Dilema entre el Odio y el Amor novela completa

Chapter Capitulo 15



Capítulo 15 

Qué coincidencia, justo hace rato estaban en el Club de Élite esperando un buen tiempo, pero no lograron atrapar a Fénix. En ese momento estaban de camino para ir a comer con los López, asi que Carlos les había encargado que pasaran a comprar un par de cajitas de alfajores. 

“Señor Carlos, ¿le traigo…?”. 

En el auto, Carlos no apartó la mirada de Estefanía y tampoco dijo nada. 

A Estefania se le habían caído las bolsas de papel de las manos, levantó la vista y 

eche 

un vistazo a Fabiola. Fabiola, por su parte, bajo la cabeza y se puso a teclear en el celular como si no tuviera ni idea de lo que pasaba. 

“Levantalo”, le dijo Estefanía en voz baja y sin mostrar emoción alguna. 

Fabiola pisó las arepas que estaban en el suelo y las esparció un poco más. 

“Te dije que lo levantaras, no que lo pisaras”, continuó Estefanía en un tono bajo. 

“¿Me estás hablando a mí?”, preguntó Fabiola señalándose a sí misma con un tono suave, como si recién se hubiera dado cuenta. 

“No, al perro”, respondió Estefanía con indiferencia. 

“Tú…”. Fabiola se quedó parada un momento y luego se molestó. 

“Sólo se molesta quien sabe que es un perro, le dijo Estefanía con una leve sonrisal irónica. 

¡Estefania, no te pases!”. Fabiola le respondió con el ceño fruncido. 

Al ver que las cosas se estaban saliendo de control, el camarero intentó mediar: “No pasa nada, es que no le entregamos bien las cosas al cliente, ahora mismo le traigo otro paquete”. 

Estefania realmente no tenía ganas de hacerle caso a Fabiola, asi que asintió con la cabeza al camarero y dijo: “Está bien, gracias”. 

Al ver esa actitud despreocupada de Estefanía, Fabiola se enfureció aún más, frunció el ceño y dijo: “¡Quiero ver quién se atreve a darle otro paquete!”. 

El camarero se quedó parado al lado y no se atrevió a moverse. 

“¿Qué mérito tiene intimidar a un empleado?”. Estefania se giro para mirar a Fabiola, “No importa si no me dan otro paquete, levanta tú misma las arepas. Si no…”. 

“¿Si no qué?”. Fabiola levantó las cejas con desafio. 

Ella estaba decidida a ver de qué era capaz Estefanía ese día. 

“Si no, hoy no comerás”, dijo Estefanía mientras sacaba su celular y marcaba el número de la comisaria, “Resolveremos esto en la comisaría, a mi no me importa. Pero tú, Fabiola, con tu gran fama….. 

Algunos clientes ya estaban murmurando sobre ellas, y algunos incluso habian reconocido a Fabiola. 

Fabiola miró alrededor, y al ver que Estefania estaba a punto de hacer la llamada, le agarró la mano rápidamente y le dijo al camarero con voz firme: ¿Qué, te quedaste ciego? ¡Date prisa y tráeme otro paquete!”. 

Unos minutos después, Estefania se fue satisfecha con las arepas bien empacadas y ni siquiera volvió a mirar a Fabiola que tenia la cara verde de rabia, y se subió a un taxi. 

Carlos la observó subirse al taxi con una emoción complicada en sus ojos. 

Estefania parecia haber cambiado. 

Justo cuando Estefania llegó a la puerta de los López, le llegó un mensaje de King en el celular: “La otra parte ya subió la oferta a veinte veces más, ¿aceptamos?”. 

Estefania respondió brevemente con dos palabras: “No acepto”. 

Guardó el celular y escuchó a los sirvientes del jardin comentar que el anciano había recaído la noche anterior y tosió mucha sangre. 

Tenía cáncer de pulmón en etapa terminal, no había cura para eso y empeoraba con cada dia. 

No dijo nada, 

atrás. 

Simplemente cruzó la puerta trasera y se dirigió a la puerta de la casita de 

Ya 

Estaba a punto de tocar la puerta cuando escuchó la voz de Antonio desde dentro: sabes, los Vargas son una familia distinguida aquí en Esperanza Nueva, y con las condiciones de los López, Estefania no podria ni soñar con alcanzar ese nivel”, 

“Para ser directo, cuando la echaron de la familia Mendoza, el escándalo fue tan grande que ¿quién en Esperanza Nueva no se enteró? ¡Y mira lo que ha hecho ahora, terminó mandando al hijo de la familia Vargas al hospital! Pero bueno, ahora que le han echado el ojo a Fabiola por su conexión con los Mendoza, todo se solucionará en cuanto Estefania se case con ellos”. 

En ese momento Estefanía acababa de estirar el brazo para abrir la puerta, pero se quedó con la mano congelada en el aire. 


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