¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia

Chapter Capítulo 1845



Capitulo 1845

El nifio, asustado, temblé sus hombros y se qued6 petrificado por un instante, luego empezo6 a llorar con los labios fruncidos, las lagnmas caian sin cesar, pero sin atreverse a hacer el mas minimo ruido, llorando de una manera tan humilde y lamentable.

Mansa se sobresalt6 con la furia repentina de Priscila, sintiendo cémo el nifio en sus brazos se paralizaba del miedo, y rapidamente comenzé a acariciar su espalda para consolarlo.

Le reprocho a Priscila: “¢ Qué te pasa? ¢Por qué te enojas con un nifio? Solo esta preocupado por ti y por eso te llama. Si no puedes controlar tu temperamento, ¢,coémo esperas que Orson cambie de opinion?”

Priscila, con la respiracion agitada y las lagrimas cayendo a borbotones, mir6 al nifio con desdén y le dijo a Marisa con resentimiento: “Sefiora, usted dijo que si tenia un hijo, él volveria a mi lado. ¢ Pero qué esta ocurriendo ahora? El ni siquiera quiere reconocer al nifio!”

Priscila realmente se estaba quedando sin opciones, y su furia era producto de la desesperacion.

“Vamos paso a paso, ¢no viste como Orson se emocion6 hace un momento? Aun siente carifio por el nifio, pero se hace el duro y no quiere admitirlo. Con un poco mas de tiempo, seguro que volvera,” Marisa, como madre, podia ver que Orson adn tenia un corazon tierno por el nifio, solo que estaba molesto con Priscila.

Ya habian tocado la parte sensible de Orson y con el tiempo, seguro que aceptaria a Priscila.

Pero con Jimena, todavia necesitaban crear un poco mas de problemas para que dejara de aceptar a Orson por completo..

Jimena volvié del centro comercial, exhausta.g2

Habia ido a ver el éxito de las ventas de las obras de Elia, pero volvio con una gran insatisfaccion.

Al abrir la puerta, escucho la voz de un nifio en su casa, ese sonido infantil unico y sanador.

Mir6 hacia dentro y vio sobre un tapete de espuma a dos pequefias criaturas, sentadas y jugando con bloques de construccién, — absortas en como apilarlos correctamente y sin notar su llegada.

Jacinta estaba en el sofa, distraida con su celular.

Esa escena, tan acogedora y armoniosa, disip6 al instante las sombras en el corazon de Jimena.

Con una sonrisa que iluminé su cara cansada, su voz se suavizo: “Bebés, mama ya esta en casa, jvengan a darle un beso!”

Diciendo esto, abrié sus brazos y corrié como un pingiino hacia los dos pequefios.

Fred y Adora se giraron al oir su voz y justo cuando la vieron, ella los abrazo fuertemente, besando sus suaves mejillas con un beso a cada uno, tan tierno y dulce que era irresistible.

iAh, que placer abrazar a los nifios!

El pesar en el corazon de Jimena se desvaneci6 con esos besos. “Mami, ¢dénde has estado? No te vimos cuando llegamos, Adora levanto su cabeza diminuta desde el abrazo de Jimena, sus hermosos ojos brillaban con curiosidad.

Esos ojos inocentes y encantadores parecian adornados con estrellas, lo suficientemente dulces para ablandar cualquier corazén. Jimena sonri6 con ternura y respondi6: “Mama fue a pasear por el centro comercial.”

“¢,Cémo es que volviste de compras con las manos vacias? ¢Otra vez discutiste con Orson de nuevo?” Jacinta mir6 a su hija con ojos llenos de sabiduria y profundidad

Cuando Jimena entro, Jacinta se dio cuenta de su estado de animo, su rostro preocupado, como si alguien le debiera millones, le hizo saber a Jacinta que algo andaba mal,


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