Chapter Capítulo 32
Capítulo 32: Pareció Reconocerlo
-Él tenía asuntos pendientes, no pudo venir -Valentina ni siquiera levantó la vista al responder.
La cara de su padre se ensombreció al instante. Habla reunido a estas personas
específicamente para intimidar al esposo de Valentina. ¿No venía? Entonces, ¿todo su esfuerzo
habla sido en vano?
-¿Qué asunto puede ser más importante que conocer a tu suegro? Llama ahora mismo y dile que venga -ordenó Marc.
Valentina, como si no lo hubiera escuchado, continuó comiendo tranquilamente.
De repente, Luna rio con coquetería.
-No será que tu marido no puede mostrarse en público y por eso no lo trajiste, ¿verdad, Valen? Ay. ¿será un viejo desaliñado? ¿Sabe él que fuiste al bar esa noche en busca de emociones? Si tu esposo realmente es un anciano, mejor te hubieras casado con aquel guapo que estaba en el bar
esa noche.
Valentina, que estaba llevando un trozo de langosta australiana a la boca, se detuvo
bruscamente. Una sonrisa irónica se formó en su interior; de hecho, se había casado con aquel
hombre del bar Noche Estelar. Afortunadamente, no lo había llevado a esa reunión; prefería escuchar esos comentarios desagradables ella sola. Sin embargo, su actitud tranquila irritó más
a Luna.
-Leo, no tienes idea de lo que Valentina hizo esa noche en el bar…
Empezó Luna, exagerando la historia en el oído de Leandro. De inmediato, la mirada de Leandro
hacia Valentina se tiñó de desdén y picardía.
Al principio, al verla, había quedado cautivado por su belleza, pensando que era una mujer
distante y exigente con los hombres, pero ahora creía que era una mujer frívola. Decidió que
buscaría la oportunidad de jugar con ella.
Los demás desconocían sus intenciones.
Soraya, por su parte, comenzó a burlarse de Valentina con una risa fría:
-Qué baja calda, igual que su madre, ella en sus tiempos…
No terminó de hablar cuando Valentina le lanzó el contenido de su copa de vino.
-¡Ay…! -Soraya saltó, empapada y avergonzada, y miró furiosa a Valentina-. ¿Estás loca, Valentina?
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-Valentina, pidele disculpas a tu tia ahora mismo–ordenó Marc, con el rostro tenso de ira.
-¿Pedir disculpas? ¿Por qué deberia pedir disculpas? ¿No deberia ser ella quien se disculpe? Tial ha estado difamando a mi madre a sus espaldas no una, sino muchas veces. Disfrutan de todo lo que mi madre dejó, pero la degradan hasta no dejar nada. ¿No les parece ridiculo?
Las palabras de Valentina apenas se habian apagado cuando su padre le propinó una bofetada. El sonido del golpe resono y el ardor se extendió por su mejilla. Valentina se quedó atónita.
Soraya aprovechó la oportunidad para acercarse y agarrar la muñeca de Valentina.
-Mira lo que te pasa por no respetar a tus mayores. Tu madre murió temprano, así que yo te
educaré en su lugar.
-Mama, no te exaltes, podrías lastimar a Valen…
Luna se acercó para separarlas, pero en realidad, sus uñas se clavaban en Valentina. Aún afectada por el golpe de su padre, Valentina parecía haber olvidado cómo defenderse y pronto, su cabello y ropa quedaron desordenados por los tirones de su tia y su prima. Su padre observaba con indiferencia, mientras una sonrisa de schadenfreude se dibujaba en el rostro de su madrastra.
De repente, Luna empujó con fuerza a Valentina, quien retrocedió hasta casi chocar contra la pared detrás de ella. En ese momento, una figura alta irrumpió desde la puerta, sosteniendo su cabeza con una gran mano, evitando el dolor esperado. Valentina levantó la mirada y vio el rostro familiar de Santiago. Por alguna razón, las lágrimas comenzaron a caer.
Santiago frunció el ceño.
“Ayer frente a tu exnovio, mostrabas un aire de invencible, ¿y ahora te dejas intimidar asi?>>
Se quitó el saco y lo colocó sobre los hombros de Valentina.
-¿Quién eres tú? ¡No te metas en lo que no te importa! -Soraya se enfrentó a él, con las manos en la cintura.
Luna observaba la espalda del hombre, sintiendo que le resultaba familiar. Santiago tenía una mirada sombría, a punto de hablar, cuando Valentina agarró su brazo firmemente.
-Vámonos.
¡Ella temía que él pudiera salir lastimado!
Santiago vaciló un momento, luego accedió:
-Está bien.
Con su brazo alrededor de los hombros de Valentina, comenzaron a alejarse. Pero apenas habían
dado un paso, la voz hostil de Marc sono detrás de ellos:
-¿Así que tú eres el hombre con el que se casó?
Santiago se detuvo y se volvió para enfrentar la mirada de Marc.
-Si.
Esa sola palabra hizo que Marc sintiera una intensa presión. Luna quedó sorprendida por aquel rostro tan atractivo. De repente, pareció reconocerlo.
¡Eh… tú eres el hombre de aquella noche en el bar Noche Estelar!