Chapter Capítulo 10
Capítulo 10
Un transeunte que pasaba por allí llamó a la policía, lo que llevó a ambos de vuelta a la comisaría.
Los policías a cargo del caso estaban atónitos: ¿cómo podía ser que el siempre sereno y controlado forense, Diego, estuviera estrangulando a una mujer en plena calle?
Según el protocolo, tenía que tomar las declaraciones de ambos.
Pero una vez dentro de la comisaría, Isabel estaba inquieta y constantemente intentaba salir.
Ante las preguntas de la policía, ella sonrió. -Realmente no es nada serio, él y yo somos amigos, solo estábamos jugando en la calle.
-¿Jugar? -El policía no se lo creyó ni por un momento. -Con esa cara hinchada, ¿llamas a eso jugar?
Isabel se levantó con expresión seria: –De todas formas, fui yo quien recibió los golpes, y no quiero presentar cargos contra él. Necesito irme, mi vuelo está a punto de salir, tengo que irme.
-¡No! ¿Te crees que esto es un mercado, que puedes ir y venir a tu antojo?
El policía frunció el ceño y le dijo: —Antes de irte, necesitamos tomar tu ADN y tus huellas dactilares. En esta era de big data, es un procedimiento obligatorio para todos los que ingresan aquí.
-¡No! ¡No haré nada de eso! ¡Tengo que irme ahora! Si hay algún problema, hablen con mi abogado.
Isabel trató de salir apresuradamente, pero los policías en la puerta la detuvieron de inmediato.
Al percatarse de que ocultaba algo, la esposaron sin decir una palabra.
Isabel gritó: -¡Diego! ¿No es este tu ámbito? ¿Cómo es posible que no intervengas y permitas que me traten así?
-¡Mi vuelo está a punto de salir, tengo que irme! ¿Me escuchaste?
Diego permanecía en silencio, sentado como si estuviera sordo.
El policía frente a él le preguntó: -Señor Diego, ¿qué relación tiene esa mujer contigo?
Diego respondió: -Ninguna relación.