¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia

Chapter Capítulo 1834



Capitulo 1834

Luva acababa de terminar de hablar cuando se dio cuenta de que una sombra cubria la entrada. Su sonrisa se congel6 y levant6 la cabeza bruscamente. viendo a Asier y Ella Inmediatamente se puso en alerta, bajo al nifio de sus brazos y lo escondid detras de ella. Con el rostro lleno de tension, le dijo a Elia “¢ Qué hacen ustedes aqui?*

El rostro de Ela estaba serio y frio. Le respondi6: “Eso deberia preguntartelo yo! ; Qué haces aqui y de quién es este nifio?"

Lava, sostenia la mano del nifio con tanto nerviosismo que temblaba, se tens6 completamente y dijo con enojo: “Esto es mi asunto privado, ti no tienes derecho a entrometertel”

Quizas el nifio not6 la tension de Lluva o tal vez le dolid por la fuerza de su agarre. El pequefio que estaba escondido detras de ella comenzo a llorar con

un fuerte llanto

Aloir el llanto del nifio, Ella instintivamente dio un paso adelante. Como madre, no soportaba oir a un nifio llorar. El llanto inocente tiraba de su corazony, a pesar de que no era su hijo, su instinto la hacia sentir compasion.

Se estremeci6 y su cuerpo, que estaba a

aba a punto de relajarse, se tenso de nuevo, manteniendo su mano en el cuello del nifio, sin intencién de soltarlo. Con una mirada de advertencia, le dijo a Elia: “LIévate a Asier también! Vayanse, vayanse!”

Liuva parecia muy agitada, como si estuviera a punto de perder el control,

Elia, temiendo que perdiera el control y cometiera un acto irreversible, comenz6 a empuijar la silla de Asier fuera de la habitacién. Mientras Elia dudaba, sin saber hacia donde ir, Asier dijo: “Vamonos.”

Elia se sorprendi6 un momento, pero entendiendo la intencion de Asier, lo empujé directamente para irse. Detras de ellos, el llanto reprimido y temeroso del nifio estallé repentinamente en un grito.

A medida que el llanto inocente tiraba de su corazon, cuando ella se preocupaba por la seguridad del nifio, la voz ansiosa y tierna de Liuva resond: “Tranquilo, mi amor, no llores, no llores, todo es culpa de mama, no deberia haber sido tan dura contigo, lo siento mucho, lo siento.

Se podia escuchar que Luva estaba consolando al nifio sinceramente.

El corazén de Elia se tranquiliz6, pero sus manos apretaron el apoyabrazos, y su expresion se oscurecio.

Al salir del hogar de bienestar, Elia se detuvo, mirando hacia adelante, pero le habl6 a Asier. “Yo sé de quién es ese nifio

Capitulo 1835


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