Chapter Capitulo 7
Capítulo 7
La voz
oz profunda y atractiva de Carlos resonó con un eco en el inmenso y silencioso Gala Gloriosa.
Estefania habia soñado con esa voz llamándola incontables veces: “Estefanía”. Ahora que por fin lo escuchó, sintió un escalofrio recorriendo su piel.
Nunca se le había ocurrido que Carlos asistiría a un evento tan modesto, y mucho menos que se encontrarian en tales circunstancias.
Todas las miradas dentro de Gala Gloriosa se centraron en ella, y aquellos que no la habían reconocido antes, en ese momento se dieron cuenta de que era la mujer que casi había llevado a la familia Mendoza a la ruina, ¡la seductora!
Al señalar Carlos su identidad, ¿acaso no estaba haciendo que todos se burlaran de ella?
Estefanía se quedó petrificada en su lugar, y después de un momento, se volteó para encontrarse con la mirada de Carlos.
“Señor Mendoza, hace tiempo que no nos vemos”.
Al ser llamado de esa forma, los ojos profundos de Carlos se estrecharon aún más.
“Si yo fuera ustedes, no me meteria con una mujer así. Les puede costar muy caro”.
Estefania tembló ligeramente y apretó los labios sin decir nada.
“¡Claro, sí, sí! ¡Hoy vinieron los López sin vergüenza alguna!”. Omar le siguió la corriente, “¡Voy a mandar a alguien para echarlos ahora mismo!”.
“¿Sin vergüenza?”. Los ojos de Carlos se entrecerraron un poco.
Omar se dio cuenta de que había metido la pata.
Carlos sólo estaba apuntando a Estefania. Fabiola ahora era la nuera elegida por el abuelo Mendoza, él no debía insultar a la familia López delante de Carlos.
“No, quiero decir… Estefanía se acercó y me pidió cinco millones. Estaba a punto de echarla fuera”, Omar se detuvo por un segundo y desvió rápidamente la culpa hacia Estefania.
Carlos no pudo evitar soltar una risita. Cinco millones y ella se vendería.
Al escuchar sus insultos, Estefania guardó silencio por unos segundos, apretó sus manos al lado de su cuerpo y sus uñas bien cortadas se clavaron en la palma de su
mano.
“No se molesten, tengo pies para irme sola”, dijo con voz baja.
Ella les debía a los Mendoza, Sofia les debía.
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En cuanto a las acusaciones de Omar, no queria explicar nada. Discutir con un perro estaba por debajo de ella, disminuía su nivel como persona.
Tomó su bolso que el Señor Silva le había guardado y trató de mantener la calma, pasó junto a Omar rozando el sofá en su camino hacia la puerta principal.
“Espera”. Justo cuando estaba a punto de salir una mano se extendió detrás de ella y agarró su muñeca con fuerza.
Sólo había una puerta de entrada y salida en el salón, y con Carlos sentado cerca de la puerta, aunque no lo deseara, Estefania no tuvo otra opción que pasar por su lado.
Bajo la mirada hacia la mano de Carlos con sus nudillos bien definidos y su corazón latiendo más rápido, pero su rostro permaneció impasible mientras se volteaba hacia él. “¿He dicho que puedes irte?”. Carlos la miró, le preguntó en voz baja y levantó ligeramente las cejas.
Carlos apretó la mano de Estefanía con tanta fuerza que casi podía romperle la muñeca. Estefanía estaba tan adolorida que su rostro se puso pálido, pero soportó el dolor en silencio y mantuvo una mirada firme y desafiante.
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“¿Carlos?”. En ese momento, se escuchó una voz melodiosa y seductora desde el exterior del salón: “¿Qué pasa? ¿No que te ibas ya?”.
Estefania reconoció esa voz familiar, y al darse la vuelta, vio a Fabiola en la entrada, estaba vestida con un pequeño vestido amarillo pato con escote cuadrado.
El color amarillo pato no era algo que podia lucir bien en cualquiera, pero Fabiola lo llevaba puesto y de alguna manera logró verse coqueta y encantadora, resaltó aún más su belleza radiante.
Sin embargo, frente a Estefania, que lucia un vestido de gasa y un maquillaje suave, incluso una famosa estrella del cine que a los veinte años ya había seleccionado los mejores guiones parecía quedar un poco opacada.
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