les ponía la más inintha atención ni a la bebé ni a su madre,csa pobre bebé que aunque nato en
cuna de oro, no tenía el amor de padres que todo niño pequeño necesita
Anibal Altamirano se la pasaba en los clubes, divirtiendose con mujeres, cuando Alegrase molestaba con él, ya no era como
antes que trataba de arreglar las cosas, ahora todo le daba igual, era tan frío con Alegra, si la mujer hubiese sabido como era
Anibal de canalla y mujeriego, no se habría casado con el
Ahora la pequena a la que ninguno de los padres queria, les estorbaba, la interesada Alegra solo quería dinero, no había otra
cosa que le importara a esa mujer, ni siquiera su propia hija, la hermosa bebé Valentina tenía unos bellos ojos miel heredados
de alguien de la familia por que ninguno de los dos padres tenía los ojos de color
Lapapuena Valentina pasaba siempre en cuidado de las niñeras, a veces pasaban días sin que la madre fuera a su habitación a
verla, para Alegra era casi la que arruinó sus planes, un estorbo que se arrepentía de haber dado a luz, ella esperaba que fuera
un varón y con la indiferencia de su esposo hacía las dos más la despreciaba En la mansión luna turquesa, estaban festejando
que el pequeño de la casa cumplía tres meses de nacido, el pequeño Cristóbal cada vez se ponía más hermoso, los invitados
usus ales de las íntimas reuniones que tenían ya estaban en la casa festejando con ellos
Anibal Altamirano estaba furioso por qué al cumplir un mes de nacido, Cristóbal había presentado a su bebé ante el notario y ya
había podido reclamar la herencia que su padre dejó para él, eso había acabado con los planes de su tío que resentido se la
pasaba maquilando cosas en su contra
Aníbal aún así se encontrará vencido siempre iba a buscar una mala acción para quitarle a su sobrino lo que el consideraba
suyo, la herencia y de paso a su mujer! cueste lo que cueste lo iba a derrocar!
El pequeño Cristóbal, había tenido unos cambios en el sueño, el estaba igual, sin dormir de noche pero en cambio era más
astuto, más despierto y más llorón, el bebé les están dando pistas de como sería de carácter, Cristóbal pagaría unas cuantas
con el
El pequeño quería estar siempre en los brazos de su padre, si lo quitaba de con él, lloraba mucho, su vínculo era muy fuerte, el
Ceo no lo soltaba ni para trabajar en el despacho, siempre lo tenía con él, le hablaba y podía platicar por horas de lo que fuera,
el pequeño respondia balbuceando
Cristóbal, pudo ver por fin la verdadera cara de su tío, lo supo cuando se presentó en luna turquesa a gritarle que era un ladrón,
que la herencia le correspondía a él por ser hijo directo de la familia Altamirano, no como él, que solamente era un nieto
Cristóbal lo mando sacar con sus guardaespaldas, no iba a dejar que contaminara el sagrado espacio de su casa, ya vería
después como ponerlo en su lugar, él todavía le debía lo del atentado que planeo contra Camill, no se lo dejaria pasar, oh no!
claro que no..
El abuelo de Cristóbal lo llamó, necesitaba que lo ayudara a cerrar un contrato con una empresa importante, la cita era en un
lujoso restorán ubicado en una zona exclusiva, al Ceo no le quedó más rei ue ir a la cita, planeaba cerrar lo más rápido posible
para regresar a casa con el pequeño diablillo
Cuándo llegó al lugar ya lo estaba esperando el socio, se trataba nada más y nada menos que de Mónica Medina, su gran amor
de preparatoria, estaba tan hermosa en ese traje moderno y profesional, la misma sonrisa que lo traía loco, los hermosos ojos
azules que lo hacían soñar pero que de pronto dejó de ver cuando los padres de ella se mudaron al extranjero
Por un momento ambos se congelaron pero Cristóbal como todo un profesional se compuso y la saludo de mano, Mónica no se
la aceptó, ella le dio un gran abrazo con una confianza natural, ella lo recordaba como su gran amigo, cuando se fue lloró
mucho por tener que guardarse el amor que le tenía, ella siempre mantuvo la esperanza de volver a verlo algún día y ese día
había llegado
Cristobal pudo darse cuenta que ya no era el mismo hombre mujeriego de antes, en otros tiempos ni siquiera hubiera
comenzado la junta, la habría llevado directo a una lugar más intimo, pero ahora aunque su perfume y su belleza 10
embriagaran no se podía dar el lujo de cometer ese error, él ya no era un hombre libre..